Página de escritores del taller literario Diezmo de Palabras, fundado por el escritor Herminio Martínez en Celaya, Gto. Coordinado por Julio Edgar Méndez
“Con mucho dolor les comunico que mi hija fue víctima
de un asesinato, estoy destrozado, aún no lo puedo creer”. Con estas palabras
escritas en el muro de FB de mi amigo
Bernardo, inició un día que marcaría un antes y un después para una familia…
para una ciudad, para todo un Estado.
¿Cómo
se reacciona a semejante texto? No se puede dar un like o usar imagen alguna, tampoco escribir un mensaje solidario en
tan pequeño espacio. Mensaje que, además, se pierde en el anonimato de una red
social que cada vez sirve para socializar menos. Mi amigo no podía creerlo, su
esposa tampoco, ni la sociedad entera. Era un domingo de marzo del año 2020.
Irónicamente el día 8, cuando en todo el mundo se conmemora el Día de la mujer.
Conocí
a Nadia cuando era una niña. Tenía una gran sonrisa y un rostro noble. Sus ojos
denotaban inteligencia, curiosidad por la vida. Muchos temas le llamaban la
atención. Tenía ganas de vivir. Igual que casi todas las personas, hombres y
mujeres por igual, veía hacia adelante. Estudiaba y se divertía igual que
cualquiera. Reflexionaba y se comprometía, tal como muchos adolescentes lo
hacen cuando deciden qué van a estudiar o a hacer con su vida. Pero en algo sí
era única. Era hija de sus padres, solo de ellos. Y la perdieron. Alguien dirá
que la única condición para morir es estar viva. Pero nadie espera que te
arrebaten a una hija de manera violenta, irracional, con un sin sentido
aberrante. Un día se encuentra celebrando la vida en una fiesta con amigos y
compañeras de la universidad y al siguiente ya no volverás a escuchar su voz.
Ya no podrás decirle buenos días, ¿qué se te antoja comer?, te amo. No se puede
dialogar con el viento. Porque tu hija ya no va a volver. No está de vacaciones
en la playa, no fue de campamento, no está en una manifestación a favor de la
no violencia contra las mujeres –una de las causas que con tanto entusiasmo y
compromiso Nadia abrazaba–, no. Está muerta. Le arrebataron la vida como si
fuera una estadística. Los
periódicos en todo el estado de Guanajuato y en el país entero publicaron la
noticia: “Nadia Rodríguez Saro Martínez, tenía 22 años, era estudiante de la
licenciatura de Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana. La
madrugada del 8 de marzo fue asesinada mientras viajaba en su vehículo a su
casa en Salamanca”.
¿Quién
o quiénes fueron los asesinos? No se sabe. Nadie sabe. Las autoridades no
saben. No hay respuestas, que de todos modos no van a devolver la vida a Nadia,
pero al menos sus padres y la sociedad entera encuentren algo de paz al saber
la causa. ¿Fue una equivocación? ¿Estaba en el lugar incorrecto en un mal
momento? Tal vez nunca se sabrá. Lo más preocupante es que así ha sucedido y
sigue ocurriendo con otras mujeres de todas las edades en todo México.
¿Qué
nos pasó? ¿Cuándo perdimos la humanidad, la moral, el amor al prójimo? ¿Dónde
quedaron los consejos de nuestros padres: a
la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa? Como sociedad tenemos
mucho que reprocharnos, somos indolentes ante el embate de la violencia de todo
tipo. Aunque la que más duele sea la que afecta a nuestros hijos.Y no es un tema de políticos ni de partidos, ni
siquiera es de ahora.
Esta
actitud de indiferencia tiene años campeando en nuestro entorno. Las canciones,
los programas de televisión, películas, redes sociales y hasta en los propios
colegios de todo tipo y clases sociales hacen apología de la sexualización de
niñas y niños como objetos. Se hacen chistes referentes a la edad mínima para
iniciar en la vida de los adultos. No se respeta a jovencitas, ni a mujeres, ni
a las ancianas. Somos, como sociedad, un fracaso en este sentido. Aunque
también en otros más.
A
Nadia le gustaba comprometerse con las causas en donde pudiera hacer una
diferencia: los derechos de las mujeres, los derechos de los animales. Su
solidaridad con las víctimas de violencia le impulsó a simular su muerte a
través de un mensaje que también colocaban otras mujeres en sus redes sociales,
para atraer la atención del mundo entero y crear conciencia del grave problema
que sigue empañando a todos los países. Pero al parecer estamos sordos. Mujeres
siguen muriendo en forma violenta, muchas veces a manos de personas cercanas y
nadie hace algo.
“Mami,
papi y hermanos, si algún día soy yo, quédense con la mejor imagen de mí,
recuérdenme como yo a ustedes los recordaré, porque no soy un cuerpo tirado y
lastimado, porque mi ser no vive en la foto que pasan los medios de
comunicación creando morbo y mucho menos hagan caso a comentarios machistas que
hablarán de mí en las redes sociales. Si algún día soy yo sepan que jamás me
rendí, que pelee hasta mi último aliento y su imagen siempre estuvo presente.
Que disfruté de mi vida, que reí y bailé hasta cansarme, que amé todo lo que
hacía, que alcé mi voz y no me quedé callada, que realmente pensaba que el
mundo podía cambiar, pero terminó quitándome la vida. Si algún día soy yo, por
favor cuiden con el alma a mi sobrina porque yo quise ser un ejemplo para ella
y, sobre todo, enséñenle a no vivir con miedo y a luchar por su vida, PORQUE SI
ALGÚN DÍA SOY YO, QUIERO SER LA ÚLTIMA”. Publicó Nadia en su muro de FB días antes de su muerte.
¿Qué
se le dice a un amigo, hermano, que ha perdido a su hija? ¿Cómo se consuela a
una madre, a Blanca, que ya no volverá a ver a la niña que le tomaba de la mano
para cruzar la calle y sentirse protegida? No hay palabras. Tal vez, acaso con
el tiempo, decir lo siento ya ni siquiera signifique algo. Pero lo siento. Siento el desánimo de mis amigos porque su
vida no volverá a ser igual. Siento su coraje por no encontrar respuestas.
Siento su esperanza de que la muerte de Nadia al menos conmueva y remueva las
conciencias de quienes siguen violentando a las mujeres y niños. Siento que no
todo está perdido cuando veo a los compañeros de Nadia escribir cartas a su
amiga de la universidad y publicarlas en un libro a su memoria. Siento orgullo
de mi amigo Bernardo quien, en medio de la tragedia, promueve el recuerdo de su
hija en eventos de motonáutica, donde gana premios que le dedica a Nadia… a su
recuerdo. A ese recuerdo indeleble que siempre estará presente en sus padres,
en su hermano, en su familia toda y, sobre todo, en la mente y el corazón de
quienes la conocimos y la quisimos.
No
nos quedaremos callados, han pasado dos años de su muerte prematura y seguiremos
insistiendo en que el mundo puede cambiar, que su muerte y la de otras mujeres
no ha sido en vano.
Diezmo de palabras es uno de los talleres literarios más importantes
del Bajío. Su historia data de 1977 cuando el INBA pidió al escritor
Herminio Martínez que gestionara un espacio para fundar el primer taller
literario de la región; así, reunió a un grupo de estudiantes,
normalistas, profesionistas, periodistas e interesados en las letras. El
primer coordinador del taller fue el ecuatoriano Miguel Donoso Pareja.
Este grupo fue conocido como el Taller Literario de Bellas artes y
sesionaba en la Casa de la Cultura de Celaya. Durante la primera década
fueron coordinadores además Ignacio Betancourt, Armando Adame, Héctor
Carreto, Juan Domingo Argüelles y Gloria Gervitz. Tras un breve descanso
en 1998, el poeta Víctor Sandoval, entonces director del INBA propuso
al maestro Herminio Martínez continuar con el taller, pero ahora bajo su
tutela. Desde entonces, el taller ha sesionado de manera
ininterrumpida.
A principio, bajo el cargo del maestro Herminio, el taller recibió el
nombre de El Calmecac y sesionó en plazas públicas, librerías, escuelas
o cafés, siendo luego que la Casa de Cultura de Celaya recibió al
taller en su seno. “Cuando el maestro Herminio Martínez fue
diagnosticado con cáncer, cedió la coordinación del taller a uno de sus
alumnos. Julio Edgar Méndez fue parte del Diezmo de Palabras desde el
año 2000. Preparó, junto con Herminio, la serie de suplementos sobre
historia, arte y cultura de la región para el periódico El Sol del Bajío
y otra serie de documentos que formaron parte de la crónica de la
ciudad. A partir del año 2014 fue nombrado oficialmente coordinador del
taller”, se lee en la entrada del taller en la Enciclopedia de la
Literatura en México.
Sus integrantes han podido publicar en revistas y diarios de carácter
tanto regional como nacional. Algunos han recibido premios nacionales o
becas estatales.
Entre sus filas han desfilado autores como Baudelio Camarillo,
Gerardo Sánchez, Flor Aguilera, Macaria España, Diana Alejandra Aboytes,
Enrique R. Soriano Valencia, Lupita García Cabello y Martín Campa,
entre una lista muy larga de autores.
Hemos platicado con su actual coordinador, Julio Edgar Méndez, para
que nos platique con más detalle algunos aspectos del taller, al que
todos están bienvenidos. Para más información, pueden consultar su
página oficial: https://diezmodepalabras.com/
1.- ¿De dónde toma su nombre el taller? En
el año 1977 se formaron varios talleres literarios en todo el país con
el auspicio de Bellas Artes. En Celaya se llamó Taller Literario de
Bellas Artes, que después en los años 80 se llamó Taller Literario El
Calmecac. Luego se ubicó en la Casa del Diezmo, uno de los centros
culturales de la ciudad; de ahí se tomó el nombre de Diezmo de Palabras.
Desde entonces ha sesionado en Casa de la Cultura y en Casa del Diezmo.
2.- ¿Qué dificultades han debido sortear a través de estas décadas? Al
principio, había pocas personas interesadas, pero poco a poco se fueron
integrando más aspirantes. El taller ha sido coordinado por distintos
maestros, cada uno ha debido prácticamente iniciar otra etapa. También
ha habido cambios de sede, tanto en lugares privados como de gobierno
municipal. Incluso en algún tiempo no teníamos un salón y sesionábamos
sobre unas tablas colocadas como mesa y las sillas eran bancos de
plástico y hasta tablones rústicos. Por supuesto sin pizarrones ni
elementos electrónicos. Esto en cuanto a instalaciones.
Respecto a participantes, es complicado lidiar con egos. Hay personas
que piensan que lo que escriben es lo máximo en literatura y sostienen
que no tienen por qué corregir un texto. Otros solo asisten a escuchar
sin aportar algo o aportan muy poco. Durante los años han surgido otros
talleres que se desprenden del Diezmo; algunos compañeros sienten que
son muy avanzados para continuar en un taller de formación como el
nuestro. Esto es positivo porque así existen otras opciones para todos
los gustos.
Sostener un taller literario después de varias décadas ha sido un reto enorme.
3.- ¿Cómo ha sido su relación con las instituciones? Por
lo general ha sido una buena relación. El taller es gratuito para todos
los participantes. El Instituto de Cultura de Celaya nos permite el uso
de un salón en la Casa del Diezmo. El coordinador no recibe sueldo ni
compensación económica alguna. En pocas ocasiones hemos recibido un
apoyo para publicar.
4.- ¿Cuáles han sido sus diferentes sedes? Desde plazas públicas, cafés, librerías, alguna escuela, un local particular, Casa de la Cultura y Casa del Diezmo.
¿Qué día y hora sesionan? Todos los miércoles de 6 a 9 pm.
Tenemos ahora el Tallercito para niños, de 5 a 6 pm. También gratuito.
6.- ¿Cómo se adaptó el taller a las nuevas modalidades virtuales a causa de la pandemia? Trabajamos
por medio de la plataforma de Zoom, pero fue muy complicado. Sin
embargo, no dejamos de sesionar en todo ese tiempo. Ya estamos de vuelta
de forma presencial.
7.- ¿Qué virtudes tenía el maestro Herminio Martínez como tallerista? El
maestro Herminio era un excelente maestro y corrector de estilo. Le
gustaba escuchar antes que leer la obra de los compañeros. Era exigente y
su nivel de crítica muy acertado. No tenía empacho en decir que mejor
nos dedicáramos a otra cosa. Sin embargo, también sabía orientarnos
hacia donde él consideraba que nuestros textos podían ubicarse mejor;
incluso recomendaba quién debería trabajar más como poeta o narrador.
8.- ¿Qué funciones hace el coordinador del taller? Básicamente
estimular a los aspirantes a crear mejores textos cada vez. Orientar,
enseñar técnicas y el estudio de la obra de grandes maestros de la
literatura; ejercitar la crítica literaria, provocar la creatividad.
Proponer retos que impulsen a los participantes a superar sus propias
limitaciones. Conciliar, revisar y enseñar a revisar textos. Capacitar a
los escritores diletantes para que sean lectores críticos de todo tipo
de libros. Ayudar a mejorar la gramática y el estilo de cada
participante. Pero sobre todo a ser escritores con una voz propia.
9.- ¿Cuáles son los métodos pedagógicos o de acercamiento a la literatura y su crítica practicados en el taller? En
nuestro taller participan aspirantes en proceso de formación y otros
con una trayectoria más firme; por lo tanto, es importante dosificar el
tiempo para que a unos y otros no les resulte una sesión tediosa o
repetitiva. Cada sesión es de tres horas. Así que hemos creado nuestro
propio material didáctico, alguno de los cuales lo tenemos a disposición
de quienes los busquen en nuestra propia página web. Se trata de un
manual de estilo y corrección gramatical. Pero también vamos
recomendando lecturas de formación. Ocasionalmente invitamos a
escritores a compartir sus técnicas y experiencias profesionales. Entre
muchos talleristas invitados, hemos contado con: Miguel Donoso Pareja,
Ignacio Betancourt, Armando Adame, Héctor Carreto, Juan Domingo
Argüelles y Gloria Gervitz.
También hemos sido invitados a participar en tutorías para cuento,
novela y poesía a través del Fondo Guanajuato para las letras y el
Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato. En estas tutorías han
participado casi todos los compañeros actuales del Diezmo. En las mismas
hemos recibido con mucho gusto la enseñanza de grandes autores.
Hacemos diferentes dinámicas, desde abrir la creatividad por medio de
juegos hasta prácticas específicas para crear textos con un fin
concreto. En todos los casos la crítica se hace con educación y respeto a
los demás.
10.- ¿Qué valor se le da a la teoría en el taller?
En nuestro caso dosificamos la teoría según se presenta el momento.
No existe una guía o programa estático. Tenemos muchos años sesionando y
participan varias personas que también han sido parte del taller
durante ese mismo tiempo.
Es curioso que cada año se integran nuevos aspirantes y en pocas
semanas se adaptan a nuestro sistema, a través de la dinámica misma de
la revisión de textos, porque otros compañeros van explicando y
desarrollan los principios fundamentales de las técnicas literarias. Es
decir, todos los participantes son al mismo tiempo alumnos y maestros.
11.- ¿Cuáles son sus espacios de difusión literaria actualmente?
Desde finales de los noventa tuvimos una página completa en El Sol del Bajío, esa se mantuvo hasta el año 2017. A partir del 2009, creamos el Blog del Diezmo http://diezmo-de-palabras.blogspot.com/
para replicar los textos publicados en el diario. También en esos años
publicamos en otros periódicos, revistas nacionales y locales.
Actualmente tenemos un pequeño espacio dominical en El Sol del Bajío.
Es que el diario se hizo muy pequeño en formato y contenido. Nosotros
seguimos teniendo nuestro blog y también ahora tenemos una página web http://diezmodepalabras.com/ y la página social del Facebook.
Hemos publicado al menos un libro por año, con tirajes menores a 300
libros y los vendemos entre amigos y presentaciones. No tenemos
distribuidor. Estar en Celaya no ha sido precisamente de beneficio para
nosotros. Aparentemente todo sucede en Guanajuato capital, León o en la
Ciudad de México.
12.- ¿Cómo es su relación con otros talleres literarios de Celaya y del estado? No
conocemos otros talleres en el estado. En la ciudad de Celaya existen
al menos otros dos talleres, pero no tenemos relación con ellos. No ha
sido falta de interés de nuestra parte; es que aparecen y desaparecen
con relativa frecuencia. No alcanzamos a tener contacto más allá de
saber de su existencia. Pero sí hay compañeros que se reúnen entre ellos
y con otras personas a leer textos, pero es más de tipo reunión social.
Existe un grupo igual de antiguo que se llama Omnicultural, pero no
es propiamente un taller literario, porque ellos promueven más la
publicación de libros entre sus integrantes, que son también artistas
plásticos y de baile.
13.- ¿Cómo es su vinculación con autores de otros estados y países? En
cada oportunidad que he tenido de conocer algún escritor de otro lugar
he buscado la posibilidad de que alguna vez puedan darnos un taller con
su experiencia, pero no es fácil. Los costos de traslado y pago de
honorarios son complicados para nosotros porque no alcanzamos a juntar
los recursos para hacerlo. En un taller literario gratuito, y pocas
veces los participantes están dispuestos a cooperar para tener algún
taller que cueste dinero. Personalmente mantengo amistad y contacto
profesional con otros escritores, pero solo de tipo informativo.
Actualmente estoy promoviendo la obra de una autora alemana que escribe
en español y tiene interés en entrar al mercado mexicano. Esto es a
nivel personal.
14.- ¿Qué se necesita para integrarse por primera vez al taller? Solo
tienen que asistir y solicitar su ingreso. Hacemos una breve entrevista
para conocer sus lecturas y o experiencia con la literatura, para poder
indicarle y orientar sobre lecturas que le permitan conocer un poco más
de lo que hacemos. Pero todos son bienvenidos. No hay límite de edad.
15.- ¿Qué relación mantiene el taller con otros discursos como el periodismo, las artes visuales, la música o la política? Procuramos
una buena relación ya que entre nuestros compañeros hay periodistas,
músicos, actores, guionistas y productores de cortometrajes. Hemos
revisado ensayos, artículos, guiones y libretos con el mismo entusiasmo
que la poesía o la prosa. Incluso les he motivado a escribir textos que
no habrían pensado crear por no conocerlos. El único tema que evitamos
es el político; esto nos ha permitido seguir adelante sin controversias
ni rencores.
16.- ¿Cómo es su relación de colaboración con el Fondo
Guanajuato, la Universidad de Guanajuato y la Red Estatal de Tertulias
Literarias Guanajuato? Con el Fondo Guanajuato hemos
sido invitados en algunas ocasiones a participar en ferias de libros.
Nos han apoyado siempre con mucho entusiasmo.
Nuestra relación con la Universidad de Guanajuato terminó desde la
muerte del maestro Herminio, en 2014, e incluso desde antes ya era muy
lejana. En realidad el acuerdo era con el maestro, no con el taller.
Había incluso un programa sabatino de radio con duración de 4 horas
auspiciado por la Universidad.
Somos amigos de varios compañeros de la Red de Tertulias. Cuando el
maestro Calderón Vela inició el proyecto, me pidió que participara como
coordinador en Celaya, pero no tenía tiempo disponible y sugerí a otra
compañera del Diezmo. Ella sigue coordinando y trabajando con las
tertulias.
17.- ¿Cuáles son las asignaturas y retos pendientes para el taller? Nuestro
reto actual es la promoción de la lectura. Buscamos espacios en varias
partes para motivar a los celayenses a leer. Pero también queremos
publicar y vender nuestros libros. Esto es muy difícil. Solo hemos
publicado algunas antologías y a quienes hemos ganado algún premio nos
han publicado en otras partes.
El otro gran reto es hacer que más niños participen en el taller de
pequeños escritores. Existen varios lugares donde invitan a niños a
talleres, pero son temporales y los niños pierden impulso. El nuestro es
permanente, gratuito y de alto nivel. Creo que nos falta difusión, pero
es difícil hacerlo cuando solo una persona, tu servidor, es quien lo
lleva adelante.
18.- ¿Qué planes hay para el taller para este año? Este
2022 queremos que otros compañeros sean los coordinadores temporales
del taller, para que vivan la experiencia y ofrezcan su propia visión de
cómo llevar un taller tan antiguo. Quién sabe; tal vez alguno de ellos
tome la estafeta y dirija al taller hacia nuevos y mejores rumbos.
Desde el año 2014 en que me hice cargo de la coordinación, hemos
publicado un libro por año. Fuimos incorporados a la Enciclopedia de la
Literatura en México: http://www.elem.mx/estgrp/datos/256;
logramos que varios compañeros fueran invitados a las tutorías del
Fondo Guanajuato y algunos fueron publicados. Otros compañeros han
obtenido premios literarios en México y España. Creo que hemos hecho un
buen trabajo entre todos.
19.- ¿Qué balance hace del taller durante este pasado 2021, un año para muchos difícil? En
efecto fue un año muy complicado. Varias presentaciones se pospusieron o
se hicieron de manera virtual, lo que realmente no es igual a sentir el
pulso de una audiencia. Las sesiones virtuales son frías. Pero seguimos
trabajando desde las casas y varios compañeros tuvieron el tiempo de
concretar varios textos que estaban varados. Fue un año positivo para la
creatividad.
20.- ¿Cuáles son las fortalezas del taller, sus valores, filosofía y misión? Creo
que nuestra principal fortaleza es la unión. Somos un grupo muy unido.
Ha habido intentos de separarnos e incluso de destruirnos, hasta de
parte de políticos a quienes no les gusta que no tengamos una postura
hacia tal o cual partido.
Como valor diremos que la voluntad de servir a la comunidad. Todo lo que hacemos es para incentivar a otros a leer y cultivarse.
Nuestra misión es compartir nuestro conocimiento de manera
desinteresada. Provocar en otros la curiosidad por leer y escribir,
contar historias, compartir también con otros el conocimiento, poco o
mucho, pero con ánimo y disciplina por hacerlo de la mejor manera
posible.
Nuestra filosofía es ser y continuar siendo un taller literario
profesional, inclusivo, divertido, propositivo, generoso e integrado a
nuestra ciudad para que cualquier persona se sienta parte del grupo.