domingo, 27 de noviembre de 2016

CADÁVER EXQUISITO


CADÁVER EXQUISITO

"Lo emocionante para nosotros en este tipo de producciones era la certeza de que para bien o para mal, representaban algo que no era posible por el trabajo de una sola mente". André Breton


“El cadáver exquisito es un método de creación colectiva de textos que consiste en plasmar algo a continuación de otra cosa sin preocuparse de la coherencia o el sentido que el resultado final pudiera tener”. De esta manera se producen textos sorprendentes, sin menoscabo de la calidad, aunque no precisamente grandes obras. En cualquier taller de escritura creativa este juego se ha reproducido muchas veces, durante muchos años. Es divertido y exige concentración de los participantes.
El juego fue popularizado -a partir de un antiguo pasatiempo de salón- por los miembros de la corriente surrealista (Breton, Paul Éluard o Tristán Tzara) a principios del siglo XX y recibe su nombre de la que se considera que fue la primera oración creada a partir de este método: "El cadáver exquisito beberá el vino joven".
En el taller literario Diezmo de palabras, pensamos que este juego puede servir a cualquier grupo con interés en desarrollar el trabajo en equipo. Simplemente se empieza con una frase y se pasa el texto al siguiente compañero. Y así hasta que todos participen.
Este es el resultado de lo que nosotros hicimos a iniciativa de nuestro compañero Kalid Jaraleño.
Estimado lector, nosotros somos un taller literario. ¿Y para qué sirve un taller como éste? Soco Uribe y Arturo Grimaldo nos ofrecen excelentes respuestas.
Vale.



¿PARA QUÉ SIRVE UN TALLER DE REDACCIÓN?
Soco Uribe

—¿Por qué tenemos siempre que meternos al taller para reparar todo? -preguntaba a mi papá cuando era niña y él respondía:
—Para poder utilizar las herramientas adecuadas y mejorar el funcionamiento de algo que no está del todo bien hecho o que se ha dañado. 
—Pero, ¿por qué no lo podemos arreglar aquí sobre la mesa, viendo la tele? -volví a cuestionarlo. 
—Porque hay muchos distractores que nos impiden concentrarnos en lo que hacemos y nublan el ingenio que podríamos obtener al estar enfocados sólo en un asunto.
—Papá -le preguntaba- ¿hay alguna forma de hacerlo menos aburrido? hay cosas que no entiendo para qué se hacen y por qué tenemos que ocupar tanto tiempo en reparar algo que tal vez ni valga la pena. 
—¡Claro que la hay! –respondía- ya lo experimentarás conforme vayamos viendo la magia que se desencadena al ver el trabajo terminado.
Él, con tranquilidad, respondía a cada una de mis preguntas, al mismo tiempo que me conducía, sin que yo me diera cuenta,  a su taller en el que tenía herramientas que había adquirido y varios objetos con las que improvisaba algunas otras.
Juntos en el taller, me mostraba el porqué de la avería, para qué repararla y por qué valía la pena hacerlo.  Además, al final, le daba un plus a la mayor parte de los objetos reparados. Era un hombre creativo y paciente aunque, algunas veces, ingenuo. Sin embargo, lo consideraba el mejor de mis maestros.
Recientemente, me integré a un taller de redacción donde la similitud que encuentro con aquel al que asistí en mi infancia es enorme.
Cada integrante cuenta con diferente tipo de educación, cultura, empleos y vivencias enriquecedoras de gran valor para, en conjunto, crear una atmósfera adecuada e incrementar nuestra creatividad y la maestría para dar mejor uso a nuestros instrumentos de trabajo, con la sola finalidad de superar nuestras obras, día con día.
Surtimos nuestro taller con buena herramienta, pues cada mente, cada pensamiento y cada letra plasmada en el papel… Es el Diezmo de Palabras que aportamos cada miércoles a los lectores.



SERVIR O NO SERVIR, ESA ES LA CUESTIÓN
Arturo Grimaldo

Todo lo que perdura, tiene un toque divino. Todo lo que termina y es efímero, sólo el toque humano.
Ante la constante ola de comentarios en contra de los Talleres Literarios, surgió la inquietud de poder externar una opinión al respecto, desde lo más íntimo de mis emociones, pero también apoyado en la razón.
Aunque sean válidas todas las opiniones al respecto, desde mi propia óptica rechazo totalmente a quienes califican de inútiles estos grupos de formación, puesto que hace falta saber más sobre el tema y tener una experiencia, aunque sea mínima  sobre la Misión para la que fueron creados, su historia y el quehacer de sus integrantes. En el taller Diezmo de Palabras, encontré una fuente de motivación y de inspiración para hacer de mi pensamiento algo creativo, y darle mayor utilidad y aprovechamiento al tiempo que antes creía me sobraba.
Para mí, un Taller Literario es como un hogar, porque en él se recibe a todos sus integrantes sin distinción alguna.
Es parecido a un Hospital, porque en su interior se puede curar la impotencia innata de no poder expresar lo que sentimos a través de la palabra.
Es también similar a una Tribuna parlamentaria, porque en las curules de las letras se van formando las nuevas iniciativas de querer trascender en el mundo de la poesía, de la oratoria y del consenso racional sobre lo que se quiere escribir.
Es sinónimo de una Escuela, porque allí vamos a aprender cada día algo nuevo.
Es como un Conservatorio de música, pues al llegar al recinto cada uno escoge el instrumento que quiere usar para expresar sus sentimientos; la letra, la palabra, la poesía, el cuento, la novela.
El Taller Literario también pudiera compararse con una empresa, porque aunque todos intentamos hacer mejor nuestro trabajo, existen jerarquías, experiencia y orden para que esto perdure aún más.
Sin embargo, tal vez lo más parecido a nuestro Taller Diezmo de Palabras, sea un templo; porque cuando comenzamos a escribir, las primeras letras las inspira Dios y las subsecuentes, la razón, el sentimiento y la creatividad del autor, como dijera el poeta y narrador, Herminio Martínez.
En este recinto, tal vez el diezmo sea la aportación de una décima parte de nuestra inspiración,  y compartirlo con  el auditorio,  que cada miércoles, de manera libre y soberana, se da cita para expresar los sueños y experiencias que se van forjando a golpes de cincel en manos del artista.
Por todo lo anterior y para finalizar, retomaré la frase inicial: Nada de lo que perdura en el tiempo y en el espacio, en el aquí y ahora, puede estar ajeno a la divinidad. Sí en cambio, aquello que sólo es parte de un proyecto egoísta de inspiración humana, que por lo general desaparece pronto, porque carece de apertura a lo trascendental, a lo eterno y a lo sublime. Desde hace más de veinte años existe un Taller Literario llamado  DIEZMO DE PALABRAS  en la ciudad de Celaya, Guanajuato, al que por azares del destino me incorporé  hace varios años. Durante este tiempo, puedo asegurar que recuperé una voz que estaba apagada y se reavivó en mí la llama de trascender en el campo de la literatura.
Doy testimonio fiel de que la vida me ha cambiado para bien, porque ahora mi voz suena con más fuerza, porque he descubierto que soy importante a los ojos de los demás. Porque me siento útil y busco a tiempo y a destiempo aprovechar las horas del día para hablar por medio de la letra y el papel.
Invito a todos aquellos que han adoptado una postura de rechazo hacia este tipo de organizaciones, para que analicen el ser y quehacer de un Taller Literario, en donde yo, como muchos otros y aún los grandes escritores de fama internacional, encontraron un medio de expresión y apertura al mundo universal de la palabra escrita y de la letra hablada.
Que prevalezca la cordura y la objetividad en la crítica constructiva y no sólo la desacreditación de una labor que no nació ayer. Que ha perdurado y soportado grandes embestidas de seudo-intelectuales, políticos, ciudadanos ociosos y ávidos de fama pasajera y de otros muchos detractores.
Estoy convencido de que cuanto perdura, a pesar del caos y de la irracionalidad humana, debe tener la distinción y el toque de la trascendencia de un Ser Supremo.



CADÁVER EXQUISITO
Iniciado por Kalid Jaraleño

Un miércoles, todos los miembros del taller literario se encontraban redactando sus textos, cuando un cadáver atravesó el techo. Su cuerpo estaba podrido, sus órganos eran visibles y se veía el palpitar de su corazón. Desprendía un olor a café tostado y de su descarnada boca brotaban letras que iban cayendo por la mesa de trabajo. Cada miembro fue tomando algunas para realizar un cuento. Un mar de palabras inundó el lugar, flotaban las letras y buscaban alineación. La magia estaba presente.  En cada frase, en cada rima, en cada verso, surgía la imaginación para recrear una historia que diera explicación a aquel sentimiento que flotaba en el ambiente.
Luego, el ambiente se volvió esplendoroso, lleno de risas, sueños y palabras de amor. Aunque eso sólo era producto de un sueño.
Los niños llegaron corriendo con mucho bullicio y unas bellas sonrisas, en sus manos cargaban blancas margaritas perfumadas con rocío. Rocío que usaban las mariposas para darse un baño antes de continuar su viaje hacia las montañas de Michoacán. Sin imaginar la gran sorpresa que se llevarían en esas mágicas montañas. Sin piedad siguió usándolas para jugar sin importarle que la gran mayoría muriera. Se montaron en sus bicicletas y decidieron bajar la montaña arriesgando su vida, porque de otra forma nunca llegarían a su destino. Sin mencionar que se morían de hambre y mamá los esperaba desde hace dos días. Ahora tendrían que acostumbrarse a estar en casa de por vida, pues seguro después de eso no volverían a ver la luz del sol. Y terminarían escribiendo historias sobre cadáveres flotando a través del techo de la casa de la cultura.


*Textos publicados en El Sol del Bajío, Celaya, Gto.

domingo, 20 de noviembre de 2016

8° CONCURSO DE POESÍA MARÍA LUISA MORENO 2016


8° CONCURSO DE POESÍA MARÍA LUISA MORENO 2016
-Textos ganadores-

PRESENTACIÓN
La consigna garcialorquiana reza “la poesía no quiere adeptos, sino amantes”, pero para tener la posibilidad de ser apasionado de lo poético es necesario comenzar por ser un aprendiz, desear serlo y poder formarse a crisol desde la sensibilidad hasta la rigurosidad poética.
            El Taller de Lectura, Creación Literaria y Experimentación teatral CoInspiración y la Galería de Arte, Forma y Color Café la Taberna hemos llegado a la octava edición del concurso de poesía María Luisa Moreno, en esta fiesta de las letras agradecemos a los concursantes, a los organizadores, a los poetas jurados y a los patrocinadores, de manera especial al maestro Jorge de Haro Duarte por dar vida y formación al colectivo CoInspiración y a Margarita Barajas por ser una inalcanzable promotora cultural desde el espacio de la Galería, sin dejar de lado a nuestra compañera en las letras María Luisa Moreno que nos enseñó la literatura como un estilo de vida.
            La emoción crece año con año, porque un concurso que inició en formato local se ha consolidado, esta ocasión se recibió de las tres categorías, la cantidad de 159 trabajos de poetas y poetizas de 20 estados de la república mexicana, indicador no solo de éxito sino también de satisfacción porque la calidad es exigente; nos congratulamos con todos los participantes y enhorabuena a los ganadores.
            Preparémonos para disfrutar las grafías acreedoras a un lugar en esta edición conmemorativa hecha de forma artesanal; y la invitación es a seguir en nuestra necedad los que creemos en la fuerza de las palabras, a continuar porque la poesía puede transformar el mundo.
            Un agradecimiento especial al Taller Literario Diezmo de Palabras y a El Sol del Bajío, por su apoyo para compartir estos textos ganadores.
Abisaí Guerra Brito



CATEGORÍA JUVENIL
Primer Lugar

A EVA, MI POESÍA
Luis Jorge Caballero

 “...tal es la poesía
que es inmortal y pobre”.
Jorge Luis Borges

Amada,
¿qué dogma, impugne y frío dogma,
ha corrompido tu figura al germinarte de mi costado?
En un vergel, melancólico y contemplativo,
tu vocablo me generó espontáneamente
                                                                       como un gusano.

Oscuras fábulas nos hicieron de lágrimas divinas;
otras, nos emanan de la flor y la barbarie
                                               barro putrefacto.

Me has sometido, Eva, ante tu vientre
donde cualquier ser vivo, humano o no,
nace salvaje, indomable y perfecto.

Te encuentro, mi poesía, en manos de pequeños dioses:
deidades infestadas de cólera, odio y desconsuelo;
otras, plagadas del pétreo amor, la dulzura y la inocencia.

Y tu piel entonces
-carcomida por parásitos, tomada por los ángeles-
yace infectada por los despojos del dialecto.
Sin embargo, querida, mi palabra negra
profunda
versará tu dermis como para sarnarte.



CATEGORÍA LIBRE
Primer lugar
Poesías Clásicas

SONETILLO ROMÁNTICO
José Javier Almanza

Efluvios de pasión, ciervos perdidos,
Celajes y destellos son tus ojos;
Pétalos de un clavel tus labios rojos,
Sonatina es tu voz a mis oídos.

Del mundo de lo bello desprendidos,
Dos cándidos palomos amorosos;
Muy blancos y turgentes, candorosos,
En tu mullido pecho forman nidos.

Mátame de una vez con tanto encanto,
Que la muerte sin ti mi vida evoca;
Mátame con tu amor, pues te amo tanto
Que la dicha de un beso de tu boca.


CATEGORÍA TRAYECTORIA
Primer lugar

NECROPSIA
(Fragmento)
Cesar Omar Francisco Avelino

Nota: Las palabras se disuelven
como huellas en la arena.
La gaveta es una tumba de versos
lápida del poeta…

Revelaciones
VI
Amanecí soñándome.
Con las pupilas dilatadas
y el rostro discutiendo con la luna
pálido
como el sol al caer en el océano.
Me soñé con la sangre en mis venas
lubricándome los órganos,
envenenado hasta mi última neurona.

 Se fueron contrayendo mis venas
afligidas, intentando darme un suspiro
luego el miocardio arrítmicamente
dio su última contracción   quedo pausado.

 Se fueron asfixiando mis células
terriblemente muertas, deshabitándome,
treinta minutos entre soplidos y recuerdos,
hasta que el último indicio de oxigeno feneció.
Mi olfato
huele los versos de luto
el desecho del tiempo
que ya no existe para los muertos,
los huesos blandidos en mi almohada.

Me vi usando ropas blancas,
una extensa quietud recorría mi casa.
Una sinfonía de pianos.
Inconfundiblemente   el canto de Dios.

VII
 Alguien ha besado mi frente
mi madre, mis hermanas
    ¿Quién me ama?

 No estoy para estrechar la mano,
para un abrazo en el patio de la casa.
No estoy.

Es el mes de junio
día veinticinco
fecha para leer mi lapida.

Mi cabeza viste con capellina
mis orificios obturados con algodón
formol en mis arterias
una sábana blanca de mi cabeza a los pies.

¿Amortajado? ¡Así estoy!
agujas en una mesa de acero
gasas, guantes, cubre bocas
y no sé qué más para un cadáver.

VIII
Inhabilitado el corazón
para latir en el oficio literato.

Sin la sonrisa a diario en mis mandíbulas
con la ausencia de adrenalina esta mañana.
Mi lengua deshidratada
cavilaba estas palabras:
Para que otras brechas   entre calles despobladas.
Para que burbujas de esperanzas   ante edificios en bancarrota.
Para que la poesía   ante el abandono de amorosos.
Para que el amor   ante la insurrección de emociones
Para que la sangre   en una vida limitada.

Muertos no son
los inquilinos del panteón
ni los que pacientemente esperan en la morgue.

No son muertos los estrangulados
fracturados
baleados
o a los que el pentobarbital ha seducido
mucho menos los que agonizan en hospitales.

Muertos son los que viven
domesticados con filosofía barata,
los que se pudren con riquezas banas
y son esclavos del egoísmo.

IX
Sé que ya no estoy aquí en este día que nací
en las horas que anduve enamorado
robándole al mendigo la locura de vagar
apaciguando mi hembra con fantasías
rascando en el cielo esas leyendas tórridas
que enloquecen al amar.

Sé que ya no estoy donde mis pasos transitaron
y donde los pájaros dejaban caer la inspiración,

estoy muerto y junto a mi esqueleto
los versos que nacieron al faltarme.


CATEGORÍA TRAYECTORIA
Segundo lugar

OSCURA LUZ DE MAYO
(Fragmento)
Iban de León Salgado

I
¿Quién puede recordar
la espiga del verano          
que mojó los almendros y las rocas,
las plumas del jilguero y el arroyo,
las tejas, la ventana y la madera
de una joven cabaña
encendida en el monte?

Su nombre es un recuerdo sin voz,
ella lo sabe,
mientras va por la noche de sus pasos,
ya sin ver cómo en el polvo hay un sustrato de su sombra.

Su nombre ya no importa,
ella lo sabe:
es un cuenco su espalda donde se limpia el agua de los charcos.

Y advierte en la memoria un golpe que no duele pero inquieta,
algo como una piedra que acompaña el zapato que sí duele,
algo como una foto donde el sepia está olvidando su epidermis,
algún verano,
un gris indiferente de tan bello
que sí, le duele ahora mientras cae
desde la infancia estéril de un caballo.
La memoria, será tal vez
ese recuerdo que no intenta pero llega.

II

[¿Sueñas, mamá,
las mañanas de sol como un retoño
frente a nuestra ventana?
Un cuarto en las orillas del invierno
y una mujer de sombra que entendía
(sin mirar hacia dentro de sus noches)
el abandono
del esposo en la ruina de sí mismo.
Ibas desde la estufa hasta la mesa
y dejabas el pan junto al café
y era un trino tu voz y el desayuno
tejía esa claridad, la transparencia
del amor que se gesta en el bautismo
de las horas del alba.
Luego la luz de tus pupilas
fue perdiéndose lejos,
pasó del negro al gris, una cortina
de borrascosas nubes:
decías “ya no distingo y es extraño
cómo el mundo se oculta de mis dedos
hasta volverse un eco, una mentira”.
Dejamos de ser niños y salimos
a ganarnos el pan, también nosotros,
por un rumor de calles y banquetas.
Y trajimos a casa, a ese cuarto
(paredes confundidas con la herrumbre),
una moneda cáustica
para calmar la sed
que se asentó en la tierra de tus ojos.
Pero hablaba del tiempo en que reíamos
y volvías los pasos a ese pueblo
donde fuiste feliz con tus hermanos.
Y la anécdota siempre de la lluvia
desgranando tu voz
entre lentos maizales,
el caballo que un día te tumbó
sobre el lodo de mayo.
Algo murió esa noche con la fiebre
y su llanto marchito.
Tu niñez se alejó con el disparo,
la escopeta sonando en la distancia, el colorado
que cerraba los ojos sin quejarse,
sacrificio del sueño, ágil galope
que ya nunca escuchaste.
Ahora caigo de nuevo en la penumbra
y yo quería decir
que la infancia sembró,
en medio de la luz de la mañana,
la alegría más limpia de la lluvia.]


CATEGORÍA TRAYECTORIA
Tercer lugar

EL SUEÑO DE DÉDALO
(Fragmento)
Diana Galindo Barajas

Soy un remolino de polvo dorado
mi piel huele a la calle seca
en el camino dejé la furia de mi mirada

me ahoga la humareda de los autos.
Estoy sola
con la sangre hecha espuma.

¿Dónde están las fuentes cristalinas?
aquí sólo aguas putrefactas
gente hambrienta, con sed
entre ratas y basura
hay pies cansados que persiguen
tinta y papel.
Las fuentes están encerradas
en los palacios que sueñan los pobres.

No quiero que mis huesos
se sequen como las hojas
de los árboles en otoño
no quiero ser agraz polvo
en este amarilla tarde
quiero abrazar a mi ángel
besarle los párpados
no quiero que el fuego me coma
tiemblo ante lo incierto del infinito.

La sal, alimento de ángeles.

Nos separan potentes mares
allá no te llegará ni el eco de mis lágrimas
te cubrirá la nieve mientras tu sangre vaporosa
se agita en la batalla.
Ven a morir conmigo, sediento tigre
vamos hacia el mar negro
a llenar nuestras copas de sal y agua.

Soledad es el pan seco sobre la mesa
botellas de vino vacías
guitarras con las cuerdas rotas
en una habitación donde los cuerpos
soñaron.

Sol, mientras te apagas
llueve luz violeta
las mariposas se preparan
para devorar sangre y carne
y dejar sólo fragmentos de luz.


*Textos publicados en El Sol del Bajío, Celaya, Gto.

domingo, 13 de noviembre de 2016

ATRAPADOS POR EL MIEDO


ATRAPADOS POR EL MIEDO
-Cuento de Arturo Grimaldo Méndez-

Cuando aquel grupo de alumnos recibió la autorización para realizar una investigación de fenómenos paranormales, en el interior de aquella antigua edificación, gritaron de júbilo, sin pensar en las consecuencias que aquella aventura les depararía.
Miguel, Gregorio, Antonio, Ignacio y Andrés,  estudiaban en la Preparatoria Oficial de la ciudad de Celaya, Guanajuato. Como parte del programa de la materia de Psicología, deberían realizar un trabajo de investigación. El Proyecto se titulaba: “Percepción de Sicofonías y Presencias Paranormales”.
Eligieron para dicho trabajo, el antiguo convento de la orden de San Agustín, edificio que funcionó como cárcel municipal por más de  cincuenta años; luego como Centro Cultural de las Bellas Artes y en la actualidad como Casa de la Cultura.
Convertido en una fortaleza, sus imponentes muros fueron testigo lo mismo de cantos laudatorios, que de gritos de injusticia; de pasiones ocultas y desenfrenos, que de odios y traiciones. Por ello, no es difícil pensar que en múltiples ocasiones todo esto terminara en pleitos, motines y crímenes sangrientos al interior de aquel lugar adaptado como reclusorio municipal. Sin embargo, aun cuando las condiciones de aquella lúgubre construcción habían cambiado y ahora era un concurrido lugar para el conocimiento del arte, la vida de los estudiantes que osaron profanar nuestro refugio para realizar en su interior dicha investigación, cambió a partir de la experiencia de terror que allí les teníamos preparado.
La noche del viernes trece de noviembre de 1983 ya los esperaba el empleado más antiguo de la Institución. Don Florentino tenía más de cuarenta años de trabajar en aquel lugar y conocía cada rincón como la palma de su mano. Parecía que estaba acostumbrado a todos los misterios que en el interior de aquel portentoso edificio se escondían.
─Buenas noches, muchachos. ¿Ustedes son los que van a quedarse esta noche aquí? -les preguntó el empleado.
─Sí, -contestó uno de los chicos.
─Espero que hayan traído los permisos. El de su escuela y el del director de este lugar -volvió a decirles.
Otro de los estudiantes le extendió ambos documentos y don Flor –como le decían de cariño sus amigos- se encaminó a abrir la puerta principal de acceso. Apenas unos minutos antes la había cerrado, pensando que tal vez ya se habían arrepentido de hacer su “experimento”, puesto que no llegaron a la hora acordad.
─¿Don Florentino, desde cuándo trabaja usted aquí? -Le preguntó el más joven de todos.
─Desde siempre… ya ni me acuerdo cuántos años tengo en este lugar. Creo que  hace más de cuarenta y cinco.
─¿Y nunca lo han espantado? -preguntó un tercer curioso.
─No me hagan decir cosas que no quiero, luego les vaya a ocasionar algún disgusto con  mis palabras y no puedan hacer su trabajo  -les dijo, mientras abría la puerta.
Se voltearon a ver unos a otros, con cierto nerviosismo. Les invitó a pasar y cerró el enorme portón de madera.
─Espero que sepan las condiciones en que se autorizó hacer esta actividad… si no, les recuerdo que no puedo dejarles llaves para salir;  mañana vendré a abrirles. De igual manera, no les podré indicar dónde están los controles de la energía eléctrica, por seguridad de ustedes y de la Casa.
─No se preocupe, traemos una lámpara  -dijo otro de los estudiantes.
─¿Sí conocen las instalaciones, verdad? –volvió a preguntar el encargado del lugar.
─Sí,  lo conocimos antes de que nos autorizaran realizar nuestra investigación  -respondió quien dijo ser el responsable del grupo.
─Me da un poco de pena no poder ayudarlos en otra cosa que no sea la encomendada,  pero… bueno, aunque se enoje el Director, les quiero pedir algo: Todo lo que vean y escuchen, jamás lo cuenten a nadie. También les dejaré una escalera por si no soportan estar toda la noche dentro de la casa. Con ella, pueden salir por alguna de las ventanas que da a la calle.

Aquel último comentario puso más nerviosos a los estudiantes, quienes ya no dijeron palabra alguna hasta quedarse totalmente solos, a oscuras y encerrados en aquella vieja edificación. En el interior de cada uno resonaban las palabras que aquel buen hombre había pronunciado: por si no soportan estar dentro de la Casa. ¿Acaso habían pensado sobre los misterios que había en su interior? ¿Se imaginaban por qué don Florentino no quiso contarles nada de sus experiencias en el interior del lugar? Y lo de la “ayuda” al dejarles la escalera… les decía algo?
Muchas de esas preguntas se quedaron en el aire y sin respuesta para los estudiantes. La soledad y el silencio espeluznante que reinaba en nuestro recinto, les hizo comenzar a desempacar sus pertenencias, sacar los instrumentos de trabajo y comenzar la investigación desde el salón que les asignaron para  su tarea. Miguel era el responsable principal de aquella expedición. Luego, les recordó a cada uno  las actividades que harían.
Minutos después,  Antonio tomó la palabra y dijo:
─Yo traje un “jueguito” para hacer menos aburrida la velada. ¡Es la Ouija!
¡Queeé!  -se oyó una expresión al unísono de los demás.
─No inventes, Toño, en eso no habíamos quedado  -le  dijo Ignacio, con el miedo reflejado en su rostro.
─Pensé que trabajaría con hombres y no con “mariquitas”, -les contestó envalentonado el bromista.
Veo que tendré que guardar lo que tanto miedo les da a mis niños de kínder  -dijo,  al tiempo que soltaba una sonora carcajada que retumbó en aquel bello edificio de estilo Plateresco.
Convencidos por tanta indirecta, y sobrepuestos de aquella impresión, jugaron por algunos minutos, hasta que comenzó el turno del primero de ellos para iniciar el trabajo encomendado.
─Tú, Gregorio, iniciarás el recorrido la primera hora y a tu regreso, comenzarás el llenado de los formatos de investigación. Anotarás tus observaciones y por mañana las compartirás con todos.
“Goyo”  -de cariño para sus amigos-  debería recorrer uno de los pasillos más largos de la planta alta de aquel lugar y en el salón más alejado, donde se impartía la clase de música.  Debería estar viendo y escuchando lo que más pudiera.
Pasado el tiempo, regresó, pero su rostro reflejaba una palidez que se confundía con el escaso reflejo de la luna. Tomó lápiz, papel y anotó algunos datos.
Enseguida, aún con la Ouija a su lado, Antonio se levantó, tomó la grabadora y se dirigió a la planta baja del exconvento, en donde estaba una galería de arte. No esperó indicaciones de Miguel, pues sabía perfectamente la tarea que le correspondía.  Allí había una exposición fotográfica de Máscaras y Alebrijes, con motivo del pasado día de muertos. Él grabaría durante sesenta minutos todo lo que pudiera. A su regreso al mismo punto de reunión, los demás vieron que se cubría el rostro con sus manos y movía continuamente la cabeza, como si negara algo; Hizo algunos apuntes, pero nada pudo expresar.
Ahora sería Ignacio quien debería hacer el tercer recorrido. Luego de llegar al lugar que le correspondía,  se vio rodeado de monstruos, diablos, brujas y dragones que estaban en el taller de cartonería. El tiempo de estancia en los lugares asignados, era el mismo para cada uno. Pasada la hora, regresó, pero no pudo pronunciar palabra alguna. Sólo se concretó a escribir un poco; después se recostó en su cobija y temblando de miedo, se quedó dormido.
Para Andrés, el menor de todos, la misión asignada era, tal vez, la más riesgosa, pues debería internarse en un largo túnel, sucio y sombrío que estaba muy alejado de las demás áreas. Lleno de carteles, cuadros, pintura, lámparas fundidas, pinceles, esculturas inconclusas, caballetes rotos, herramientas y basura,  hacían de aquel lugar el más tenebroso.
Pasado el tiempo señalado, aquel  joven no regresó y de inmediato se dibujó una mueca de preocupación en los rostros de sus compañeros.
─¿Qué hacemos? -preguntó Miguel a los demás.
─Propongo que vayamos todos a buscarlo  -dijo Gregorio.
─Yo opino que le preguntemos a la Ouija -propuso Antonio, que era el dueño del juego. Luego de consultar aquel artilugio, y de acuerdo a la respuesta dada por  el mismo, de que no estaba muerto, bajaron todos a buscarlo.
Varios minutos después, lo encontraron a medio túnel, desmayado, pero la luz de la lámpara que accidentalmente quedó iluminando su rostro, hacía de aquella escena algo espectacular.
Repuestos del susto, lo intentaron reanimar, pero fue inútil. Lo subieron entre todos como un pesado fardo. Ya colocado en su lugar, continuó durante varios minutos inconsciente. Le dieron un poco de beber, le frotaron el cuello y la nunca con alcohol y comenzó a reaccionar. Escribió algo por un breve tiempo. Después, se durmió hasta la mañana siguiente.
Miguel fue el último en  conciliar el sueño, pues como responsable del Proyecto, debería hacer una síntesis de todo lo aportado por sus compañeros. Sin embargo, como ninguno de ellos había podido contarle nada, decidió observar las anotaciones que cada uno hizo en sus cuadernos de apuntes y asombrado, transcribió para el trabajo final.
“A los  diez minutos de estar en el salón de música, comencé a escuchar unas notas suaves en un piano, como de una ceremonia luctuosa o un funeral. Las teclas del instrumento se movían al compás de la música que se tocaba, pero nadie estaba sentado en el banquillo ejecutando aquella melodía.


No pude controlar el miedo y menos aun cuando vi que una silueta como de una mujer, apareció al lado del piano y me invitaba a acercarme hacia ella. Di la media vuelta y salí corriendo, pero sentí cómo sus manos intentaban detenerme”. (Gregorio)
Tal vez por la oscuridad  del salón donde estaban trabajando, Miguel no se dio cuenta  que la camisa de su compañero estaba hecha girones por la espalda, como si unas enormes garras lo hubieran jalado.
“No puedo creer lo que vieron mis ojos. Cuando coloqué la grabadora en el centro del salón de danza, me senté por unos instantes en la entrada del lugar y en el aparato se comenzaron a escuchar unas melodías bellísimas que invitaban a bailar. El cassette donde grabaría no había sido usado antes. Luego, desde el interior de las paredes, aparecieron parejas de jóvenes que danzaban al compás de aquella música. Sus esqueléticos cuerpos tenían una agilidad impresionante para ejecutar toda clase de giros, saltos y pasos en la duela. Por un instante me rodearon e impedían la salida del salón. Me cubrí el rostro con mis manos y unos instantes después, habían  desaparecido. Corrí y olvidé la grabadora en el centro de la pista de baile”. (Antonio)
Miguel tampoco se percató que sobre la ropa de Toño, quedaron marcadas decenas de manos, y un olor nauseabundo, como de un cuerpo putrefacto.
“Quisiera que esto fuera un sueño, pero tengo que escribir lo que vieron mis ojos, aunque  me niegue a creerlo. Ha sido la danza macabra más horrible que pude haber imaginado. Cada una de la figuras de cartón comenzó a descender de las paredes de donde colgaban y las que estaban en el piso, comenzaron a colocarse en el centro del taller. Las de mayor tamaño destrozaron a las más pequeñas con sus propias garras y colmillos. Luego, con ansia desmedida, comenzaron a comer las partes cercenadas. La sangre que brotaba del interior de cada figura derrotada era interminable, como la misma sed de los vencedores por consumirla. En medio de la batalla, alcancé a salir corriendo de allí”.(Ignacio)
La  playera blanca salpicada de sangre que llevaba puesta Ignacio, daría mayor veracidad a su narración.
“Al ir acercándome hasta el final del túnel, vi a un perro negro de gran tamaño que se me quedaba viendo fijamente a los ojos. De los suyos, salía una llama de fuego que hería mis pupilas. Seguí caminando lentamente hacia él para ver si lograba asustarlo. Sin embargo, mi sorpresa mayor fue cuando a dos metros de distancia comenzó a recular hacia la pared del fondo del túnel y se incrustó en ella. Desapareció en ese momento. Después, intenté escribir lo que había visto; sentí que todo me daba vueltas y ya no supe más de mí”. (Andrés)
Miguel terminó de leer las anotaciones de cada uno de sus compañeros, pero ya no descubrió el color rojo que aún tenían  las pupilas de Andrés y antes de que aparecieran los primeros rayos del alba, lo venció el sueño. Con la claridad del nuevo día y con una calma aparente en los rostros de cada uno, iniciaron el cierre del trabajo.
─Mientras voy por la grabadora que olvidó Antonio en el salón, escriban sus observaciones finales  -comentó  Miguel.
De regreso, con el aparato olvidado, recorrieron la cinta. Escucharon lo grabado y perfectamente todos comprendieron los sonidos captados. Primero, las fuertes pisadas de un hombre, como de alguien que usa botas y espuelas. Luego, el sonido de cadenas arrastrando a cada paso que daba. Unos minutos después, la proximidad hasta el lugar donde se encontraba la grabadora. Finalmente, con toda claridad, el sonido de las mismas pisadas que daban vuelta de aquel lugar y se alejaban lentamente.
No hubo comentarios. Ahora, además de las evidencias que nadie se atrevió a comentar,  les quedaba más claro que nuestra presencia en estos lugares merece respeto, porque cohabitamos en una misma dimensión; Por siglos, nosotros les hemos respetado. Sólo pedimos que no traspasen estos límites.
Tal como les había dicho don Florentino, a las nueve de la mañana llegó  puntual para abrirles la puerta y dejar el encierro. No le dijeron ninguna palabra. Salieron como si cada uno  hubiera regresado del túnel del tiempo y llevaran en sus mochilas miles de historias acumuladas.
Entregaron el Proyecto y cada quien tomó un rumbo diferente en la vida.

 Miguel se dedicó a escribir historias de terror para una revista llamada Historias de Horror y Cosas Peores. Jamás las ha publicado, sólo se recrea en ellas y ríe sin control cuando arroja al viento las hojas rotas en donde las redacta.
Gregorio es visitado con frecuencia por sus familiares en un Hospital Siquiátrico del Estado de Jalisco.
Ignacio, perdió el habla y se comunica sólo con sus manos y con expresiones faciales que son un reflejo del terror que le marcó su rostro para siempre.
Antonio sigue deambulando por las calles de distintos pueblos del Bajío, sin conocer a nadie, sin responder a las preguntas que le hacen las personas. Jamás suelta la Ouija que lleva consigo.
Andrés está en recuperación en el Centro de Neurología y Enfermedades Sicosomáticas  del Estado de Querétaro. Siempre se rehúsa hablar al respecto.

Yo… por fin pude deshacerme de esas pesadas cadenas que tanto ruido hacen al andar.



*José Arturo Grimaldo Méndez nació en la Comunidad de la Esperanza, municipio de Dolores Hidalgo Guanajuato. Ingresó al Seminario Diocesano de Celaya donde cursó  el Bachillerato en el Colegio Manuel Concha. Estudió  la  carrera de Licenciado en Administración de Empresas en la Escuela Superior de Contaduría y Administración de Celaya y posteriormente  cursó  una Maestría en Desarrollo Docente en la misma  Universidad. Ha participado en  diversos cursos y seminarios dentro del área de formación humana. Es docente de tiempo completo. Es miembro del Taller Literario DIEZMO DE PALABRAS. Ha publicado los libros “Mis Dos Amores”, obra narrativa de investigación y el libro de poemas “Flores del Paraíso”.

A la memoria de Herminio Martínez

      Herminio Martínez, maestro, guía, luz, manantial, amigo entrañable y forjador de lectores y aspirantes a escritores. Bajo sus enseñanz...