CON SABOR A CAMPO
-Poesía de Cleo Gordoa-
Cleotilde
Gordoa de la Tejera es una poeta de incansable ánimo. Desde su natal San Luis
Potosí y su paso frecuente por todo el estado de Guanajuato, ha puesto en alto
el nombre de México en otros países de nuestro continente. Con el nombramiento de Embajadora del arte,
que le otorgaron en Bolivia, visitó en abril el hermano país de El Salvador
junto con otras escritoras tanto mexicanas como de otros países. El motivo fue el FESTIVAL INTERNACIONAL
LITERARIO EN SANTA ANA celebrando el 34 aniversario de la UNASA (Universidad
Autónoma de Santa Ana) en El Salvador. Se realizaron talleres, conferencias,
recitales e intercambios culturales, entre otras actividades. La acompañaron: Alejandra
Domínguez, de Puebla; Ángela Penagos, de Colombia; Elvira Mora, de Oaxaca; Georgina Cuartas y Margarita
Rosa Patiño, de Colombia; Maureen Altman, de Perú; Berbel de Canarias, de Islas Canarias; Linda Morales, de New
York; Salud Ochoa, de Chihuahua; Silvia Siller, de New York y Yuriria Cañedo, de
México.
Cleo, como la conocemos los amigos,
presentó parte de su trabajo más reciente, el cual compartimos aquí en nuestro
Diezmo de Palabras. Su poesía es fruto de sus vivencias y los muchos viajes a
lo largo y ancho del país. Cleo tiene la capacidad de descubrir lo bello de
cada flor, en cada nube, de la misma arena en donde ha desnudado su alma. Su
mirada se detiene para capturar ese preciso instante que cuando lo comparte a
través de sus fotografías, se vuelve de todos y cada uno de los que admiramos
su labor de poeta y el ejemplo de tenacidad para disfrutar la vida. Vale.
Julio
Edgar Méndez
CON
SABOR A CAMPO
Cleo Gordoa
Con
la piel cansada, añeja,
y
las raíces incrustadas a la tierra,
te
dejas ir en el columpio del tiempo,
entre
rutinas mañaneras, entre ocasos infinitos.
Tus
manos saben y huelen a campo,
al
rastrojo que cruje con el viento,
al
maíz que se desgrana día a día
y al
olor de la leña en la cocina.
Los
caminos hablan de ti y tus historias,
de
tus andanzas en la milpa en temporadas,
de
las caricias del sol en las labores
y de
las lluvias que traen la esperanza.
Tú
conoces el sabor de las tortillas,
de
la olla ahumada que hierve con frijoles,
de
los manjares verdes sin espinas
y
del molcajete que abraza los sabores.
Te
envuelves en la noche con la luna
y en
la carreta acunas tus ensueños,
hombre
de campo fértil y huraño,
hombre
de adobe y corazón de niño.
Te
duermes sin pensar en los pesares,
con
la espalda cansada del trabajo,
y
sueñas con la milpa y con tus animales
y
despiertas feliz, de comenzar de nuevo.
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¿DE
QUÉ HABLAN LOS VIEJOS CON SU SOLEDAD?
Cleo Gordoa
Si
han perdido los recuerdos,
el
tiempo se esfumó en algún momento
y en
él se quedaron suspendidos,
fueron
tantas cosas en un tiempo
y
ahora viven a solas y sin recuerdos.
Charlan
tal vez con su sombra,
con
ellos mismos en el espejo,
comen
en su mesa desierta
y se
refugian en su alcoba vacía.
¿De
qué hablan si ya no son niños?,
no
son ancianos porque no lo recuerdan,
quizás
se ríen con la muerte a escondidas,
suspiran
prolongado por las noches
y a
veces se contraen con tanto frío.
Esos
años que pesan en el alma,
cuando
caminan con su bastón a solas,
y le
hablan a las fotografías añejas
y se
cuelgan los ayeres en el pecho.
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LA
VIDA DE UNA HUASTECA
Cleo Gordoa
Siembra
huasteca
tus
cafetales,
corta
la caña,
haz
los tamales.
Cuida
a los críos,
ve a
la molienda,
lava
en el río
y da
la merienda.
Corre
al mercado
a
buscar blanquillos
y
algún antojo
pa’su
pelao.
Cuida
las vacas,
vende
los quesos,
amasa
sueños
y se
hace vieja.
Allá
en la plaza
se
escucha el ruido,
brindis
y aplausos
pa’su
marido.
Él
sí es muy macho
y se
descarga,
del
feo trabajo
que
hay en la casa.
Él
solo arrima
lo
que le sobra,
la
pasa a gusto
bebiendo
caña.
Llega
borracho
con
sus instintos
y su
huasteca,
solo
se calla.
Está
cansada
de
hacer de todo,
y
cree que el mundo
no
es de otro modo.
Pasan
los años
y se
desgasta,
un
día se muere
y no
pasó nada.
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BORDA
MUJER MORENA
Cleo Gordoa
Borda
mujer morena,
borda
tus fantasías,
con
hilos de mil colores
pespuntea
formas divinas,
y
atrápalas entre nudos.
Que
tu aguja haga historias,
leyendas
viejas del pueblo,
despertares
asombrosos,
ríos
que bailan con prisa
y
flores del paraíso.
Ahora
luce tu vestido
que
bordaste de esperanzas,
sal
con donaire a la calle,
majestuosa
bordadora
a
lucir tu artesanía.
AMANTES
DE LOS MARES
Cleo Gordoa
Dibújame
cual sirena apasionada
con
tus dedos ardientes,
con
tus besos de fuego.
Enséname
a nadar sobre tus olas
y
déjame beber las aguas de tu océano,
mientras
nos mece la marea.
Que
las palmeras nos arrullen,
que
las estrellas brillen para nosotros
y
que el rumor del mar nos acaricie.
Somos
aquellos amantes de la playa,
los
navegantes sin rumbo ni destino,
las
olas que se endiosan con la luna.
Yo
arena y tú agua,
yo
viento y tu brisa,
yo
volcán y tu fuego.
Amantes
de arena y humedades,
volátiles
en los sueños sin sentido,
explosiones
en una noche intensa.
Yo
mujer desnuda de palabras,
tu
mi amante cuajado de suspiros
y
los dos esencia de los mares.
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LÁNGUIDA
SIRENA
Cleo Gordoa
Deja
que lánguida navegue
por
la firmeza de tus muslos,
y
que llegue hasta la fuente
del
placer urgente.
Déjame
beber tu néctar
que
emana del río de la vida
y
cual elixir pagano, se derrame
en
el cáliz de mis labios.
Solo
déjame saborearte
en
una noche de luna,
bajo
el influjo eterno
de
las efímeras galaxias.
Que
palpiten tus sienes
que
la demencia te arrastre,
mientras
mis manos febriles
te
recorren, te exploran.
Que
tus suspiros escapen
entre
espasmos y vaivenes,
mientras
desde lo lejos
invocas
tu amada sirena.
Ábrete
a la lujuria sin sentido,
que
cada beso nuestro,
sea
la puerta nueva del cielo
o la
llegada al infierno
Soy
la sirena que canta para ti,
la
que solo navega en tus playas,
la
que llamaste en tu delirio
cuando
tu barco naufragaba.
Ven
marinero, no te haré nada,
solo
te haré gozar hasta el orgasmo,
después
me alejaré hasta mis mares
y tú
seguirás en tu barca navegando.
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LLUEVE
EN MÍ
Cleo Gordoa
Llueve
sobre mi piel desnuda,
que
cada gota de tu esencia me acaricie
y se
vuelva tormenta en mis adentros
para
que despierten del letargo mis sentidos.
Llueve
cual tarde de verano
para
refrescar mis ardientes caminos
y ve
florecer para ti mis montañas
y la
selva espesa que se abre a tus delirios.
Deja
que escurra esa humedad entre nosotros,
que
nos cubra la noche y sus destellos,
y al
rugido intenso y voraz de los cielos
asomen
las disimuladas pasiones.
Regálame
tus instintos uno a uno
y
siembra sinfonías en mis placeres,
entona
la canción de los amantes
y
hagamos el amor como dementes.
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MUJER
POTOSINA
Cleo Gordoa
Mujer
gentil de nopal y barro,
creada
en los senderos intrincados,
bajo
el sol de las quimeras y las luchas
y
envuelta en las leyendas del pasado.
Mujer
que cuece historia peregrinas
en
el deambular de sus etéreas pisadas,
con
su sombra calcinada por los tiempos,
con
la mirada pendiente en el futuro ciego.
Ella
borda fantasías en los arrabales,
con
sus retoños entre sus pliegues,
con
la boca seca por el hambre injusta,
con
su rostro triste, pero al fin guerrera.
Mujer
de la sierra bordada de espinas,
con
la piel reseca y preñada siempre,
con
el alma vieja arrastrando historias,
con
la vaga imagen, de que hay otra vida.
Cocina
tus sueños con olor a humo,
siembra
tus desvelos por otra alborada,
eleva
plegarias en todos los barrios
y
sigue poblando el mundo de sueños.
MESTIZA
Cleo Gordoa
Mujer
mestiza
de
sol y caña,
de
pisadas firmes
en
los cafetales.
De
cascadas negras
que
cubren su espalda,
como
sinfonías
mecidas
al viento.
Perlas
de colores,
de
sonrisa ausente,
de
ojos obscuros
y
silencios mustios.
Mujer
arcoíris
envuelta
en colores,
sudas
tu huasteca
entre
tus faenas.
Mujer
que grita
desde
sus adentros,
el
deseo inmenso
de
ser valorada.
Te
bañan los ríos,
te
besan las noches
y un
día te deslavas
y te
vuelves caña.
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