martes, 1 de noviembre de 2022

FUIMOS PUNTA DE FUEGO QUE UN DÍA SE HIZO CAMINO

FUIMOS PUNTA DE FUEGO
QUE UN DÍA SE HIZO CAMINO
Esquilo Campos

 

A manera de presentación


Ser voz sin mucha fiesta.
Como tú, palabra sencilla de pueblo.
No tener exceso de luz
ni perderse en caminos que quiebre la mentira.


 

PROLOGO AL POEMARIO DE ESQUILO CAMPOS

Agosto 2022

            Corría el año de 1973. Por los pasillos de la Escuela Preparatoria de Celaya de la Universidad de Guanajuato, todo era bullicio y algarabía, pues el año anterior una nueva generación había iniciado sus estudios medios superiores. Era una generación que inauguraba el ciclo de 3 años de bachillerato.

         Habíamos llegado a esa escuela que compartía espacio con la Licenciatura de Comercio y Administración de Empresas y la carrera de Secretaria Ejecutiva.

         En las aulas, en las canchas de basquetbol, la biblioteca y la cafetería transcurría la vida estudiantil, que de vez en vez se concentraba en el Auditorio de la escuela y en el Aula Magna, sitios emblemáticos de usos múltiples en donde se impartían lo mismo clases de teatro, presentaciones de grupos musicales o conferencias magistrales, que encendidos debates en las elecciones de dirigentes estudiantiles.

         Con vocaciones aun inciertas, orígenes diversos, y condiciones sociales y económicas precarias de la mayoría de sus alumnos, todo era incertidumbre y descubrimiento de nuevas experiencias. Cada hora, en el receso entre clase y clase, parvadas de jóvenes salíamos en tropel a convivir en las canchas deportivas que se encontraban en el patio central del complejo educativo a la espera del arribo del siguiente maestro.

         Allí, en ese micro mundo, surgieron los primeros noviazgos, las amistades, aventuras y acontecimientos que empezaron a moldear la personalidad de hombres y mujeres jóvenes en busca de su destino. Allí brotaron las vocaciones, en medio de parrandas humedecidas con la poca capacidad económica que teníamos, pues solo alcanzaba para cruzar la calle de Manuel Doblado y en una escapada consumir unas cuantas cervezas, por ciento de la marca Victoria, que en ese entonces era la bebida preferida de los albañiles que tomaban después de cobrar su salario semanal.

         Allí nos encontramos.

Él de estatura baja, complexión delgada, cabellos lacios y rebeldes, y una mirada que denotaba sorpresa ante lo que vivía y con una inmensa sed de conocimiento. Ya desde entonces, al hablar se le notaba el fuego por lo nuevo y la palabra, su nombre: Bernardino Quilo Melesio.

         Originario del sur de Celaya, El Sauz, pueblito vecino de Rincón de Tamayo, Arreguin de Abajo y la Cruz. De antepasados y padres campesinos, había crecido en las labores del campo en la falda del Cerro de la Gavia, cuidando animales y recogiendo mezquites, que hervidos era la golosina de los pobres en el campo de aquellos tiempos.

         Siempre con ropa desgastada por el uso y en la búsqueda permanente de libros aquí y allá para acceder a un mundo más allá del que conocía, formó parte de un pequeño grupo que empezamos a construir una amistad sólida y duradera: 49 años después, y  pese a que cada uno tomo rumbos diferentes en la vida, nos seguimos frecuentando, conviviendo, acompañándonos en las duras y en las maduras, lo que ha permitido consolidar una fraternidad de la que todos nos sentimos orgullosos.

         Bernardino muy pronto descubrió su amor por las letras. Participó en las clases de teatro que se daban en el Auditorio, y que dirigía el Mtro. Manuel Saldaña, escribió en el periódico estudiantil de la escuela y un día, sin más ni más, nos confesó que estaba escribiendo algunos poemas. Los firmaba con un seudónimo; ESQUILO CAMPOS, tal vez sin proponérselo, tomó como referencia al dramaturgo griego y lo complementó con sus recuerdos infantiles del campo que lo vio nacer.

         Muchas cosas ocurrieron en esos años. Por obra y gracia de las circunstancias, sin recursos económicos y enfrentando adversidades mayúsculas, terminó el bachillerato y su vocación afloró. Ingresó a la Escuela de Agricultura de la Universidad de Guanajuato que recién había iniciado actividades en Irapuato, porque había decidido perseguir un sueño, ser Ingeniero Agrónomo.

         Pero no abandonó su otra vocación, la poesía. Se dio tiempo durante su carrera y después, cuando se tituló, de asistir a talleres literarios para pulir su técnica, incrementar su vocabulario, conocer el arte de hilar palabras y expresar conceptos, pero sobre todo de abrir el corazón y el sentimiento para que sus más profundas raíces y vivencias pudieran irrumpir intensa y convincentemente.

         En cuanto tuvo oportunidad, se incorporó a diversos talleres de poetas. Inició con el padre José García Miranda y tiempo después ingresó al Circulo Literario Alfonso Sierra Madrigal en donde tuvo por compañeros, entre otros, a Félix Meza, Herminio Martínez, Eugenio Mancera, José Luis Soto y Cerritos Lucatero. Años después participó en el Taller Literario Diezmo de palabras.

         A lo largo de 49 años de amistad, aquel grupo de estudiantes hemos compartido las mieles y las hieles que la vida ha puesto en nuestro camino. Éxitos, aprendizaje, crecimiento personal, y también perdidas, fracasos, derrotas que han marcado nuestro trayecto de casi medio siglo.

         Bernardino Quilo decidió llevar una doble vida: la del Ingeniero Agrónomo Fitotecnista con la que cimentó su vocación profesional y construyó el futuro con su esposa y sus hijas, y la de Esquilo Campos, el seudónimo con el que dio rienda suelta a su talento, sensibilidad y capacidad creativa. Este libro que hoy está en tus manos sintetiza su obra y al leerlo, permite conocer a los dos personajes.

         El libro de poemas tiene tres tiempos, y en cada uno de ellos van cayendo las palabras como el maíz de las manos campesinas que frotan las mazorcas sobre la desgranadora hecha de olotes.

         El primero se llama “Al inicio del tiempo” y en él, Esquilo Campos va en la búsqueda de sus raíces. Los conceptos se van hilvanando, recordando los primeros años de vida en su pueblo, con el sol, la luna, la tierra y la vida campesina. Irrumpen las figuras del águila y la serpiente en el islote sobre el que se fundó Tenochtitlan, para recordar al más importante de los pueblos indígenas. De allí el autor levanta la mirada para tratar de entender la galaxia, el sistema solar, nuestro planeta y con hermosas frases se pregunta sobre el origen y la existencia humana. Somos polvo de estrellas, dice.

         El origen social de Bernardino Quilo rinde tributo a la tierra y a la justicia, a la libertad. Con la mirada puesta en las montañas y en las nubes el poeta agradece el canto del zenzontle y el canario y el amanecer de luz y esperanza.

         Hombre que valora lo que la vida le ha dado, no olvida en sus poemas a sus maestros y amigos; Herminio Martínez, el Lic. Guiza, el Prof. Jorge Peñaflor, nuestro amigo y formador Eduardo Ocampo y recuerda con nostalgia al bohemio del grupo, Alberto Flores. También a una de las parejas que se formaron en los pasillos de la Escuela Preparatoria y caminaron juntos por muchos años, Rosa María y Ricardo.

         Armando Manzanero nos había demostrado que en un cuerpo de baja estatura podía caber el talento, la sensibilidad y una inmensa capacidad de amar. Esquilo Campos lo vuelve a demostrar. El segundo tiempo del libro esta dedicado “Al amor”. En él las palabras van hilvanando frases hermosas que brotan de la inspiración del autor. Los poemas eróticos erizan la piel. Cuando escribe … “La noche y el sol de tu cuerpo”, vincula la frase con el agradecimiento a Pati, su compañera de vida, que construyó su hogar con el fuego de su alma y enlaza los atardeceres con el ocaso del sol, la admiración a la lluvia y a una mariposa monarca. La pasión y las caricias irrumpen en la piel de un cuerpo de fantasía. El erotismo es un faro rojo a la orilla de un mar embravecido, que recuerda la canción de Joaquín Sabina frente a una luz roja en una carretera cualquiera de España. “Estoy persiguiendo tu lugar húmedo” dice un poema y de pronto, con las notas de un son flamenco y unas curvas graciosas femeninas que bailan, irrumpen las palomas, que al igual que a José Alfredo, inspiran a Esquilo Campos para tomarlas de referencia en su cantar poético.

         El tercer tiempo tiene una intensidad sangrante y esta dedicado a “El dolor”.

         La ley de la vida dice que los hijos enterrarán a sus padres. Cuando ocurre lo contrario el dolor es inmenso, profundo, duradero. Cuando el autor le habla a Iván, su hijo, le dice: “No se que hacer con mi dolor, no se que camino tomar, perdí la voz, la ruta, recojo llantos para arrancar un sol y tenerlo siempre en casa”. El desgarro por la pérdida de su pequeño hijo se asemeja al grito de Jaime Sabines por su padre, al escribir su poema “Algo sobre la muerte del Mayor Sabines”. El encuentro poético con Iván expresa el lado más triste del ser humano y el vacío existencial acumulado de un padre huérfano de hijo que escribe “Estoy en el filo del llanto, en la hora siete de la tristeza de agosto. Corro desesperado hacia el vacío para encontrarme con la locura, varado en un llanto inútil”. Cuando la ley de la vida la quiebra en pedazos la muerte, todo se derrumba porque nunca habrá explicación frente a la perdida absurda, artera y desquiciante.

         Pero el autor encuentra un resquicio para el renacimiento de la vida. Inicia el abandono del dolor recurriendo a las fortalezas de su origen; el campo, la lluvia, las luciérnagas, la luz, el canto de los pájaros y sobre todo al amor, que es un canto a la vida. Va entendiendo al sufrimiento y entonces fortalece su espíritu para despedir a su madre, hermanas y esposos de ellas y reflexiona: “Acompañado de mi sombra, camino despacio, sin ruido, sin memoria y sin llanto”. Ha aprendido a convivir con la tristeza y con la muerte, y sereno, inicia las reflexiones del final de su vida. Entonces se permite escribir: “Al final del camino ya no queda luz, sentir pesado el tiempo, irse quedito sin llanto ni arrepentimiento”.

         Cuando el lector termine el último poema del libro de Esquilo Campos, caerá en la cuenta de que el autor ha tomado conciencia del final y ha empezado a escribir su epitafio con la paz que está por encima del tiempo.

 

Carlos Navarrete Ruiz

 

 

Diezmo de Palabras
 

Calaveritas de Rosalba

 

Calaveritas

Rosalba Salas Ramírez


La Parca muy astuta reía
porque ya su plan tenía
de llevarse a Raquel que se resistía
aunque su suerte ya sabía
por chismosa eso y más merecía.

La Calaca estaba frente a un espejo
admirando sus huesitos de reojo
pasó el diablo y dijo se ven exquisitos
se me antojan aunque estén porositos.

La Muerte en una fábrica quería trabajar
por estar muy flaca no la quisieron contratar
creyeron que estaba enferma y los podía contagiar
le dijeron mejor vete al panteón a descansar.

El maestro muy contento
compró pan de muerto,
a la Calaca se le antojó,
se lo comió y solo la bolsa le dejó.

Se escuchan fuertes rumores,
que la Flaca viene a llevarse a los gruñones
y también va a cargar con los miedosos
para ponerlos en el panteón a cavar fosos.

La Muerte se llevó a Bety mi vecina,
por no barrer el patio ni la cocina,
la dejó llevar sus tiliches
y se llevó también a sus parientes metiches.

A Diana se la llevó la Catrina
por trabajar en la oficina
le dijo: de leyes sabes mucho y eso a mí no me acongoja

mejor te llevo al panteón porque se me antoja.

A Vero se la llevó la Parca
con unos valiosos lentes de marca
Vero le dice: ni que fuera para tanto,
ahora los luzco en el camposanto.

La Huesuda llegó a una empresa
porque quiso darles una sorpresa,
la siguiente víctima en su lista
era la secretaria Doña Calixta.

Olivia, la bebé, dormía tranquila en su cuna
la Huesuda se acercó comiendo una tuna,
de pronto percibió un fétido aroma
que le hizo pegar una maroma
empezó a sentirse mal,
el olor provenía del pañal.

La Flaca tenía frío y un café se le antojó
entró a una cafetería y con piquete lo tomó
el mesero de inmediato la atendió
y la gente temerosa le corrió.


Rosalba Salas Ramírez
Octubre 2022

miércoles, 26 de octubre de 2022

CALAVERITAS DEL DIEZMO 2022

 

CALAVERITAS 2022

Por: Javier Alejandro Mendoza González

Arte: Enrique R. Soriano Valencia 


Patricia Ruíz se sabía una escritora muy inteligente

Su orgullo era el libro: Viaje al interior de mi mente

La Muerte se puso celosa y por coraje se la llevó al panteón

En la fosa le dio la calma para que siga con su introspección 


La revista, la bohemia y el periódico ya lo tenían harto

Por tantos pendientes Lalo Vázquez murió de infarto

Se llora a mares la pérdida de un músico, poeta y loco

A los pobres muertos, de todo eso les contagia un poco


La Calaca escribía una carta; Enrique Soriano corregía

Ella quería matrimonio; él, sólo le checaba la ortografía

Por su desaire lo convirtió en un muerto

Ahora él y su Tlaquetzalli son puro cuento


El Diezmo de Palabras se encuentra de duelo

Julio Edgar descansa tres metros bajo el suelo

El miércoles en el panteón da consejos con aciertos

Ahí es el coordinador de todos los poetas muertos 


El mundo entero llora la pérdida de una gran poetisa

Diana Aboytes era una mujer inteligente e insumisa

Sus poemas hablaban de muslos y pasiones textuales

Se los recita a la Parca entre velas, vinos y mezcales


Sus amigos, exalumnos y compañeros la añoran

Fue la Chica del este, escritora y una gran señora

La maestra Guillermina Carreño dejó de respirar

Ahora está en la tumba, con la Momia y el Saguar


El licenciado Héctor Ortega fue un cineasta destacado

Pero se lo llevó la Huesuda; aunque él estaba amparado

En su tumba escribe cuentos y guiones vestido de traje

El Más Allá será la locación de su eterno largometraje


La Catrina deseaba escuchar cuentos de terror y suspenso

Se llevó una teacher que de eso tenía un repertorio extenso

Margarita Medina fue una escritora tan despistada

Ni cuenta se dio que ya estaba muerta y enterrada


La Parca quería aprender salsa y bailes de salón

Alejandro escribía del egoísmo y la superación

En la tumba se moverán al ritmo de tambores y corneta

La Muerte se lo llevó al panteón, con todo y su bicicleta


Además de sus cuentos y poemas, llevaba galletas al taller

La Catrina la buscaba presurosa para que le diera de comer

Ya la tiene en el panteón; pero la quiere regresar

Es que ni en la fosa Rosalba Salas para de hablar 


Verónica Salazar vivía entre tertulias y mil ocupaciones

Fue a descansar al cementerio, ya no tuvo más opciones

La Parca quiere poemas de quimeras y lectura excitante

La encontró en el libro: El tiempo eterno de un instante


En vida fue pintora de lienzo y de mural

Ahora con acuarelas se decora su funeral

La Muerte la buscó incansable, de noviembre a mayo

Junto a Frida y a Picasso ya reposa Rosaura Tamayo


Joven escritora de un estilo complicado e intelectual

Ahí en la fosa sus talentos guardan silencio sepulcral

Jéssica Méndez fue actriz de grandes dimensiones

Ahora está en la tumba con todo y sus perversiones 


Bernardino Quilo era un escritor fino, acertado y serio 

Eso a la Flaca no le importó y se lo llevó al cementerio

En el Más Allá el poeta del Sauz duerme a sus anchas

Era chaparrito por lo que en su tumba hay mucha cancha


Georgina, Sara, César y Francisco no eran constantes

Están mejor bajo la tierra, entre sombras refrescantes

Mimí, Eduardo, Silvia y Antonio eran de ingreso reciente

Con calma espera la Parca para llevárselos el año siguiente


La Muerte no respeta, se lleva incluso a escritores

Dejó el taller vacío, cargó todos esos pecadores

En el camposanto crece yerba fresca y abonada

También colgué los tenis, ya me llevó la fregada

 

Celaya, Guanajuato, octubre 2022

martes, 11 de octubre de 2022

CADA QUIEN TIENE UNA MANERA

 


CADA QUIEN TIENE UNA MANERA

Memoria colectiva de escritores

del Diezmo de Palabras

en Celaya, Guanajuato

 

 

Cada quien tiene una manera

de acomodarse la mañana.

Hay los que se la llevan a la boca

en una caravana de cigarros

y quien la pasea vestida por las calles.

Otros nada más se la cuelgan al hombro

y avanzan como sombras que el sol

unta en el suelo.

Para éstos la luz nace vacía, sin sentido,

sin horas de almorzar ni regadera;

no tienen ropa limpia que ponerse

ni esperan que los llamen por teléfono.

Cuando a ellos el estómago les grita

meten sus toscas manos en el costal del día

hasta sacar el corazón del hambre

y comérselo en tristes rebanadas,

o al menos la esperanza

de alguna vez saciar toda su lumbre.

 

Herminio Martínez

 

 

 

EL DIEZMO DE PALABRAS

JUNIO 2022

El Taller Literario Diezmo de Palabras, fundado por Herminio Martínez en la ciudad de Celaya, ha permanecido vigente durante más de 30 años y sesiona cada semana sin interrupción. Hemos construido una plataforma sólida para que aspirantes, escritores en ciernes o diletantes puedan apoyarse en la experiencia de narradores y poetas con trayectoria, correctores de estilo, expertos en gramática y compañeros de letras de todas las edades.

            Actualmente sesionamos todos los miércoles en un pequeño salón dentro de la Casa del Diezmo y es el único taller abierto a todo público de manera gratuita. Somos uno de los talleres literarios más antiguos en Guanajuato y en el país. En el 2017 fuimos incorporados a la Enciclopedia de la Literatura en México.

            Además de múltiples becas de apoyo a jóvenes creadores y creadores con trayectoria, los asistentes al taller han alcanzado muchos premios locales, regionales, nacionales e internacionales.

            La historia del taller literario Diezmo de Palabras se remonta a 1977, cuando el Instituto Nacional de Bellas Artes le pidió al escritor Herminio Martínez que buscara un espacio y la gente adecuada para fundar el primer taller literario del Bajío. Entonces reunió a algunos estudiantes de preparatoria, profesores normalistas, médicos, abogados, periodistas y cuantos estuviesen interesados en las letras, para darle la bienvenida al primer coordinador, el maestro ecuatoriano Miguel Donoso Pareja, a quien Herminio había conocido en la Universidad Nacional Autónoma de México cuando recibió el premio de poesía Punto de Partida.

            A este grupo de aspirantes a escritores se le conocía nada más como Taller Literario de Bellas Artes y sesionaba en el edificio de la Casa de la Cultura al que asistían, no en gran número, jóvenes y adultos. Herminio asistía también, ya como profesor en la Universidad de Guanajuato, a estas reuniones.

            Entre los coordinadores del taller estuvieron, durante toda una década, Miguel Donoso Pareja, Ignacio Betancourt, Armando Adame, Héctor Carreto, Juan Domingo Argüelles y Gloria Gervitz, entre otros.

            Tras una breve pausa, en 1988 el poeta Víctor Sandoval, entonces director del Instituto Nacional de Bellas Artes, le sugirió a Herminio la posibilidad de continuar el taller, pero ahora bajo su propia responsabilidad. Desde entonces jamás se ha interrumpido.

            Al principio, ya bajo el cargo del maestro Martínez, se rebautizó como Taller Literario El Calmecac, hasta que en ese mismo año, la profesora Beatriz Acevedo Buchanan, directora de la Casa del Diezmo, los invitó a reunirse en ese lugar y a partir de entonces se renombró Diezmo de Palabras, porque tras una azarosa vida de andar sesionando aquí y allá: la calle, las plazas públicas, los cafés, las librerías, alguna escuela; el taller arribó al edificio del antiguo Banco Ejidal de la calle Benito Juárez, donde permaneció algunos años, hasta que el ingeniero Gerardo Cázares, director en ese tiempo de la Casa de la Cultura de Celaya, abrió las puertas al taller.

            Diezmo de Palabras está considerado como el taller literario vigente más antiguo y uno de los de mayor prestigio de Guanajuato y México.

            Entre sus ilustres visitantes ha tenido el privilegio de recibir entre sus filas a Edmundo Valadés, Poli Délano, Rafael Ramírez Heredia, Margarita Michelena, Francisco Zendejas, Saúl Ibargoyen, Juan Bañuelos, Alejandro Aura, Juan de la Cabada, Jaime Labastida, Carlos Montemayor, Otto Raúl González, Alberto Ruy Sánchez, Rafael Gaona, Eugenio Aguirre, Silvia Molina, Mario Moya Palencia, Brianda Domecq, Alí Chumacero, Mario Calderón, Ignacio Solares, Francisco Cervantes, Dari Novaceanu, Jorge Teillier, Alejandro Romualdo y Óscar de la Borbolla.

            Algunas de las revistas, diarios y suplementos más importantes de la república de las letras ha incluido a sus autores, entre otros: Tierra Adentro, Letras Libres, Vértigo, Casa del Tiempo, El Universo del Búho, Periódico de poesía, Punto de partida, Castálida, Expresso, El Sol del Bajío, Diario A.M., Es lo Cotidiano y Cosido a Mano, entre otros. Hemos publicado varios libros individuales y colectivos.

            Es nuestro deseo que, al compartir nuestra experiencia personal dentro del taller, otros aspirantes se animen a participar y buscar el apoyo de una comunidad literaria abierta a todo aquellos hombres y mujeres que desean escribir y no saben dónde y cómo empezar.  No hay límite de edad. Pueden escribir poesía, narrativa, ensayo, guión, libreto o lo que más les guste. Todos los textos son bienvenidos.

 

 

PRÓLOGO

Hace más de dos décadas que descubrí en la escritura un pasatiempo maravilloso, una actividad apasionante y liberadora, un símbolo de rebeldía, pero también de compromiso. El gusto por escribir se derivó de un hábito que comenzó más o menos a los trece años: leer.

            De a poco fui leyendo un libro tras otro, de diversos temas, de varios tamaños. Transcurrido un tiempo encontré mi tipo de lectura y años después busqué la oportunidad de escribir en un diario local al tiempo que una historia familiar me llevó a redactar como Dios me dio a entender, un libro.

            Mi participación como columnista se extendió por casi quince años y en ese periodo surgieron dos libros más: otra historia familiar y mi primera novela. Los avatares por los que debí pasar para que mis textos vieran la luz fueron innumerables. Las horas frente a una computadora, las entrevistas, la investigación y la búsqueda de apoyos no vuelven sencillo la tarea de publicar y mucho menos la de divulgar, por ello estoy consciente de lo que un escritor debe vivir para que su libro se publique. Se trata de un largo y sinuoso camino que desanima a muchos.

            Por eso mismo, la existencia de talleres literarios cobra especial relevancia para cobijar a escritores que desean publicar. En un taller literario cada uno de los integrantes expone lo que ha escrito y con paciencia escucha la opinión de sus compañeros, quienes, con absoluta libertad y profundo respeto, realizan las críticas que consideran pertinentes. El autor deberá guardar silencio, pues no se trata de un intercambio de puntos de vista, mucho menos de un debate, es una oportunidad para hacer anotaciones y corregir la ortografía, mejorar la trama, fortalecer el hilo conductor y en todo caso, descartar algunas partes de la historia.

            Diezmo de Palabras es un taller literario con más de treinta años de existencia que ha sido dirigido por importantes personalidades como el maestro Herminio Martínez Ortega, extraordinario novelista y quien fungiera como Cronista de Celaya los últimos años de su vida. Herminio, ocupado en la forja de nuevos escritores, dedicó centenares de horas, años de existencia para adiestrar y aconsejar a toda persona que solicitaba un espacio en el taller. Diezmo de Palabras alcanzó la consolidación con ahínco, disciplina y, sobre todo, con calidad.

            El tiempo avanzó inexorablemente y la brillante vida del maestro Herminio se extinguió, pero Julio Edgar Méndez, uno de sus discípulos más avezados y fiel custodio del legado del taller, asumió sin temor las riendas que sostiene hasta ahora con pasión y empeño.

            La presente obra que me honro en prologar es una compilación de anécdotas, de reflexiones, de reminiscencias y de gratitud por cada uno de los integrantes del taller, quienes nos contarán lo que Diezmo de Palabras ha significado para ellos y para su trayectoria como escritores.

            En estas páginas el lector podrá encontrar un cúmulo de historias atesoradas con el tiempo, que hoy, a la distancia, se convierten en bellos recuerdos de vida, testigos de un momento que parece lejano pero que en la actualidad se valora, se distingue y se añora.

            No conformes con lo anterior, los miembros del taller también nos regalan algunos de sus textos poéticos, desde los cuales podemos vislumbrar su educada manera de escribir y su sensibilidad por compartir.

            Si hay un sello característico del actual gobierno municipal son las puertas abiertas, donde el ciudadano debe ser atendido con diligencia, amabilidad y respeto, pues los servidores públicos tenemos ese deber en todo momento. La visión del presidente municipal Ingeniero Francisco Javier Mendoza Márquez, ha permeado fuerte en el Instituto de Arte y Cultura. Estamos convencidos de que el acercamiento con la comunidad artística y cultural es vital para fortalecer el trabajo que se realiza desde la administración pública. Es por ello que cuando Julio Edgar se me acercó para solicitar la publicación del presente libro, no dudé en respaldarlo, sabedor de la calidad del taller Diezmo de Palabras y en reconocimiento a los varios años que de manera ininterrumpida dedican al perfeccionamiento de los escritores que buscan en ellos, un escaparate para el desfogue de sus emociones.

Lic. Héctor José Gómez de la Cortina Guerrero

Director General del Instituto Municipal

de Arte y Cultura de Celaya.

Julio del 2022.

 

 

Semillero de talentos del granero de palabras

Cuando el maestro Herminio Martínez tuvo a su cargo la coordinación del taller literario Diezmo de Palabras en Celaya, Gto., siempre precisaba que era muy importante saber pensar parasaber escribir. Saber construir ideas y clarificar conceptos, precisar experiencias para darles forma a los acontecimientos en la memoria, surgiendo de los recuerdos o de la creatividad. Esto resulta un reto inicial para posteriormente plasmarse por escrito, echando mano de los recursos necesarios para hacerlo apropiadamente para el propósito que el autor desea y con ello lograr no solamente la comunicación o la transmisión del conocimiento, sino la transmisión de sentimientos, emociones, de sensaciones que cautivan a un lector para no desprenderse de la lectura, para viajar por el mundo de la imaginación, para adentrarse en la catarsis de otras historias. Por ello decía, era muy importante que el escritor fuera honesto en su pensar, escrupuloso en su escritura y responsable con el uso de las palabras, porque tenían su propio peso y significado.

            Cuando se tiene el privilegio de contar con un ejercicio creativo en grupo, donde la experiencia en equipo de trabajo es importante para compartir y buscar mejorar –como buen principio colegiado– la experiencia creativa se enriquece y también se robustece gracias a la diversidad de su composición, como a la

generación de lazos de unidad en las expectativas y deseos de aprendizaje. Los sentidos se agudizan y la mente dinamiza su funcionamiento para corresponder los ámbitos desde los cuales los demás hacen surgir su inspiración.

            La creación literaria logra trascender cuando se escribe con respeto, primero a nuestras ideas y después a las consideraciones de los lectores que nos descubrirán. Por ello, resulta muy meritorio reconocer la constancia de la práctica y la perseverancia en la lectura que favorece el flujo de la escritura.

El otro momento presente en la posibilidad del bien escribir, está en el publicar; el compartir con un público mayor lo creado y es entonces en donde podemos apostar a la apropiación de nuestros textos por otras personas, también a la trascendencia por la originalidad, el uso correcto de las formas literarias, lo sobresaliente del desarrollo de un tema o el significado que puede tener para determinados sectores.

            Por lo anterior, uno de los procesos creativos más sensibles, que merece mayor cuidado y acompañamiento, es el taller literario, porque permite formar seres humanos sensibles para trascender a través de la palabra, no sin antes pasar por el examen del análisis, la reflexión, el estudio, la elaboración de borradores, la selección, la fragmentación, la reescritura y el tiempo que permite clarificar ideas y madurar pensamientos.

            Mi agradecimiento y felicitación a Diezmo de Palabras, por continuar cultivando y promoviendo el saber literario, por permanecer de puertas abiertas que orientan y permiten crecer a los demás, porque sus aportaciones son valiosas para la preservación de la palabra escrita y su contribución es fundamental para motivar y formar la creación literaria entre diversas y nuevas generaciones a través del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Celaya.

            Gracias por ser semillas que germinan dando abundantes frutos.

            Rafael Soldara Luna

 

 diezmodepalabras.com

Cuentos para no caerse de la cama

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