domingo, 2 de noviembre de 2025

Pierrot

 


Pierrot

Estrella Méndez Méndez

 

El carrusel giraba lentamente con sus criaturas hermosas: los caballos de crines plateadas y doradas de andar mágico, el fiero león de melena mecida por el viento y el rugido en su boca; con un hermoso carruaje color perla. Todos hermosos, todos maravillosos se reflejaban en los espejos de las columnas. Las luces brillantes llamaban a los niños a subir y pasear sobre los animales y carruajes. La música suave te arrancaba una sonrisa de los labios.

Daba vueltas lentas pero no aburridas. Cómo amaba ese carrusel, puntual cual reloj, se encontraba frente a él, a esa hora en que no había más alma que la suya para admirar su belleza, subirse al carruaje o a uno de los corceles, incluso al león, una o veinte vueltas, riendo feliz.

En las noches de carnaval observaba en silencio a todas esas personas pasear en su carrusel, mordiéndose el labio para no gritarles que se alejaran de ahí. Aun así, nadie escucharía su llamado.

Noche tras noche, disfrutaba de su paraíso, hasta que la luz del amanecer comenzaba a surgir del horizonte tiñendo de carmín el cielo, los ojos de las criaturas, y los adornos plata del corcel que montaba antes de volver a su encierro.

Ese amanecer fue diferente, estaba cansado de ocultarse, estaba cansado de no poder estar siempre en su paraíso. Elevó el rostro para ver el amanecer. Sentado en el fiero león, sonrió ampliamente. No hizo caso a la llegada del guardián de la atracción el cual se detuvo bruscamente a unos metros mientras su rostro se volvió pálido, abriendo su boca en un grito silencioso.



Un líquido carmín caía lentamente deslizándose por los flancos de su montura, la silueta translucida del niño que ocultaba su rostro detrás de una máscara de Pierrot que solo dejaba ver sus ojos rojos y una sonrisa negra.

El hombre tropezó y se fue de bruces, levantó de nuevo su mirada aun estremecido por la visión, mirando alrededor, no había nada ahora. Sin embargo, el carrusel continuaba funcionando, a pesar de saber que estaba desconectado.   Daba vueltas y vueltas, con la música resonando en la soledad de la feria. 

FIN


Taller literario Diezmito de Palabras.
Imágenes creadas con IA.
Forma parte del libro Cuentos para no caerse de la cama de 2024.

Disponible en Amazon.


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