MUJERES EN ACCIÓN
“Si pronuncia tu
nombre ante las piedras
te mueve el
esplendor y en él derivas
hacia otro reino
y un país te envuelve
la maravilla”.
Giovanni Quessep,
Canto del extranjero.
Esperanza
Julia Ayala Ramírez tiene una larga trayectoria en la poesía. Ha publicado
varios libros que ha presentado en distintas ciudades del país. Es vecina de
Salamanca, donde por muchos años se distinguió en la carrera magisterial. La
maestra escribe con la mano en el corazón. Su inspiración es la vida, con sus
maravillosos colores pero también los sinsabores que a todos nos llegan a
tocar. Fue en enorme gusto saber que fue invitada al hermano país de Bolivia,
concretamente a Cochabamba, junto con otros escritores salmantinos, en el marco
de un Encuentro Cultural México Bolivia. Esperanza presentó la antología
Cuentos chinos... para niños lacios y chinos, además de La magia de un poema
escrito. La maestra nos narra, entre muchas otras anécdotas interesantes y muy
amenas, uno los temas que también le atraen: la cocina tradicional. Como ella
misma señala: “Otro aspecto importante en este recorrido por tierras bolivianas
es la gastronomía. El poder degustar algunos de sus platillos como el Silpancho:
un platillo elaborado con arroz blanco, gajos de papa, encima una gran milanesa
de res, empanizada, cubierta con dos huevos estrellados y una salsa de jitomate
y pimiento morrón picado. El Charque: dos huevos cocidos, dos papas, maíz
hervido, quesillo y sobre esto carne seca. El Pique macho: elaborado con carne
de res picada, guisada con ají amarillo y adornada con rodajas de jitomate y
rajas de pimiento verde. Lomo con chorrellana: es una milanesa de lomo de cerdo
adornada con jitomate picado y rodajas de cebolla en escabeche. Las salteñas: son
unas ricas empanadas rellenas con pollo deshebrado, papa picada, huevo cocido y
caldillo de ají amarillo muy bien sazonado. Pata de res en salsa de locoto (ají
verde) acompañada de arroz blanco. El Puchero de carnaval, que está elaborado
con papa entera, pera, durazno y yuca cocidos, un trozo de carne de res, cerdo
y otro de cordero cubiertos, repollo y arroz blanco aguado, cebolla,
garbanzo y salsa de ají amarillo. Y no
podemos olvidarnos de las Humintas: tamales en forma triangular con relleno
dulce y salado. La nieve de canela y nieve de leche acompañada con empanadas
dulces y los sandwiches de chola y maíz inflado”.
“Algunas de las bebidas que pudimos
degustar fueron el Té de coca, la Chicha
que se elabora con maíz blanco fermentado y la Chicha morada, elaborada con
maíz morado. Singani, la Cachaza y las
cervezas Huari y Paceña
La
importancia de esta visita es que se tendió un puente cultural entre ambos
países quedando la invitación abierta para exposiciones en sus diferentes
espacios y la presentación de obras
literarias en un futuro próximo”.
“En lo personal considero que fue
una experiencia muy grata, pues aprendimos muchas cosas y compartimos otras
tantas. Aprendimos a usar bolivianos, la moneda de ahí, agregamos a nuestro
léxico nuevas palabras, disfrutamos de la comida sin tortillas. Viajamos en la
Trufi, que es el transporte colectivo, y admiramos su espíritu revolucionario
para defender sus derechos.”
Aquí, en el Diezmo de Palabras,
compartimos su cuento infantil publicado por CONACULTA en la antología Cuentos
chinos...
Nos acompaña también otra mujer en
acción. Rosaura Tamayo Ochoa, compañera en nuestro taller de todos los
miércoles. Ella escribe poesía, cuento, minificción y narrativa infantil con un
toque de magia y fantasía lírica. Ha sido publicada en varios libros aquí en
México y en el extranjero, además de ser una artista de la pintura, lo que la
ha llevado a colaborar con la Asociación Plástica Celayense, la cual preside
actualmente. Rosaura tiene la habilidad de narrar con sus pinceles y dibujar
con sus letras. Esa dualidad le otorga una especial sensibilidad en la manera
en que percibe el mundo. Nos comparte un cuento infantil muy divertido.
En este mes de mayo y todo el año
también, las mujeres son madres, hijas, abuelas, pero también son niñas que aún
se asombran ante una historia bien narrada. Vale.
Julio
Edgar Méndez
EL
TENIS ROSA
Esperanza
Julia Ayala Ramírez
Juan
es un tenis rosa muy simpático. Conchita, su dueña, es una niña muy inquieta
que siempre pierde todo. Del par de tenis que tenía, solo quedó Juan, ya que su hermano gemelo se perdió y nunca
supieron en dónde. Conchita conserva con mucho cariño a Juan, su amado tenis
rosa.
Juan tuvo muchos problemas con un
calcetín blanco, de Conchita, ya que era
muy delicado y cada rato decía que el estaba percudido por culpa de Juan,
porque según él, el tenis siempre estaba muy sucio y cuando Conchita lo metía
dentro del tenis rosa le quedaron esas horribles manchas.
Lo que Juan no sabe es que Arnulfo, el
calcetín blanco, tiene las manchas de lodo del charco que está en la calle y
que Conchita pisó cuando andaba corriendo.
El charco, al ver cómo peleaba Arnulfo con
Juan, trató de arreglar las cosas entre ellos para que se acabaran las peleas.
Afortunadamente Juan y Arnulfo hablaron de sus pleitos y el
calcetín blanco comprendió que quien lo había percudido era el lodo. Por lo que
decidieron ser amigos y explicarle a Juan cómo estaban las cosas.
Arnulfo se dio cuenta de que la lluvia
llenaba de agua ese hoyo y se hacía un charco muy grande y muy lodoso y la
misma Conchita lo había manchado sin darse cuenta.
De pronto, Jacinto, el cloro, intervino en
la conversación y les dijo a Juan y a Arnulfo que él podía ayudar un poco si lo
dejaban actuar. Rápidamente mojó al calcetín blanco con su líquido transparente
y Arnulfo quedó completamente blanco.
Arnulfo, ya muy contento porque le
habían desaparecido las manchas, habló con Juan y le dijo que le gustaría que
fueran buenos amigos.
Juan no tuvo inconveniente para no serlo
y Jacinto, el cloro, se sintió feliz de tener dos nuevos amigos.
LAS
FIESTAS VERDES
Rosaura
Tamayo Ochoa
Cada
año festejan una fiesta en un pueblo cerca del Rancho de Tamayo. La llaman Las
Fiestas Verdes. Todo el año las sapitos están organizando el festejo que se
realiza en el mes de Octubre. Hay juegos mecánicos, tiro al blanco, mucha
comida típica y, lo mejor de todo, una carrera de sapos. Llegan de todos los
pueblo vecinos. Los estanques se adornan con papel picado de muchos colores.
Las damas sapos casaderas llenan su cabeza de moños y flores y los labios los
pintan de un color rojo o purpura, sus pestañas las hacen agrandar con aceite
de hueso de mamey. Los sapos se preparan durante los doce meses del año corriendo,
levantando pesas, nadando en su estanque. Comen muchas frutas, verduras y no hay
insecto que se les vaya vivo. Ellos saben que el más fuerte llega a la cima y
es reconocido como el mejor, además de
que le dan un trofeo de manos de la reina sapo de ese año, con todo y beso. Como
premio principal se le regala una bicicleta nueva, con todo y diablitos.
Por fin llegó el día esperado, 8 de
Octubre. Las fiestas comienzan con la inauguración de la feria diciendo unas
palabras el distinguido sapo Presidente municipal don Verde Nopal. La banda de
viento toca las fanfarrias y todos aplauden el corte del listón inaugural. Los
puestos de comida no se daban abasto; había moscas envueltas en caramelo,
mosquitos revolcados en chile, aguas frescas y agua de flores y raíces en
vitroleros llenos de hielos, apenas bien para el calor tan intenso. Los sapos
más pequeños se divierten en los juegos mecánicos, el carrusel con simpáticos
cocodrilos y caimanes de diferentes colores, la rueda de la fortuna con sus grandes
sillas en forma de hojas. En el tiro al blanco hay que atinarle a las moscas y
a los insectos. El juego de canicas tiene atractivos regalos de almohadas de
hojas con bordados de corazón.
Llegó la competencia esperada, la
gran carrera de los sapos. Se anotaron más de cincuenta competidores, se
pusieron en la línea de salida. Ya listos con su número en el pecho y espalda.
El Presidente municipal, don Verde Nopal, dio el tiro de salida y rápidamente
todos los sapitos corrieron, sabían que donde podían ganar ventaja era antes de
subir el cerro, porque estaba el camino muy empinado, además de que un día
anterior había llovido mucho. Los sapitos gritaban:
—¡Corran,
corran, queremos un ganador!
Unos
sapitos en el camino se resbalaban y caían y ya llenos de lodo no seguían en la
carrera. Otros se levantaban y seguían su camino. Y seguían los gritos:
—¡Ustedes
pueden, no se den por vencidos!
Ya a
la mitad del cerro iban sólo como treinta sapitos, conforme pasaba el tiempo el
número se reducía. Entre los sapitos uno resaltaba entre todos, era un sapito
con una gran peca negra en la espalda. Éste se caía, se llenaba de lodo y sólo
se levantaba y continuaba. Ya casi al final sólo nueve sapitos seguían, cada vez
el camino estaba más difícil. Aparte de la tierra mojada, las piedras quedaron
sueltas y sólo se escuchaban los gritos:
—¡Ya
no sigan, el camino está cada vez más difícil!
—¡Ya
se cansaron, mejor digan que no pudieron!
—¡Dense
por vencidos, se pueden lastimar!
—¡Lo último será imposible!
Unos
sapitos, al escuchar eso, simplemente dejaron de hacer el esfuerzo, otros
volteaban y escuchaban, pero el sapito de la peca no volteaba ni se paraba, simplemente
se levantaba y proseguía, no se quedaba a ver las heridas de sus manos o su
cuerpo. Y le gritaban cada vez con más fuerza:
—!!Hey
tú, sapo de la peca, eres el que más veces se ha caído, ya deja la carrera, no
lo vas a lograr!!
—¡Sí,
tú, sapo de la peca, nunca vas a llegar al final!
—¡Sapito
de la peca, eres el más flaco, quizás tus compañeros lleguen pero tú no!
Finalmente
los sapitos quedaron atrás con los gritos y comentarios, pero el sapito de la
peca finalmente llegó en primer lugar. Todos gritaron de gusto por ya tener un
ganador, pero uno que no era del pueblo preguntó:
—
¿Qué tiene de diferente ese sapito a los otros sapos?, es más, yo lo veo flaco
y no muy grande, los otros sapitos se ven fuertes y grandes.
Le
contestó un sapito que se encontraba a un lado:
—La
única diferencia que tiene ese sapito, aparte de la peca, es que también es
sordo.
*Estos textos fueron publicados en El Sol del Bajío, 29 de mayo de 2016, Celaya, Gto.