UN ESPEJO DENTRO DEL POETA
-Obra poética de Gerardo Sánchez-
Leer
a Gerardo Sánchez es un deleite. Sus letras siempre nos sorprenden. Es la voz
genuina de la vida misma.
Vive dedicado a entregarnos sus metáforas,
a cuentagotas, pues así se disfrutan mejor las vivencias del bardo. No duerme
ni respira si no está Silvia cerca. Y la eternidad es una flor que Gerardo
anhela regalarle a su amada. ¿Acaso Silvia no sabrá cuánto daño le hace a este
obrero de la tinta, con su lejanía? ¿El vate resistirá el peso de los recuerdos
y los intempestivos encuentros con ella, que no duran más que un suspiro?
Adentrémonos, pues, en esta dolorosa
aventura, y disfrutemos de cada maravillosa línea que hoy nos viene a entregar
este poeta enamorado de su excelso quehacer.
Martín
Campa Martínez
ESPEJO
PARA DOS
Gerardo
Sánchez
UNO
En
aquel tiempo vivíamos sin conocernos y no sé si éramos felices cada quien por
su lado. En tu vida yo era lo que tú en la mía y que un día nos confesaríamos.
Hay secretos, Silvia, que al ser revelados nos denudan de tal modo que quedamos
indefensos. En aquel tiempo éramos uno
sin el otro, hoy somos dos y dividimos nuestra soledad en partes iguales.
DOS
Dejé
de fumar porque tus besos son a prueba de todo, menos al tabaco. También porque
dices que te morirías conmigo y te creo, aunque sé que no es cierto. La verdad
es que quiero vivir más para entregarte el mejor aire de mis pulmones. Si algún
día este amor termina, hoy, me quedo para siempre sin cigarros, pero con muchas
horas para succionarlas contigo.
TRES
A la
mañana siguiente de estar en tu cama me visto con lentitud, veo lo que nos
dimos entre las sábanas. Busco, por si acaso, algo que nos haya quedado pendiente.
Entonces tú, sigilosa, me abrazas por atrás y las sábanas vuelven a hacer
espuma, marea, amor.
CUATRO
No
quiero ser tan feliz, porque tengo miedo de que este abrazo se termine. La
muerte envidia nuestros días, con sus ojos vacíos es la semejanza del desamor.
Por eso no quiero que me toques así. La muerte no debe llenar su mirada con
nosotros, seamos un poco ajenos, Silvia, al abrazarnos de esta manera.
CINCO
Si
alguien me hubiera dicho que una parte de mi destino, de algún modo, ya había
estado en tus ojos desde hace siglos; me habría preparado mejor para vivirlo.
Tantos años en la apatía, en el descuido de mi cuerpo. Apenas sobreviví en la
insuficiencia espiritual. Hoy quisiera haberme querido más, estar completo y
pleno para entregarte el doble de lo que te doy.
SEIS
Mujer,
termino adolorido y busco de inmediato la seguridad de mi vida solitaria de
antes de conocerte. Sin embargo después, tú volverás a restaurarme con lentitud
desde adentro, con tu voz me incorporarás a tus manos. Allí, vuelvo a desear
que nunca te enfades con mis contradicciones.
SIETE
Silvia,
solamente tú sabes el peso exacto que sostiene mi silla de ruedas, porque me
has tenido en tu cuerpo, así como el dedo de Dios señaló mi destino. Frágil
soy, pero adentro de ti, el hombre que habría de ser y era tan sólo una
molécula en el mar, encuentra la sustancia de la vida que le faltaba.
OCHO
De
repente me llega tu olor al mirarme en el espejo y busco en mí tu mirada, pero
estás en otro lugar, quizá peinándote distraída. Entonces me consuela creer que
también de pronto me hueles y buscas en ti mi mirada. Cada vez que nos
separamos sucede que nuestros espejos desean ser sólo uno, para los dos.
NUEVE
Hoy
quisimos un vaso un agua para los dos y le pusimos bastante hielo. Qué tristeza
nos contagiamos al mirar cómo se derretían los cristales, mientras intentábamos
iniciar una conversación. A veces no encontramos tema y nos perdemos,
separándonos, aunque nuestras manos se busquen, cada uno se disuelve en la
misma agua que se enfría.
DIEZ
Cuando
me amas, Silvia, sin que lo sepas, detienes el deterioro de mis huesos, el
calcio que me das lo guardo para cuando te vayas, mi esqueleto pueda sostenerme
sin ti. Abrázame, para que este cuerpo, en tu ausencia, siga fortalecido.
ONCE
Si
hoy me partiera un rayo a la mitad, la autopsia revelaría que el corazón está
intacto a pesar de haber sentido el golpe. Sí, completo, porque también recibió
el amor que le diste.
DOCE
Fuiste
la gota de luz que entró a través de mis sentidos, para darme la certeza que
aun para mí la felicidad era posible.
TRECE
No
me gusta cuando llegas de repente, con la buena intención de sorprenderme, pero
nunca digo: “No te esperaba” porque sé que son las palabras que te harían no
volver, también porque siempre deseo que llegues a mi casa aunque no te espere.
CATORCE
Dicen
las malas lenguas que no, que esta relación no durará, afirman que es imposible
entre dos desdichados como nosotros. Lo que ignoran es que en tu lengua he
hallado las palabras para que siga con vida mi propia lengua que había muerto.
QUINCE
A
todos les cuento de las dolencias de mi cuerpo, a lo mejor porque en el fondo
espero que alguien atine a darme un remedio eficaz. Pero a nadie le platico del
dolor que eres tú, aquí, en alguna parte que ni yo consigo identificar. Si
verdaderamente fueras mi costilla, sabría hasta dónde puedo soportar tu
ausencia.
DIECISEIS
Porque
siempre te pierdo, ya no puedo creer que viviremos juntos. Esto no funciona,
Silvia, llegó ya muy tarde, cuando los dos estábamos hechos a la costumbre de
nuestra propia soledad y por más que acoplamos en uno nuestros cuerpos, siempre
quedan resquicios por donde escapa la ternura.
DIECISIETE
Algún
día regresaré para dejar en tus sueños este murmullo: “Vine del humo, Silvia
Leticia, porque me dijeron que tus ojos verdísimos seguían mirándome y tus
labios no pueden olvidar y se duelen. Aquí estoy, completo, buscándote para
tocar tu piel. Sentiremos otra vez nuestro mar y el hijo que concebimos, más
allá de nuestros cuerpos, andará escogiendo caracolas para oírnos.
DIECIOCHO
A
escondidas miré la fotografía de tu boda con el padre de tus hijos, estabas
hermosa. La luz revela la claridad de tus ojos. En ellos, una niña y un niño ya
sonreían, futuros, confiados en la ternura de tu cuerpo de la que habrían de
nacer. A tu lado izquierdo está el esposo, como debe de ser en estos casos, y
yo, como el destino lo ha señalado, estoy algunos años después, acompañándolos,
casi sin estar allí, pero ya desde entonces creciendo en tu corazón. Si alguien
se fija bien, soy el granito de arroz que resbala, pecho adentro de ti y te
causa un ligerísimo suspiro.
DIECINUEVE
En
la oscuridad, semidormido, toco tus pechos para comprobar que sigues en mis
manos, queriendo me vuelve la sangre y deseo que despertemos bien para fluir de
nuevo hacia la parte más profunda de la cama.
VEINTE
Antes
de acostarnos, nos lavamos la boca a conciencia, obedientes como si fuéramos a
hacer la primera comunión. También, un poco antes del beso de buenas noches,
casi religiosos, acomodamos las almohadas correctamente y nos olemos sin
decirlo, pero conscientes que un poco más tarde la lujuria habrá ganado un par
de cuerpos con su respectiva alma.
VEINTIUNO
Ha
sucedido que dejamos nuestras llaves sobre el buró, orientadas hacia distintos
rumbos, ajenas a nosotros, lejos por un momento de lo que con ellas movemos,
pero ninguno de los dos, aun abrazados en un abrazo carnal, pierde de vista sus
propias llaves que representan los intereses de cada quien y así, el amor no
abrirá ningún futuro para estar juntos los dos.
*Gerardo Sánchez nació en Celaya, Gto., el 8 de abril
de 1958. Estudió la Licenciatura en Español y la Normal en Educación Básica. De
1981 a 2011 trabajó como profesor de educación primaria, actualmente está
jubilado. Fue becario en tres ocasiones del Instituto Estatal de la Cultura de
Guanajuato. En 1993 obtuvo el Premio Nacional de Poesía “Efraín Huerta”. Ha
sido asesor de diversos talleres literarios en su estado natal. Ha publicado
los siguientes cuadernillos de poesías: Poemas Haciendo Fila (Ed. Praxis/DOS
filos, 1984) Jugar a ser Poeta (Ediciones de la Casa del Diezmo, 1990)
Dolencias Infantiles (Ed. Cuarto Creciente, 1992)
También ha publicado los siguientes libros de poesía:
Limites Interiores (Gobierno del Estado de Guanajuato, hoy Ediciones La Rana,
1993) Cuadernos de Repaso (Ediciones La Rana, Colección Autores de Guanajuato,
1998) Letanía de los Cuarenta (Editorial Praxis, 2001) De tarea: Vivencias
(Diversa Ediciones, 2004; Reimpresión, misma Editorial, 2010) Mueblería y otros
poemas (Tierrablanca Diseño, 2009).
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