BOCAS QUE DICEN NUESTROS NOMBRES
-1ra. Parte-
Largos
han sido nuestros pasos por el mundo, eternas nuestras historias. En el
trayecto, varios ojos han mirado a los nuestros, muchas pieles han rozado
nuestra piel y muchos susurros nos han llegado con el viento. Nuestros nombres
han sido pronunciados por muchas bocas: nuestros padres, nuestros hermanos,
nuestros amantes, nuestros hijos.
Nuestro
nombre nos ha acompañado desde que nacimos, nos acompañará hasta que nuestros
ojos se cierren entre la luz de las veladoras y los pétalos de la cempaxúchitl.
Es la sombra que vive en nosotros, el ánima que nos debilita o fortalece.
Anteriormente el nombre de las personas tenía más importancia, si no era lo
suficientemente fuerte, espiritual y llevaba en cada letra un contenido repleto
de la magia antigua, nuestra vida mortal y la que seguía estaba condenada. El
nombre contenía al alma y si no era capaz de hacerlo, esta se desparramaba por
la eternidad. El nombre era el cascarón, la muralla, los cimientos de nuestra
alma.
Muchos
te han nombrado, muchos más llegarán a hacerlo en tu camino. Cada boca que lo
pronuncie estará llamando a tu corazón -sea que lo sepa o no-.
Cuida
a los labios que conocen el interior de tu pecho, cuida los nombres de aquellos
a quienes amas porque el que no te nombra, te olvida y si te olvidan, entonces
morirás.
Paola
Klug
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JORNADA
I
Flor
Aguilera Navarrete
Regresar
al oficio,
al
juego interminable de palabras mal hechas.
Esta
sucia tarea de limpiar,
de
sacar la mugre de las letras,
la
mierda que nubla,
la
idea que se atasca entre lo que no sirve.
Abrir
la oficina de nuevo,
como
mil veces lo hice antes,
quizá
antes de que yo misma naciera,
antes
de que esto fuera mundo,
antes
de que la palabra existiera
y
nadie tuviera qué corregir porque nada había.
Abrir
las persianas y dejar al descubierto la repetición,
la
pila de papeles con manchas rojas
que
exponen mi indigencia en símbolos paralelos.
Acercarme
al párrafo es querer aniquilar la eternidad,
la
falsa palabra
que
venden por montones.
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SILENCIOS
INMORTALES
Verónica
Salazar García
Se
guarda silencio en los sentimientos,
nada
por decir, solo el viento que pasa grita.
Ese
sonido invade la soledad
que
se desgrana en el corazón.
Tu
nombre quedó tatuado
en
la inmortalidad de mis sentimientos.
Tus
besos bebieron mi aliento y se congelaron,
las
bocas que dicen nuestros nombres
callaron
para no agrandar el dolor de la ausencia.
LIENZOS
Soco
Uribe
En
la oscuridad de su recámara, María escucha una voz que le susurra al oído
frases que la inquietan. Despega la cabeza de su almohada y voltea hacia todos
lados. Lo único que logra ver es la sombra de la cortina de la ventana que
propina sin clemencia una serie de latigazos al cristal. Piensa que estaba
soñando cuando esa voz la despertó. Se acomoda de nuevo en su cama, pero ahora
boca abajo. Cubre su cuerpo con la ligera sábana de color lila y vuelve a
conciliar el sueño. De nuevo, la inquietante voz emite frases inquisidoras que
hieren su corazón, paralizan sus sentidos, la insensibilizan y de esta forma
dirigen su vida hacia una zozobra constante y desmedida.
Esta
vez, se incorpora, cierra la ventana y pregunta con voz sollozante:
-¿Quién
eres, qué quieres de mí?
-Soy
tu peor enemigo. Quien roba tus motivos de vida.
-Pero,
¿te conozco?
-No,
aunque desde tu nacimiento estoy a tu lado. Soy el que te toma de la mano y te
transporta hasta mis infiernos.
-¡Ah,
maldito! Empiezo a reconocerte. ¿Eres quien me habla cuando más tranquila estoy
y lo arruinas todo?
-Así
es. Deseas abandonarme continuamente, pero no permito que me dejes.
-¡Yo!,
¿dejarte a ti? No entiendo. Si tú mismo has dicho que me tienes atrapada.
-Sí,
pero mi batalla contigo es constante. Mi alimento es tu sufrimiento, y éste mi
recompensa. Tu nombre sale de mi boca a cada instante. Estoy cansado y tú eres
la única persona que la puedes acallar.
-¡Maldita
sea! Eres la voz que me llama por mi nombre. Pero, no me has dicho el tuyo.
-Me
llamo Menosprecio.
María
abrió de nuevo la ventana de su habitación. Subió hasta la cornisa y su largo
camisón color de rosa salió volando junto a los lienzos color lila de las
cortinas.
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ENTRE
SILENCIOS
Laura
Margarita Medina
El
encuentro fue casual, inesperado.
Me
bebí de un sorbo tu mirada.
Te
presentí mío, en la cercanía.
Un
aroma a promesa me envolvió.
Te
arrulle en mi pensamiento,
el
insomnio convirtió la luna en sol.
Dibujé
siluetas de amor en el recuerdo.
Te
reviví mil veces.
Escuché
los latidos de tu corazón
que,
unido al mío,
fueron
como bocas que dicen nuestros nombres.
EN
VOZ ABSOLUTA
María
Rita
Bocas
que dicen nuestros nombres con generosos alientos,
en
la búsqueda incesante del timón perdido.
Porque
fascinante es la esencia en increpante ilusión,
y de
la mano con absolutos y fastuosos discursos perdidos en el corazón.
En
su boca yace la esencia por estar apasionados en el contrario mundo.
Porque
hubo quien probó tu boca en el mosto de tu piel apiñonada,
en
ese hermoso camino de los pies a la cabeza.
Sin
abrir su boca en su descubrir del resplandor del sol de cada mañana.
Fascinantes
y enigmáticas las bocas que dicen nuestros nombres.
En
semillas de maíz fueron resumidas en un solo fin universal
de
corazones guerreros en la lucha de las palabras de sus bocas.
Ante
una voz caída emergente son sus pies preparados llegó la reflexión,
más
humanos en la tristeza de perder una ilusión.
Sin
embargo en la luz rebosante de sur perdido aparece su voz,
porque
de las bocas que dicen nuestros nombres
han
de venir nuestra salvación en el imperante mundo de acero
y
ellos tendrán la solución venida de lo más profundo de su ser.
Y
plantados en la tierra emergerá una zozobra con ayuda del Creador,
ofreciendo
el ritual emitido de las bocas que dicen nuestros nombres
en
sabiduría heredada en las creencias que se harán presentes.
Mas
ustedes serán el borbolleo de la añoranza
porque
son hijos del destino osados atrevidos por ser dignos de sus bocas
en
la verdad entrañable por hacer frente a la palabra.
En
las bocas que dicen nuestros nombres en sinceras voces mi ser alienta,
con
triunfo apaciguador, conciliador y edificador a mi voz alienta.
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TRISTEZA
ALEGRE
Bertha
Cárdenas
Las
bocas dicen nuestros nombres,
mienten
y yo por dentro río.
No
me fijo en melindres
ni
suelto carrete para habladurías.
Parezco
débil, mas tengo la fuerza de un roble.
Puse
la mejilla y me abofetearon,
benévola
puse la otra y fui abofeteada.
No
hay tercera vez
pues
nadamas tengo dos mejillas.
Aguanto
carros y carretas,
coso
sin hilo grandes puntadas,
un
tergal de pensamientos de colores.
La
cadencia de mi cara denota tristeza
pero
soy feliz,
pues
soy terca y me brinco las trancas.
No
subestimes una cara triste.
CUANDO
CAÍAN MÁS ESTRELLAS QUE HOY
José
Luis Calderón Vela
Cada
vez que las miro esas paredes blancas atropellan mi infancia con un carruaje
hecho de ayeres.
¿Dónde
quedarían esos adobes que mi hermana se comía a pedazos?
¿Dónde
el barro de aquel patio que cada vez se hacía menos grande y que los tíos,
hijos de mi abuelo, tendían por cama para secar lazos?
Desde
entonces cualquier café me sabe a olor de noche oscura; a tierra de corral
húmeda, a tropel de niños y muchachos, a chile asado en comal de barro, a
gallinero, a perro y a pato, a visita de un padre lejano llegando de improviso,
a trenzas de muchachas en flor ansiando ser cortadas, a noche helada cuando caían
más estrellas que hoy.
Las
bocas que dicen nuestros nombres, las de mis abuelos, padres y hermanos, hace
tanto que se extraviaron.
Unos
han muerto y otros han partido, tal vez para sembrar en sus hijos los recuerdos
de esa casa que ya no existe; que he mostrado veinte veces a mis hijos, que
otras mil yo he mirado, que para nadie jamás es un recuerdo pero que yo aún
conservo en mis manos.
Las
bocas que dicen nuestros nombres, las extraño en el trote del pasillo largo y
en el galope del corral ancho.
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LAS
INCONGRUENCIAS DEL SIN TI
Víctor
Manuel
Viajemos
en barco a Bolivia.
Caminemos
por el océano y lleguemos al polo central.
Tomemos
un autobús a Marte. Un cohete al centro de la tierra.
Quiero
subir contigo el Everest en moto.
Hacer
salto base desde una roca.
Surfear
en el desierto
y
conducir por un volcán.
Seamos
un huracán a la mitad de África.
Un
tornado en el ártico.
Que
las Bahamas sean potencia mundial
y
nuestras vacaciones sean de por vida.
Que
las guerras sean de paz;
las
balas, letras;
los
misiles, lenguas;
y
las armas libros.
Que
las bocas que dicen nuestros nombres se mueran y los viajes sean directo a uno
mismo.
Quememos
la historia del mañana
y el
futuro del pasado que es hoy
hay
que llenarlo de lágrimas de recuerdo.
Que
los que viven a ras del suelo
se
enfurezcan al vernos volar sobre su egoísmo.
Y
los demonios con sus pancartas mueran ahogados en rencor.
Vengo
desde Júpiter
de
buscar el diamante más hermoso.
Pasé
por un poco de polvo de estrella
y
que en Venus lo conviertas en luna.
Que
contigo la muerte
solo
es una puerta a la eternidad
al
infinito
y a
tu lado.
Te
estaré esperando.
Estoy
aquí y sin ti, solo estoy.
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DESDE
EL INICIO DE LOS TIEMPOS
Diana Alejandra
Aboytes Martínez
A
los que el amor
nos
niega tres veces
antes
de que el gallo cante.
Y
nos cuelga
de
una de las ramas de la noche
hasta
que el vacío nos ahorca.
Comemos
la manzana
que
Adán tiró en el camino
pero
su fruto termina
mordiéndonos
los labios.
Entonces,
desde
el inicio y el final de los tiempos
enfermos
de palabras
con
fiebre y en delirio
escribimos
versos en el viento
y
nos creemos poetas.
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*Bocas que dicen nuestros nombres nació por iniciativa
del poeta Martín Campa a través de nuestro taller virtual en FB. Con la
participación de diez mujeres y diez hombres, en dos partes.
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