domingo, 24 de abril de 2016

DESDE ROMEO Y JULIETA HASTA DON QUIJOTE DE LA MANCHA


DESDE ROMEO Y JULIETA HASTA DON QUIJOTE DE LA MANCHA

El día 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro. Coincide con las fechas del fallecimiento de dos grandes escritores, (aunque en realidad las fechas no son exactas), pero lo importante es el detalle. Los autores son: el gran creador de obras de teatro, William Shakespeare (se pronuncia más o menos así: (Sheikspir) y el inmortal Miguel de Cervantes Saavedra, autor del libro más famoso en la historia, Don Quijote de la Mancha. Como también estamos celebrando el mes de los niños, haremos el intento de explicarles a ellos quiénes eran estos personajes.
William Shakespeare, a quien de ahora en adelante le diremos, Memo, nació en Inglaterra hace un montón de años (1564) en un pueblo llamado Stratford-upon-Avon, que más o menos quiere decir que es un pueblo sobre un río, el río se llama Avon. O sea que algo así como Celaya-sobre-el-río-Laja. Desde niño le gustaba escribir poemas y también historias para actuarse en teatro. Como en su pueblo era difícil hacerse de fama o ganar dinero como escritor (algo así como también sucede en Celaya), decidió mudarse a Londres en una ocasión que una compañía de teatro pasó por su pueblo. Memo se les pegó a los actores (a él también le gustaba actuar) y dejó detrás a su familia, incluyendo esposa e hijos. Tan fuerte era su amor por el teatro. (Las malas lenguas dijeron que era más bien por huir de su mujer, que era mayor que él y de mal carácter). El caso es que llegó a Londres y comenzó a trabajar como actor y escritor de obras de teatro. Tuvo un éxito relativo en vida, pues en su época no era fácil ganar dinero con su profesión, pero como compensación, tuvo una vida extraordinaria, llena de aventuras que plasmaría en sus grandes obras. Entre las más conocidas está el drama de Romeo y Julieta. Un par de jovencitos enamorados, pero como sus familias no se podían ver ni en pintura ellos no podían estar juntos.
El otro gran autor, Miguel de Cervantes Saavedra, también nació hace un montón de años, 1547, en una ciudad llamada Alcalá de Henares, España. Fue soldado, novelista, poeta y escritor de obras de teatro. Igual que Memo, Miguel escribía desde muy pequeño, lo cual era un gran logro en esas épocas ya que no era fácil tener la paciencia para utilizar una pluma (sí, una pluma de pollo) y un frasco con tinta. Trabajó en varias cosas, le gustaba la variedad, pero definitivamente lo que lo hizo famoso fue la literatura. Por razones que no viene al caso, estuvo en la cárcel y desde ahí comenzó a preparar la obra que lo haría inmortal: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Cervantes escribió obras de teatro muy divertidas, actualmente todavía se representan en muchos teatros del mundo y don Quijote de la Mancha y su noble escudero, Sancho Panza, representan el muchos valores que todos debemos aprender. Si tienes oportunidad, aquí mismo en Guanajuato capital existe un museo muy interesante sobre el Quijote.
Los valores universales en la obra de Shakespeare y Cervantes han permanecido por siglos y son tan vigentes como en su época. Puedes leer algo sobre ellos o sus propias historias y te aseguro que te van a encantar. Los libros son tus amigos. También compartimos un cuento de nuestro Quijote de Machigua, Herminio Martínez. Vale.
Julio Edgar Méndez



ROMEO Y JULIETA
En Verona, una ciudad situada al norte de Italia, vivían dos familias rivales: Los Capuleto y los Montesco. Un día Romeo, joven de la familia de los Montesco, asiste con una máscara a una fiesta en casa de los Capuleto. Allí ve a Julieta, hija de estos y se enamora de ella. Después de la fiesta, los jóvenes se encuentran. Estando bajo la ventana de Julieta, Romeo la oye confesar a la noche su amor por él, y obtiene su consentimiento para un matrimonio secreto y, con la ayuda de fray Lorenzo, se casan al día siguiente.
Cuando los Capuleto se dan cuenta de que Romeo ha estado en la fiesta se enfadan muchísimo, Tebaldo (de la familia Capuleto) reta a Mercurio (amigo de Romeo) por este motivo y en la pelea tiene que intervenir Romeo que mata a Tebaldo que había dado muerte a su amigo. Es entonces cuando Romeo es  condenado al destierro y, al día siguiente, deja Verona para ir a Mantua,  fray Lorenzo entiende que es el momento oportuno para hacer público su matrimonio.
Julieta, forzada por su padre a casarse con el conde Paris y aconsejada a hacerlo incluso por su nodriza, que antes había favorecido su unión con Romeo, se deja convencer por fray Lorenzo de que consienta, pero la víspera de la boda se bebe un narcótico que la hará parecer muerta durante cuarenta horas. El fraile mismo se ocupará de avisar a Romeo, que la sacará del sepulcro a su despertar y la conducirá a Mantua.
Julieta pone en práctica el consejo. Pero el mensaje no llega a Romeo porque el fraile que debía entregarlo es detenido; en cambio le llega la noticia de la muerte de Julieta. Compra a un boticario un poderoso veneno y se dirige hacia el sepulcro para ver a su amada por última vez; en la entrada encuentra a Paris y lo mata en duelo. Entonces, Romeo, después de haber besado a Julieta por última vez, bebe el veneno. Julieta vuelve en sí y encuentra a Romeo muerto, con la copa aún en la mano. Se da cuenta de lo sucedido y se apuñala.



DON QUIJOTE DE LA MANCHA
Un día Don Quijote decide imitar a los caballeros andantes de los libros que había leído... Se pone una armadura, monta a caballo, se hace acompañar de un escudero, y sale a los caminos en busca de injusticias para ponerles remedio.
Su valor no tiene límites: lo impulsa a realizar empresas que parecen imposibles, a enfrentarse a gigantes y magos perversos, con tal de que el bien triunfe sobre el mal. Es un hombre de palabra: se esfuerza por cumplir lo que dice, y le basta decir algo para sentirse comprometido. Vive, además, enamorado, porque un caballero andante sin amores es como un árbol sin hojas ni frutos. Un enamorado siempre fiel, que nunca –aunque lo persigan las muchachas más bellas– traiciona el amor por su dama.
Con todo esto, Don Quijote no es soberbio, porque sabe que está al servicio de los ideales de la caballería, que se hallan por encima de cualquier caballero en lo individual, y sabe que es el amor de su dueña, la sin par Dulcinea del Toboso, lo que da fuerza a su brazo. Su ambición mayor es dedicar la vida a perseguir esos ideales, y decir de su amor que "en tan hermoso fuego consumido, nunca fue corazón".
La ambición más grande de Sancho Panza es satisfacer las necesidades de la vida diaria: tener que comer, un lugar donde dormir, ropa limpia, dinero... Lo tienta la idea de resolver de una vez por todas  los apremios económicos y por eso se deja convencer de su vecino para irse con él, como su escudero, tras la promesa de que lo hará gobernador de una isla.
Sancho es un hombre prudente y pacífico, enemigo de pleitos. Se permite sentir miedo. No le interesa meterse con nadie ni que se metan con él. Tiene un perfecto sentido de la justicia y sobre todas las cosas ama a su familia. Respeta y quiere a su mujer, Teresa, con un amor tan sólido, tan pegado a la tierra como los refranes que continuamente dice.
Sancho es un hombre leal, dispuesto a hacer casi todo por su amo –no a dejarse azotar, por ejemplo–; vence sus temores y sus fatigas por lealtad y termina contagiado por los ideales de su patrón, a quien él llama el Caballero de la Triste Figura.

* Felipe Garrido, “Prólogo a Miguel de Cervantes Saavedra” en Don Quijote de la Mancha. México, SEP-Océano, 2005.



EL VENDEDOR DE SOMBRAS
Herminio Martínez

Jacinto Roque casi se vuelve loco cuando, en la escuela, les dieron la noticia de que en el pueblo construirían un campo de fútbol.
-¿Qué? –se sorprendieron.
-Ya están ahí las máquinas –les habló el maestro-, será una cancha para esta comunidad y todos los pueblos que tengan un equipo y quieran participar en los encuentros.
-¡Oohhhh! –exclamaron los jóvenes.
-¿De verdad?
-Sí –continuó el docente-, el gobierno ha pensado en nosotros. Ésta será una oportunidad no sólo para conocer a los equipos más famosos, sino también para que las personas vendan camisetas y refrescos en los domingos de torneo. Llegarán multitudes, habrá autos y camiones, puestos de comida aquí y allá.
-¿De comida?
-Bueno, y de cornetas. Y sombreros.
-Yo venderé sombras... -se oyó una voz.
-¡Eh!
-Sombras…
Jacinto Roque había dicho “sombras” y todos se echaron a reír.
-¿Tú? ¡Por Dios, Jacinto!
-Querrás decir, sombreros –lo corrigió el maestro.
-O cachuchas.
-O pequeños paraguas de papel.
-¡Sombras! –recalcó el muchacho, imaginándose la vida que iba a ser para él al andar allí, ofreciendo una sombra, traída de la barranca que sólo él conocía, porque solía recorrerla cuando iba con su papá a buscar pájaros y raíces.
-O pan de trigo, del que hace tu mamá.
-¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! –otra vez se rieron.
Jacinto no habló más, porque no se apartaba ni un instante de la visión profética de andar entre los puestos y las gradas, gritando:
-Sombras… Sombras… Sombras… Aquí tiene su sombra. Por sólo veinte pesos cómpreme una sombra.
-¡Muchachos! –les habló el maestro. ¡Por favor!
Cualquiera pensará y pensará muy bien -sabiendo cómo son los jóvenes- que Jacinto soñaba.
-¡Bueno! -insistió el maestro- ¡Y ahora a trabajar! Los esperan los números... Las frases de tarea… Mi obligación era informarles lo que pronto veremos: una cancha con césped, tribunas, redes.
-Y luces para cuando haya juego por las noches –agregaron.
-Probablemente…-suspiró, recordando sus tiempos de estudiante en una ciudad con puerto, una colina azul y buques, que –según se decía- iban para la guerra.
-¡Ahhh! –hicieron.
-¡A trabajar! –les ordenó-. Ya tendremos tiempo de hablar de juegos y noches de luces encendidas.
Pasaron muchos días, semanas, tal vez meses, hasta que, un domingo, la gente despertó con el bullicio, la música, los aficionados, que ya venían a ver el encuentro entre los dos equipos.
Desde la mañana había estado anunciándose que llegaría el gobernador, el alcalde, los principales directivos a ver el juego, y, como lo supusieron, hubo quien ofrecía playeras amarillas, sombreros blancos, gorras rojas, botellas de refresco, pan, fruta, comida.
-¡Pase! ¡Pase! –gritaban en los puestos.
Nadie lo hubiera sospechado, ni siquiera el maestro Antonio Robles: Jacinto, el “Gran Jacinto”, como varios papás y alumnos lo apodaban, andaba entre la gente ofreciendo sombras, pequeñas sombras que agitaba el viento bajo la mancha azul donde quemaba el cielo un sol al medio día, esplendoroso, enorme, motivando a que cualquiera se acercara a aquel niño para pedirle:
-Dame una sombra, por favor.
-¡A mí otra!
-Y a mí.
-También a mí.
-Una para el señor gobernador, muchacho.
-Para el alcalde.
-¡La mía!
Jacinto había traído suficientes, si no, quién sabe y no le hubieran alcanzado. Temprano estuvo en la barranca que sólo él conocía, donde, con un hilito y otro y otro, se la pasó amarrando sombras, mientras, abajo, la gente despertaba para irse a misa, a almorzar y prepararse a ver el juego.
-¡Uf! -exclamó el niño-. Ya voy a terminar. Me quedan dos; no, tres o cuatro sombras. Para el siguiente juego traeré dos veces más, al fin que son pequeñas y pueden hacerse grandes, según lo quiera el cliente.
Amarrarlas a un hilo grande con un nudito y otro, había sido su técnica. Pero como las sombras son ligeras y pueden acomodarse en un espacio breve, pudo traerse muchas; por eso le alcanzaron para todos los visitantes, quienes por veinte pesos se las compraron todas.
-¡Oh! –exclamó al final-. Ahora sí tengo dinero. Cada vez que haya partido yo bajaré del cerro con mis sombras. Mientras la tía Adelaida prepara quesadillas y don Manuel Saavedra vende su agua, yo gritaré:
“¡Sombras! ¡Sombras! Lleve su sombra”…
¡Me ha ido bien! Ahora mismo iré con mis papás para que compren ropa, comida y le vayan pagando la deuda al tío Clemente. Con dos partidos más, pienso que vamos a salvar la casa.


IMÁGENES:
*Quijote, mural de la artista de Cortazar, Romi.

**Romeo y Julieta, de Palnk.

1 comentario:

  1. Me gustó el cuento de Herminio...
    Y no olviden que también ese día nació el Inca Garcilaso, menos nombrado pero quizá más nuestro.

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