ATL TLACHINOLLI
-Agua quemada-
Agua
y fuego. Bien y mal. Blanco y negro. Todos los seres humanos tenemos dentro de
nosotros la dualidad: el Atl tlachinolli, la voluta de humo –reverberación- que
surge del agua al contacto con el sol quemante. Así se plasmó en la historia de
México-Tenochtitlan. El águila (la fuerza dual, cielo-tierra), devora el atl
tlachinolli, es decir, se llega al equilibrio, al autocontrol, y al conocimiento
supremo: el conocimiento de uno mismo.
La historia la escriben los
vencedores después de una guerra. Se imponen criterios y costumbres. Se
establecen dogmas, ritos y cultos. Se crean las “verdades” históricas y
culturales, se tergiversa el conocimiento y se desprecia al vencido. Por
fortuna, contamos con evidencias en piedra, aunque algunos ignorantes digan que
“is not written in stone”.
La actividad poética en náhuatl era
conocida como in xóchitl, in cuícatl
(“flor y canto”). De esta forma, la poesía náhuatl se presentaba como un diálogo
con lo divino y con el pueblo.
Esta dualidad también forma parte de
nuestra propia herencia, parte de nuestra sangre. La invasión española devino a
su vez en una conquista mutua. Nos hermanamos, logramos el balance entre agua y
fuego; de dos razas nos volvimos una sola, la mexicana.
Se dice que fue precisamente un
filósofo español, Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, quien dijo: “Aquellos
que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”. Por eso los
ignorantes se burlan de lo que no entienden, porque no lo conocen. En algunos
casos es aún peor, no les interesa conocerlo. Pedirle
a un rey, quien es igual a cualquier otro individuo, que tenga el gran valor
humano de pedir perdón en nombre de un pueblo que hace casi 500 años encontró
en el Cem Anahuac a una nación de la que no supo o no quiso entender que
colaborando juntos hubieran alcanzado un mayor nivel de conocimiento cultural,
matemático, filosófico, artesanal, económico, científico, artístico, ético e
incluso religioso, no es una petición estúpida y fuera de lugar. Es de alto
valor ético buscar la reconciliación que como hermanos de sangre nos debemos
desde mucho tiempo atrás.
Los invasores españoles emprendieron
una guerra donde se destruyeron siglos de avances de los pueblos originarios de
América que, hasta el día de hoy, no se han podido recuperar. Ya ni hablar del
genocidio y la barbarie, porque no se puede juzgar algo así a la luz de nuestro
siglo XXI. Nos sería
imposible entender una mentalidad medieval, cuyo dios oro era la manera más
rápida de dejar de pertenecer a su señor feudal.
Afortunadamente
prevalecen los hombres y mujeres de pensamiento sereno y ecuánime, de ambos
lados del Atlántico, quienes con profundo sentido humano reconocen que dos pueblos
hermanados a lo largo de cinco siglos debemos llegar a la reconciliación. No se
trata de exigir que pidan perdón solo por joder, se trata de llegar juntos a dominar
el agua y el fuego, el Atl tlachinolli, el conocimiento y reconocimiento de
nosotros mismos. Vale.
Julio Edgar Méndez
SOMOS
MORTALES
Nezahualcóyotl
Percibo
lo secreto, lo oculto:
¡Oh
vosotros señores!
Así
somos, somos mortales,
de
cuatro en cuatro nosotros los hombres,
todos
habremos de irnos,
todos
habremos de morir en la Tierra.
Nadie
en jade,
nadie
en oro se convertirá:
En
la tierra quedará guardado
todos
nos iremos
allá,
de igual modo.
Nadie
quedará,
conjuntamente
habrá que perecer,
nosotros
iremos así a su casa.
Como
una pintura
nos
iremos borrando.
Como
una flor
nos
iremos secando
aquí
sobre la tierra.
Como
vestidura de plumaje de ave zacuán,
de
la preciosa ave de cuello de hule,
nos
iremos acabando
nos
vamos a su casa.
Se
acercó aquí
hace
giros la tristeza
de
los que en su interior viven.
Meditadlo,
señores,
águilas
y tigres,
aunque
fuerais de jade,
aunque
allá iréis,
al
lugar de los descarnados.
Tendremos
que desaparecer.
Nadie
habrá de quedar.
SED
DE INMORTALIDAD
Nezahualcóyotl
Me
siento fuera de sentido,
lloro,
me aflijo y pienso,
digo
y recuerdo:
¡Oh,
si nunca yo muriera,
si
nunca desapareciera!
¡Vaya
yo donde no hay muerte,
donde
se alcanza victoria!
Oh,
si nunca yo muriera,
si
nunca desapareciera.
++++++++++++++++++++++
MI
HERMANO, EL HOMBRE
Nezahualcóyotl
Amo
el canto del zenzontle,
pájaro
de cuatrocientas voces,
amo
el color del jade
y el
enervante perfume de las flores,
pero
más amo a mi hermano: el hombre.
++++++++++++++++
YO
SÓLO ME CONOZCO A MÍ MISMO
Cacamatzin
Amigos
nuestros,
escuchadlo:
que
nadie viva con presunción se realiza.
El
furor, las disputas
sean
olvidadas,
desaparezcan
en
buena hora sobre la tierra.
También
a mí solo,
hace
poco me decían,
los
que están en juego de pelota,
decían,
murmuraban:
¿Es
posible obrar humanamente?
¿Es
posible actuar con discreción?
Yo
sólo me conozco a mí mismo.
Todos
decían eso,
pero
nadie dice la verdad en la tierra.
Se extiende
la niebla,
resuenan
las caracoles
por
encima de mí y de la tierra entera.
Llueven
las flores, se entrelazan, hacen giros,
vienen
a dar alegría sobre la tierra.
Es
en verdad, tal vez como en su casa,
obra
de nuestro padre,
tal
vez como plumajes de quetzal en tiempo de verdor,
con
flores se matiza,
aquí
sobre la tierra está el Dador de vida.
En
el lugar donde suenan los tambores preciosos,
donde
se hacen oír las bellas flautas,
del
dios precioso, del dueño del cielo
collares
de plumas rojas
sobre
la tierra se estremecen.
Envuelve
la niebla los cantos del escudo,
sobre
la tierra cae lluvia de dardos,
con
ellos se obscurece el color de todas las flores,
hay
truenos en el cielo.
Con
escudos de oro
allá
se hace la danza.
Yo
sólo digo,
yo,
Cacamatzin,
ahora
sólo me acuerdo
del
señor Nezahualpilli.
¿Acaso
allá se ven,
acaso
allá dialogan
él y
Nezahualcóyotl
en
el lugar de los atabales?
Yo
de ellos me acuerdo.
¿Quién
en verdad no tendrá que ir allá?
¿Si
es jade, si es oro,
acaso
no tendrá que ir allá?
¿Soy
yo acaso escudo de turquesas,
una
vez más cual mosaico volverá a ser incrustado?
¿Volveré
a salir sobre la tierra?
¿Con
mantas finas seré amortajado?
Todavía
sobre la tierra, cerca del lugar de los atabales,
de
ellos yo me acuerdo.
EL
CONEJO EN LA LUNA
Anónimo
nahuatl
Los
pájaros de la noche
se
quedaron en su casa;
mucho
llovía a la mitad de la noche.
Cuando
las nubes negras se fueron,
los
pájaros estuvieron revoloteando,
tal
vez veían al conejo en la Luna.
Yo
pude contemplar
los
pájaros de la noche
y
también al conejo en la Luna.
+++++++++++++++++++
PAJARILLO
PAJARILLO
Anónimo
nahuatl
¿Por
qué cantas?
Yo
canto porque estoy alegre,
yo
canto porque siempre amanece
y
tú, ¿Por qué no cantas?
Pajarillo,
¿Por qué cantas?
Yo
canto porque tengo vida,
yo
canto porque no estoy herido
y
tú, ¿Por qué no cantas?
Pajarillo,
¿Por qué cantas?
Yo
canto porque veo cosas hermosas,
yo
canto porque hay sol,
y
tú, ¿por qué no cantas?
++++++++++++++++++++++
EN
VANO HEMOS LLEGADO
Ayocuan
Cuetzpaltzin
Esfuércese,
quiera mi corazón
las
flores del escudo,
las
flores del Dador de la vida.
¿Qué
podrá hacer mi corazón?
En
vano hemos llegado,
hemos
brotado en la Tierra.
¿Solo
así he de irme,
como
las flores que perecieron?
¿Nada
quedará de mi nombre?
¿Nada
de mi fama aquí en la Tierra?
¡Al
menos flores, al menos cantos!
¿Qué
podrá hacer mi corazón?
En
vano hemos llegado,
hemos
brotado en la Tierra.
MUCHO
QUÉ CONTAR
Herminio
Martínez
Por
los hombros de marzo en los que el sol se sienta.
Por
la roja distancia del pañuelo
que
un día me dijo adiós, lleno de sangre.
Por
la boca brevísima del aire
azul
para unos labios besados por el frío.
Hoy
tengo qué decir de tardes crueles,
tal
vez hechas de estrellas sanguinarias
y
amigos que traicionan
por
devoción a algún placer inmundo,
donde
curva un rumor briago la fiesta
mientras
acá los perros ven las ánimas.
Sólo
hay dos realidades: Dios y el hombre,
lo
demás son espejos
que
lamen nuestros pies con lengua rubias.
Las
almas en verano son los ópalos
que
nos cambia la lluvia por comida.
Los
dueños de la muerte son los hijos,
que
salen a ondular olas de espanto.
Al
borde de la tierra se unge el ala,
que
un día se irá de aquí, del diente al paso,
sin
humo con sabor a ayuno o culpa,
sin
ganas de almorzar viendo el otoño
llorar
follaje muerto en mar de espigas.
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