Sol del Bajío, domingo 30 de diciembre de 2012
DIEZMO
DE PALABRAS
AÑO
DE LA CONFUSIÓN
Mañana será el último
día del año 2012. Pero, ¿quién estableció esta fecha?
El día de Año Nuevo es
la más antigua y universal de las festividades religiosas. Curiosamente, su
historia comienza en una época en la que aún no existía un calendario anual. El
tiempo transcurrido entre la siembra y la cosecha representaba un “año” o ciclo.
La fiesta de Año Nuevo más antigua que se ha registrado se celebraba en la
ciudad de Babilonia. Se situaba a fines de marzo, en el equinoccio de
primavera. Los iniciaba un sumo sacerdote que, habiéndose levantando dos horas
antes del alba y tras bañarse en las aguas sagradas del Éufrates, ofrecía un
himno al dios local de la agricultura, orando para pedir un nuevo ciclo de
cosechas abundantes. Tanto desde el punto de vista astronómico como del
agrícola, enero es el peor tiempo para comenzar simbólicamente un ciclo agrario
o Año Nuevo. El sol no se encuentra en un lugar adecuado del cielo, como ocurre
en los equinoccios de primavera y otoño y en los solsticios de invierno y
verano, los cuatro acontecimientos solares que ponen fin a las estaciones. El
traslado de este día sagrado se inició con los romanos. Según su antiguo
calendario, los romanos consideraban el 25 de marzo, comienzo de la primavera,
como el primer día del año. Sin embargo, los emperadores y los altos
funcionarios alteraron repetidamente la longitud de meses y años para ampliar
el tiempo de sus mandatos. Las fechas del calendario guardaban tan poca
sincronización con los hitos astronómicos en el año 153 a.C., que para fijar
con seguridad numerosas ocasiones de tipo público, el Senado romano declaró el
1 de enero primer día del año. A continuación se produjeron nuevas alteraciones
de fechas, y para iniciar de nuevo el calendario, el 1 de enero, en el año 46
a.C., Julio César tuvo que prolongar el año hasta 445 días, por lo que se
conoce en la historia como “Año de la Confusión”. El nuevo calendario creado
por César fue llamado, en su honor, calendario juliano.
En cierta época, durante
la Baja Edad Media, desde el siglo XI al XIII, los británicos celebraban el Año
Nuevo el 25 de marzo, los franceses el domingo de Pascua, y los italianos el
día de Navidad, que era entonces el 15 de diciembre; sólo en la Península
Ibérica se observaba el 1 de enero. La aceptación general de esta fecha sólo
data de los últimos 400 años.
Así que si es, o no es
realmente el fin de otro año, no importa. Lo que cuenta es la actitud. Veámoslo
mejor como un principio y otra oportunidad.
Los compañeros del Diezmo
de Palabras, junto con nuestro maestro, Herminio Martínez, les damos las
gracias por habernos permitido entrar a sus hogares cada domingo a través de
las páginas de El Sol del Bajío.
Gracias a Juana Naranjo, a su excelente equipo de diseño y a nuestro gran
amigo, su director, Argimiro González. De todos nosotros, para todos ustedes:
¡Feliz Año Nuevo!
MAL DE AMORES
Por Herminio Martínez
Al hombre, apenas nace,
lo comparan, lo miden,
lo presumen,
se lo prestan al sueño,
se lo confían al talco,
lo bañan en la espuma
del cariño,
le hacen su eternidad y
se la ponen.
Hasta que llega el día
en que el bozal del
alma lo estrangula
porque ya no le cabe la
inocencia
en los espacios íntimos
del cuerpo.
Entonces el amor lo echa
a la calle.
Lo mete a las cantinas,
lo entretiene en los
cines,
lo derrumba en el ocio,
lo arropa en la
esperanza,
lo acuesta en camas
públicas que hieden,
lo regala al rumor,
lo tira a que lo pise
la llovizna,
lo avienta a que el
ayuno lo triture,
lo sienta en el
silencio hasta que llora
y en la tentación hasta
que brama.
Lo mece en los
columpios del ensueño,
lo refunde en las
grietas de la lástima,
lo amarra al palo seco
del insomnio,
lo encierra en los
corrales del suspiro,
lo arrea hacia la
avenida y el paisaje.
Así lo trae al pobre,
cabestreando
como a cualquier hijo
de buey.
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RUMOR DE HASTÍO
Por Berenice Patiño
Roa.
Olvidé que la muerte,
tu muerte,
provocó un delirio, una
caída…
Llegan a la piel las esquirlas
que se desprenden de tu
esqueleto,
la fragmentación del
universo en la ventana,
las prendas desgarradas
juegan a cubrir de misterio
un sinfín de memorias,
el olor a flores secas y cementerio
se instala en la casa
vacía y ésta adquiere un rumor de hastío.
Busco en los cajones
las cuentas del rosario
con el que solías rezar
e imponer tu voz
para mantenernos
quietos cada noche de Navidad,
sólo encuentro
soledades acumuladas,
cajas apolilladas que
conservan los objetos del abuelo,
y en el último día del
año, uno de tus hijos juega a ser héroe,
lanza ráfagas al
infinito, súplicas de indiferencia,
el estruendo nos obliga
a guardar silencio.
Del hilo pende una
piñata que se ha teñido de luto,
unos niños rodeados de
inocencia exigen dulces,
junto al mezquite se
derraman lágrimas
y los abrazos han
perdido significado.
En el corredor las
veladoras proyectan una sombra
que no es la tuya sino
la del terrible olvido,
que se ríe de mis
inútiles intentos para suspender
el desbordamiento de
sangre que decora las paredes.
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FIN DE AÑO
Por Javier Aranda
Fin de año se presenta
sin pausa,
con presagios, máscaras
y amor.
Mayas, muertes, todo
hastío,
todo en conjunto…
Fin de año de nueva
cuenta.
Año personal de huídas
y vuelos.
Año de cráneos y
alertas.
Que se acabe pronto.
Fin de año de
frialdades y tradiciones.
Gula, desvaríos y
regalos.
Se retornan los vicios
al vacio.
Aparecen nuevos
fantasmas.
Fin de año de dietas y
maratones.
Reuniones de cariño
familiares amados.
Corajes y risas, todo
aberración.
Estupideces, problemas
y más muertes.
Se acaba el monstruo
endemoniado.
Empiezan las nuevas
ganas de vivir,
nueva paz, pizcas de fe
y esperanzas.
Abrazos, armonía y
deseos inciertos.
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EL DISFRAZ
Por Rosaura Tamayo
Corre la niña en su mundo
rosa dentro de un castillo sin reino. Entre muñecas y juguetes se asoma a la
ventana y ve el azul del cielo, un arcoíris y un sol bañado en rayos. Canta,
sonríe, pinta y escribe con sus colores guardados en una cajita de madera blanca.
Juega con sus regalos de años anteriores; a la comidita con sus trastes rojos y
sus plateadas cazuelitas de la cocina en miniatura. Un cielo gris se asoma. Un
timbre anuncia la hora del disfraz. Se pone tacones, se peina y se pinta el
rostro. Sale disfrazada de adulta. Por un instante, no sabe si son minutos u
horas, pero llega gustosa a quitarse ese disfraz. Una armadura que la vida
misma le pide. Una sociedad que impone reglas y obliga a usar una indumentaria,
que esconde al niño o a la niña que llevas dentro. Dicen los adultos: la niñez
termina con los reyes magos y los sueños. No permitas que termine también en tu
corazón.
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PROFECÍA NAHUATL
Por Miguel Sánchez
Buscaba un lugar
apacible y adecuado para la contemplación del último eclipse del año y salí de
la zona urbana. Me instalé en el viejo puente de madera. Mi reloj indicaba las
12:20 de la noche. Al mirar hacia la carretera observé un tráiler, rotulado con
la marca de unas galletas famosas, saliendo de la ciudad. Instantes después, a
mi derecha, venía un trabajador en bicicleta.
-Buenas noches, amigo.
-Buenas noches
–contesté.
Aguardé unos minutos. A
las 12:30, hora que habían indicado los astrónomos, comenzaría el eclipse de luna,
dirigí la vista hacia ésta, la cual repentinamente se movió de un lado hacia
otro, al tiempo que el puente comenzó a vibrar. Todo se iluminó como si fuese
de día, pero inmediatamente regresó la obscuridad, en el mismo momento en que un estruendo retumbó en mis oídos. El
temblor aumentó bruscamente su intensidad lanzándome al suelo. Quedé boca
arriba viendo como el cielo giraba rápidamente. Asustado, cerré los ojos. En
cuanto terminó el temblor, miré hacia arriba para toparme con un cielo tranquilo.
La luna estaba quieta, en su lugar; las estrellas tampoco se movían.
Aparentemente todo había vuelto a la normalidad, sin embargo yo permanecí
recostado unos minutos. Un mal presentimiento me tenía nervioso. No existía
explicación coherente a lo que había sucedido. Todo fue tan extraño, que muy
angustiado me puse de pie. Me orillé al ver que por el lado izquierdo se
aproximaba un ciclista.
-Noches buenas –le dije
cuando pasó junto a mí.
-Amigo, noches buenas
–me respondió, mientras se alejaba pedaleando hacia atrás, en reversa.
Enseguida, al voltear hacia la carretera, vi un tráiler de famosas galletas,
entrando a la ciudad, también de reversa. Al ver mi reloj, éste marcaba las
12:20. Libre de preocupaciones por no haber notado algo extraño, regresé a mi
casa… iba caminando de espaldas.
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DIOSES
Por Cleotilde Gordoa De
la Tejera
Podemos hacer fogatas
en medio de la lluvia
nocturna,
iluminando los caminos
del sueño
mientras madura la
noche.
Podemos hacer florecer
hasta el sol
y sembrar música en las
nubes,
mientras danzamos al
ritmo de la vida
que llega en primavera
envuelta en mil colores.
Y seremos dioses en
esta nueva era,
acariciando los luceros
matutinos,
bebiéndonos con
ansiedad los mares,
y escribiendo todos los
suspiros.
Y haremos realidad los
imposibles,
mientras sembramos
todos los caminos,
atrapando imágenes del
mundo
para dejarlas volar al
infinito.
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Y ME QUITARÉ GENTIL LA
MEMORIA
Por Rafael Aguilera Mendoza
Es la hora en que la
luna
se posa en los postes
y escurre intermitente
de la fronda.
La luna llena tu seno
de soles,
esos soles inundan mi
lívido
que acude a la cita en
su punto.
Deleitarse en tu regazo
es calmar la sed
urgente
en un manantial virgen;
es libar la ambrosía,
es saborear el maná.
Tú finges dormir,
suspiras,
te estremeces y sueñas
que un dios te fecunda
disfrazado de lluvia de
oro.
Mañana te sentirás muy
culpable
de tu afición a las
lecturas mitológicas,
pero no sufras si vas
con tu novio
al encontrarnos en una
avenida.
Cortésmente les cederé
la banqueta
y me quitaré gentil la
memoria.