jueves, 12 de febrero de 2015

HOMENAJE A HERMINIO MARTÍNEZ

Mensaje del historiador Rafael Soldara Luna, Director del Museo de Celaya, Historia Regional, durante el homenaje al maestro Herminio Martínez Ortega (+), el viernes 6 de febrero de 2015 en el patio de la Casa de la Cultura de Celaya.



Muy buenas tardes.
Estimada familia Martínez Franco.
Muy respetables autoridades de gobierno y académicas.
Señoras y señores, amigos todos.

 “La tradición, que es hija de la memoria y del olvido, nos pide a gritos que la rescatemos de las sombras para que las generaciones venideras no se pierdan en rumbo errado. Y es lo que hacemos los escritores. Con la palabra, que tiene que parecerse a su creador,  tendemos puente entre el pasado y el presente, para que el hombre mire el esplendor de su futuro”. Estas fueron las palabras que Herminio Martínez pronunció cuando tomó protesta como Cronista del Municipio de Celaya aquel 24 de marzo del año 2007. Después de siete años de intenso trabajo y fecunda productividad intelectual,  tras una tenaz y persistente lucha contra la enfermedad, lamentablemente, nos dejó.  

Este homenaje que tan atinadamente se ha concebido, tiene por objeto reconocer con su familia, amigos, colegas universitarios, cronistas, talleristas, alumnos, colaboradores y admiradores de su quehacer, el legado intelectual y literario del que somos ahora depositarios como una inapreciable semilla que habrá de continuar germinando en las presentes y futuras generaciones.

No podemos omitir el ejemplo de entrega, dedicación, ingenio, creatividad, extraordinaria memoria, accesibilidad, apertura, sentido crítico, vocación humanista, inteligente sentido del humor  y la libertad de pensamiento que Herminio Martínez cultivó y compartió con todos nosotros.

Habré de resaltar su talento poético y de narrativa, que lo convirtió en uno de los escritores más fecundos, premiados y reconocidos  del estado de Guanajuato a nivel nacional e internacional. Pero también la vocación docente que lo convirtió en guía, pedagogo y coordinador de innumerables proyectos que permitieron fortalecer la divulgación del conocimiento  y el servicio hacia el exterior del claustro universitario. Fue un ejemplar promotor del ecumenismo intelectual. Destacamos su vínculo con los más importantes escritores de su época que acercó a sus queridos terruños: Cortazar, Celaya y Guanajuato.  

Es importante mencionar que algunas de las principales aportaciones de la gestión de Herminio como Cronista de Celaya, encontramos:
-La valoración del cronista como servidor público,
-La creación de un lugar abierto y permanente para el oficio de la crónica y del inicio de una biblioteca especializada en temas de arte, historia y tradiciones,
-La divulgación permanente y masiva del conocimiento literario e histórico a través de todos los medios de comunicación,  
-La mediación para divulgar el trabajo de otros autores que permitieran profundizar el conocimiento sobre el patrimonio cultural e histórico de la región,
-La visión para desarrollar proyectos innovadores como la permanente actualización de la monografía municipal, el impulso que brindó para la realización de la recreación de las batallas de Celaya o la serie televisiva para su Centenario. También, sus aportaciones para fortalecer el trabajo de los cronistas de la entidad y preparar los productos historiográficos en vísperas del ya anunciado Centenario de la Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos, en el año 2017.
     Por todo ello, su labor está inscrita en una etapa que es pionera en la modernización, dignificación e institucionalización, del ímpetu por cultivar la investigación y difusión del conocimiento en la  entidad.

Abordar la biografía y obra de Herminio Martínez, es tema que ocupará nuevas aproximaciones y renovados espacios de reflexión, análisis y retroalimentación. Sin embargo, su legado impreso, fílmico, televisivo y especialmente aquel que fue compartido en las aulas de clase y en sus talleres literarios como El Diezmo de Palabras, continuarán representando una viva lección  y un genuino amor a las artes.



Herminio fue un relator de historias, un creador de tramas y recreador de otras épocas. Pero fue también alma y carácter, de emoción retadora, estratega y  perspicaz. Voz de quienes no la tienen, limitan o son enmudecidas. Fue arquitecto de la palabra, alma de las letras y audaz promotor de la lectura. Su saber e ingenio, trazaron renovados caminos y rumbos ilimitados. Fue un hombre completo, complejo y de preclara convicción de trascendencia. Un seductor de la palabra, un viajero del tiempo, un generoso impulsor de los jóvenes, una puerta abierta para todos aquellos curiosos por explorar el mundo de las letras. Ejemplar por su imaginación, persistencia y erudición; por la claridad de su lenguaje; por su reflexión, enseñanzas y sabios consejos.  

Su disciplinado trabajo y el respeto a los terrenos de las musas que cultivaba a diario, no fue para Herminio una simple rutina, sino una auténtica vocación, una forma de vida que lo llenaba de energía y renovado entusiasmo, que lo animaba a concluir lo más pronto posible para seguir creando. En los meses de enfermedad, su trabajo cotidiano fue también un apoyo para reconfortarse y no desistió en continuar con ánimos, viajando, asistiendo a reuniones académicas, disertando,  redactando historias, visitando lugares entrañables y editando sus libros. Tuvo tiempo para compartirnos sus pensamientos en los momentos de incertidumbre, pero también sus  esperanzas en los muchos planes porvenir.

Los libros póstumos que hoy presentamos, fueron parte de esos proyectos en proceso que dejó su autor. Pero forman parte de una visión mayor, porque fueron preparados con mucha anticipación para ser presentados precisamente en este contexto conmemorativo por el Centenario de las Batallas de Celaya, acontecimiento que mantuvo a Herminio ocupado y concentrado para aportarnos lo mejor de su conocimiento y experiencia.

El libro “El relámpago y el trueno, la historia de Celaya a través de sus personajes y leyendas”, es un documento de inapreciable valor, porque en él, se lograron conjuntar los esfuerzos editoriales de dos importantes instituciones para las cuales trabajó: la Universidad de Guanajuato y el Sistema Municipal de Arte y Cultura de Celaya; también, porque logró recopilar los más importantes contenidos de información histórica y literaria, publicados en los suplementos que fueron auspiciados por el Gobierno Municipal de Celaya y muy especialmente por el periódico El Sol del Bajío. A través de sus casi 500 páginas, y más de 100 ilustraciones, en las que se me permitió participar, el autor nos invita a viajar por el pasado de Celaya para descubrir su grandeza; desde su geografía, hasta pasar por sus fundadores, autoridades, visitantes distinguidos, los acontecimientos decisivos en el desarrollo de éste municipio, su patrimonio cultural: histórico, artístico, civil y religioso. También revela datos inéditos de sus personajes, relevantes, tanto por su labor y mecenazgo, como por su popularidad citadina y rural. Nos adentra a la experiencia misma de trabajar la investigación del patrimonio como ese tras bambalinas que antecede a los resultados. Nos comparte leyendas, cantos y poemas, reseñas de fantasmas, de gastronomía, del desarrollo tecnológico, de los personajes y momentos que lo inspiraron, como del testimonio de numerosos informantes que acudieron a él, con el ánimo de transmitir su conocimiento. Esta obra es también un esfuerzo de acopio muy diverso de versiones históricas, de crónicas y saberes conocidos en fragmentos que su autor se dedicó a reunir. Nos presenta un mosaico de tradiciones, costumbres y leyendas urbanas, nos informa de los túneles y de nuestras calles más referenciales. Pero especialmente, he de resaltar las completas reseñas que nos ofrece acerca de la comunidad de Canoas, de los combates de 1915, de la diócesis de Celaya, de las haciendas, ranchos, y de la vida del campo, sin omitir uno de sus temas predilectos: la biografía del Padre Nieves.
     Esta obra es en suma, el último libro que nuestro amigo y maestro, dedicó a la historia de Celaya.

Quiero concluir manifestando mi agradecimiento a la familia de Herminio por la confianza que siempre nos han dispensado y reiterar también el aprecio y admiración por estar con él en los momentos de mayor adversidad.

En su poema dedicado a Celaya, Herminio Martínez finalizó expresando: (Celaya) “Si muero en ti, te pido dos favores: o entregarme al olvido en horas grises, o alójame, ya muerto, entre tus flores para seguir soñando con Ulises”.
     Ahora, Herminio se comparte con nosotros para continuar  inspirándonos a través de su obra y del aroma de sus amadas flores.

Gracias Herminio por todo lo que nos diste;
gracias por enseñarnos el arte de vivir la pasión por las letras;
por apreciar el peso y el valor de las palabras;
gracias por hacernos partícipes de tu aventura literaria.
Gracias por hacernos parte de tu historia.


Muchas gracias.


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