CALAVERITAS 2022
Por: Javier Alejandro Mendoza González
Arte: Enrique R. Soriano Valencia
Patricia Ruíz se sabía una escritora muy inteligente
Su orgullo era el libro: Viaje al interior de mi mente
La Muerte se puso celosa y por coraje se la llevó al panteón
En la fosa le dio la calma para que siga con su introspección
La revista, la bohemia y el periódico ya lo tenían harto
Por tantos pendientes Lalo Vázquez murió de infarto
Se llora a mares la pérdida de un músico, poeta y loco
A los pobres muertos, de todo eso les contagia un poco
La Calaca escribía una carta; Enrique Soriano corregía
Ella quería matrimonio; él, sólo le checaba la ortografía
Por su desaire lo convirtió en un muerto
Ahora él y su Tlaquetzalli son puro cuento
El Diezmo de Palabras se encuentra de duelo
Julio Edgar descansa tres metros bajo el suelo
El miércoles en el panteón da consejos con aciertos
Ahí es el coordinador de todos los poetas muertos
El mundo entero llora la pérdida de una gran poetisa
Diana Aboytes era una mujer inteligente e insumisa
Sus poemas hablaban de muslos y pasiones textuales
Se los recita a la Parca entre velas, vinos y mezcales
Sus amigos, exalumnos y compañeros la añoran
Fue la Chica del este, escritora y una gran señora
La maestra Guillermina Carreño dejó de respirar
Ahora está en la tumba, con la Momia y el Saguar
El licenciado Héctor Ortega fue un cineasta destacado
Pero se lo llevó la Huesuda; aunque él estaba amparado
En su tumba escribe cuentos y guiones vestido de traje
El Más Allá será la locación de su eterno largometraje
La Catrina deseaba escuchar cuentos de terror y suspenso
Se llevó una teacher que de eso tenía un repertorio extenso
Margarita Medina fue una escritora tan despistada
Ni cuenta se dio que ya estaba muerta y enterrada
La Parca quería aprender salsa y bailes de salón
Alejandro escribía del egoísmo y la superación
En la tumba se moverán al ritmo de tambores y corneta
La Muerte se lo llevó al panteón, con todo y su bicicleta
Además de sus cuentos y poemas, llevaba galletas al taller
La Catrina la buscaba presurosa para que le diera de comer
Ya la tiene en el panteón; pero la quiere regresar
Es que ni en la fosa Rosalba Salas para de hablar
Verónica Salazar vivía entre tertulias y mil ocupaciones
Fue a descansar al cementerio, ya no tuvo más opciones
La Parca quiere poemas de quimeras y lectura excitante
La encontró en el libro: El tiempo eterno de un instante
En vida fue pintora de lienzo y de mural
Ahora con acuarelas se decora su funeral
La Muerte la buscó incansable, de noviembre a mayo
Junto a Frida y a Picasso ya reposa Rosaura Tamayo
Joven escritora de un estilo complicado e intelectual
Ahí en la fosa sus talentos guardan silencio sepulcral
Jéssica Méndez fue actriz de grandes dimensiones
Ahora está en la tumba con todo y sus perversiones
Bernardino Quilo era un escritor fino, acertado y serio
Eso a la Flaca no le importó y se lo llevó al cementerio
En el Más Allá el poeta del Sauz duerme a sus anchas
Era chaparrito por lo que en su tumba hay mucha cancha
Georgina, Sara, César y Francisco no eran constantes
Están mejor bajo la tierra, entre sombras refrescantes
Mimí, Eduardo, Silvia y Antonio eran de ingreso reciente
Con calma espera la Parca para llevárselos el año siguiente
La Muerte no respeta, se lleva incluso a escritores
Dejó el taller vacío, cargó todos esos pecadores
En el camposanto crece yerba fresca y abonada
También colgué los tenis, ya me llevó la fregada
Celaya, Guanajuato, octubre 2022
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