domingo, 21 de abril de 2019

VIDA DESPUÉS DE LA VIDA



VIDA DESPUÉS DE LA VIDA

“La poesía es un esfuerzo contra el desamparo”, según el escritor Luis García Montero. Autores de muchas partes del mundo han buscado salir de ese estado a través precisamente de su poesía. ¿Quién más lejos del amparo que un muerto en vida? Es una condición humana buscar trascender, tal vez por eso los escritores esperan perpetuar su existencia por medio de su literatura.
            ¿Hay vida después de la vida? Las religiones más extendidas en el mundo dicen que sí. Los textos bíblicos y extrabíblicos que interpretan las palabras del enorme profeta a quien conocemos como Jesús, no dejan lugar a duda para quienes sostienen esa fe.
            Ahora dicen que la conciencia no muere, según algunos investigadores muy serios. La literatura tampoco. “Animada por la conspiración radical de los consuelos, la poesía es luz en la noche, sombra en el verano, refugio en la tormenta, valor en el miedo, quietud en la fugacidad y confianza en tiempos de incertidumbre”. García Montero ha definido a la poesía como la vida misma.
            Por esta razón, en tiempos en que se habla de resurrección, sean creyentes o no, la literatura es vida después de la vida.
Julio Edgar Méndez


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LA SAL DE ALGUNA FE
Herminio Martínez


Ahora cualquier cura apachurrado de odio
te va a querer juzgar.
Cualquier ratón
ha de querer morderte los testículos.
Ángeles que se sientan en su trono
anal de triduos y conceptos áridos
querrán crucificarte entre sus canas.
Pobres lenguas lamiéndole al vocablo
la sal de alguna fe que ya no existe.
Dibujos con los huesos de rodillas
y sotanas limítrofes del cuero
floreado por la sal que suda triste.
Y sin embargo a ti nadie te aparta,
nada mueve tu ser a ras del hombre,
de hablar, sin sucumbir, de las personas
que aran con llanto como quien escribe
en el libro del suelo sus congojas.
Echado al día como buey al pasto
el poeta conoce
los pasos de la íntima hojarasca
pero también el animal terrible...
Hombre solar al fin elude ese contacto
con la cara de Dios que hay en su imagen
y prefiere el aliento de la vida
cuyo alfabeto muge en cada bestia.
Sabe del niño con su noche al hombro,
el cual de tanto ser ya se hizo anciano
sin hablar otra lengua
que el torrencial idioma de las lágrimas.
Voluntario de todo
porque para decir se viste el rayo
cuando medita al pie del individuo.
Él es el que le encuentra el oro al trigo
y musgos memorables a las ingles
de los libros cadáveres.
Es el que se honra con los deshonrados.
El que baja a los bordes y respira
a plena luz el mundo que hace grande
todas las veces que habla con el prójimo.




LOS DADOS ETERNOS
César Vallejo

Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
tú no tienes Marías que se van!

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!

Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado...
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.

Dios mío, y esta noche sorda, oscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.

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SONETO-ORACIÓN
Miguel de Cervantes Saavedra

A ti me vuelvo, gran Señor, que alzaste,
a costa de tu sangre y de tu vida
la mísera de Adán primer caída
y adonde él nos perdió, Tú nos cobraste.

A Ti, Pastor bendito, que buscaste
de las cien ovejuelas la perdida,
y hallándola del lobo perseguida,
sobre tus hombros santos te la echaste.

A Ti me vuelvo en mi aflicción amarga
y a Ti toca, Señor, el darme ayuda,
que soy cordera de tu aprisco ausente

y temo que a carrera corta o larga
cuando a mi daño tu favor no acuda
me ha de alcanzar esta infernal serpiente.




CUÁNTAS VECES, SEÑOR
Félix Lope de Vega y Carpio

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas, atrevido,
al mismo precio en que me habéis comprado.

Besos de paz os di para ofenderos,
pero si fugitivos de su dueño
hierran cuando los hallan los esclavos,

hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme vos a vos en vuestro leño,
y tendréisme seguro con tres clavos.


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ORACIÓN DEL ATEO
Miguel de Unamuno

Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas.
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi alma endulzóme noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.


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LA SAETA
Antonio Machado

¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!




ME ENCANTA DIOS
Jaime Sabines

Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre.

Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.

A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.

Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.

A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.





*Textos publicados en El Sol del Bajío, Celaya, Gto.
**Imágenes en orden descendente:
Pietá, Miguel Ángel Buonarroti
Salvator Mundi, Leonardo da Vinci
Ascensión de Cristo, Salvador Dalí
Lamentación de Cristo, Andrea Mantegna
Cristo Velato, Giuseppe Sanmartino

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