domingo, 12 de julio de 2015

LAS RAÍCES DEL PEÑERO (PRIMERA PARTE)

El Sol del Bajío, Celaya, Gto.

LAS RAÍCES DEL PEÑERO
(PRIMERA PARTE)

“Con las fiestas los pueblos desahogan sus problemas y se brindan un momento de diversión y alegría, un paréntesis en la vida ajetreada. Rincón de Tamayo es un pueblo ciento por ciento fiestero o, como decían los antepasados, “mitotero”. Sin embargo, muchas fiestas han perdido su grandiosidad y se han convertido en simples nombres. Las fiestas siguen, pero de distintos modos. Hablar de fiestas en Rincón de Tamayo es hablar de todo el año. Es una manera propia de ser del tamayense, de tener un espíritu festivo, además de que siempre se ha caracterizado por su amor a la vida, su hospitalidad y su forma de encarar la vida.”

*Tomado de la monografía “Rincón de Tamayo: El municipio perdido”, página 82, 8.1.-Fiestas tradicionales.

Y sí, la palabra también es una fiesta que nunca cesa; un intenso y demoledor golpe directo al corazón de quienes amamos el olor a insomnio y tinta. En esta ocasión se han reunido cuatro magnificas voces a declarar su vivo y enverdecido amor hacia su pueblo: Rincón de Tamayo. Tenemos a Josefina Martínez Acosta que nos obsequia, gota a gota, la melancolía convertida en dolor, lluvia y ese ímpetu que caracteriza a las mujeres de altos vuelos. Alejandra Medina Morales, maestra entregada a sus quehaceres didácticos, nos deja un doloroso mensaje: el recuerdo de aquel que se marchó robándole la luz a su existencia. Moisés Martínez Camargo, nos sorprende con esa clara advertencia: debemos de cuidar la vida antes de que alguien venga a cobrarnos (muy caro) la factura. Y Luis Emilio Luna Tamayo, quien no sólo es técnico en computación, sino que también escribe buenas letras llenas de intensidad y reclamos amorosos con una voz que promete crecer hasta llegar a la cúspide del peñero. Disfrutemos, pues, de este festín de poetas tamayenses.
Martín Campa Martínez

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EL SEGUNDO DESTIERRO
Moisés Martínez Camargo

Da inicio el ritual milenario.
El vendaval alerta a los árboles;
cae la lluvia
y un relámpago ilumina el patio del cielo.
El temporal escurre entre las piernas del monte
mientras los ángeles siembran sus lamentos
al ver el fruto del hombre.
Nubes de luto
nacidas de la plaga tecnológica.
Ríos con sus venas rancias
en donde los mortales abandonan su inconsciencia.
Úlceras de basura que exhiben las ciudades
en señal de progreso.
Ésta, hijo de Dios, es tu firma,
ojalá estés preparado
cuando veas cómo acabaste con su obra.

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ENTRE MIS SUEÑOS
Luis Emilio Luna Tamayo

Entre mis sueños te paseas,
bailas sobre las flores refrescando el ambiente.
No sé si será tu ausencia
o esas sombras reclamando tu nombre
quienes perfuman mi vida con su peculiar olor.
La tenue luz de la luna
me enreda en su acuífero vaivén.
¿A dónde ibas tan apresurada?
¿En qué precipicio del mundo
abandonaste tus ojos, tu sonrisa?
Ahora continúo gritando como loco enamorado,
en este instante donde el silencio y tu recuerdo
escurren de entre mis dedos.

NO TEMAS DISPARAR
Luis Emilio Luna Tamayo

Abrázame, apriétame
hasta que me falte el aire
y mis pupilas enmudezcan en mi rostro.
Succióname, estrangúlame
hasta que los recuerdos
cuelguen su dolencia en mis oídos.
Desgárrame.
Destrózame.
Ahoga mis letras en los frascos donde guardas
la esencia de tus perfumes
y vístete, allá donde andas, con mi aroma.
Apúntame con tu indiferencia,
jala del gatillo, no temas disparar;
de cualquier forma me quedo con tu sombra,
esa que sabe que nunca te olvidaré.

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LLANTO
Alejandra Medina Morales

Yo no canto canciones de júbilo
porque siento en mis labios la tristeza
de un amor que fue toda mi alegría
y ahora es llanto y desesperanza.
Ya no veo el color de las flores
ni el cielo brilla para mí,
sólo veo el titilar de las estrellas
y necesito decir que todas las noches
eres mi llanto.
Cuando veo que los días pasan
y no te veo siento que muero.
Cuando escucho el cantar de los grillos
recuerdo cuando estábamos juntos
y reíamos y ahora…. ¿qué hago?
Sólo me queda decirte que cada día que pasa
no puedo olvidarte,
¡por cada beso y caricia que me diste!


MELANCÓLICA SINFONÍA
Josefina Martínez Acosta

Me he pasado el día intentando escribir,
pero siempre hay algo que me lo impide:
primero ese grupo de niños en plena guerra
detrás de los pajarillos aún en sus nidos,
después el cartero me trajo noticias,
un estado de cuenta y un saldo bancario,
más tarde mi madre me llamó al comedor
y yo regresé a continuar la rutina.

Hace unos momentos,
tomé papel y lápiz y me dispuse a empezar,
entonces la lluvia se hizo presente
y me pregunté qué importaba más:
escuchar esa sinfonía
que nota a nota bajaba del cielo
o dar rienda suelta a estas ansias
tremendas
de volver a estar triste.

Manchas en mi libreta ahora
me impiden seguir,
son lágrimas mezcladas con tinta,
mientras nuevos elementos se suman
a esta sinfonía,
es la rana o las ranas que empiezan a murmurar
no sé si lloren o canten,
o simplemente afirman que su tiempo ha llegado.

Hojas traídas de no sé qué árboles cercanos
son arrojadas con furia sobre mi ventana
por ese viento incesante,
entonces me doy por vencida:
buscaré el momento más oportuno
para escribirle a mi nostalgia.

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SESENTA VECES POR MINUTO
Josefina Martínez Acosta

Llamándote sesenta veces por minuto,
como por inercia.
Hoy tampoco te pude encontrar,
mis pasos retornan su marcha
y mis mensajes se fueron
con el amanecer.

A estas horas debes estar durmiendo,
horas en que el recuerdo llega difícil
y sin embargo se hace presente otra vez.

Cómo no recordar esas horas tan nuestras,
cuando tú dormías y yo te veía,
qué bueno que le robé a la vida esas horas,
porque a nadie más le robé tu amor,
porque nunca fuiste ni serás de ella,
un amor como el tuyo no sabe ser fiel,
por eso nunca lo entregas completo.

Cómo no recordar esas horas tan nuestras,
cuando tú dormías y yo escribía
los poemas que nunca quisiste escuchar,
que tal vez tus hijos un día conocerán
sin saber que fue su padre el causante de tanto amor
y por ellos fue que nos dijimos adiós
aunque te hayas quedado grabado en mi mente,
en mi cuerpo y encada cosa de mi casa.

Nunca sabrás cuánto te he buscado
queriendo encontrar por lo menos tu rastro
de esas tardes rondando tu casa
sólo por verte de lejos.
Tampoco sabrás de esta angustia en mi pecho
que ahora me impide la voz.
Nunca sabrás que han pasado los años
y sigo añorando el hijo que juntos quisimos.

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FIN DE JORNADA
Josefina Martínez Acosta

En la puerta de esta casa me reciben
las noticias que imagino,
los grillos y las arañas dicen secretos
mientras regresan al rincón.
He llenado este día con recados,
con cuentas y llamadas inoportunas,
es hora de disfrutar del silencio,
de remarcar la marca sobre el sillón de siempre.
Impulso todo el aire hacia adentro,
como queriendo llenar todo el espacio
y que el pensamiento no tenga pretextos
para correr hacia ti.

Me quito los últimos restos del maquillaje
y pretendo limpiar de recuerdos mi mente;
los últimos rayos del sol como en fila
proyectan las sombras
de un agigantado cansancio.

Más adentro me espera la intimidad del hogar,
un espejo donde no quiero ver reflejada mi imagen
porque los espejos siempre disminuyen la luz
y multiplican la tristeza y las tempestades;
tal vez agrande este tiempo en que aún espero
y una tristeza más en esta tarde,
sería demasiado para una noche.
En estos momentos melancólicos,
casi pesimistas del recuerdo del día,
aligero los minutos contando los instantes
y me duelen en la manos
las letras de tu nombre
por no poder escribirlo.

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LUZ DE LÁGRIMA
María Guadalupe Maldonado Pérez

La persona que yo quiero es alegre
y algunas veces triste.
Cuando sus ojos me descubren
mi corazón tiembla como una mariposa
y mi vida, esta vida llena de tinta y poemas,
se me aclara al igual que la luz de una lágrima.

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ASOMBRO
María Guadalupe Maldonado Pérez

Sigo sin creerlo:
en el patio de mi corazón
ha caído,
para lavar mi tristeza,
una lágrima del sol.

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LA NOCHE
María Guadalupe Aguirre Pérez

I
La noche:
almohada humedecida
con melancolía.

II
El ahorcado intenta decirnos algo,
nadie lo adivina, yo sí:
el polvo le está mordiendo la lengua.

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ASTRO REY
Aurora Rodríguez Vega

Cuando te asomas a mis sueños
el nuevo día resplandece en mis pupilas.
Puedo sentir la calidez de tus manos
acariciándome la piel,
rozándome los años.
Entonces despierto
y abro la ventana de mi vida
para observar cómo mi corazón
se agita mientras se baña

en el inmenso destello de tu oro.

1 comentario:

  1. Felicidades a todos los Escritores y Poetas de Celaya.

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