EL RELÁMPAGO EN LA POESÍA
DE JUAN MANUEL RAMÍREZ PALOMARES
“No
aspiro a lo breve de los siglos, espero apenas, con gran espera, lo profundo
del momento.” Escribió hace varios años el poeta Juan Manuel Ramírez Palomares.
En su obra se respira esa paciencia de quien trabaja sin pausas, meditando cada
palabra, cada verso que siempre es el adecuado; con la profundidad del
pensamiento de quien entiende la palabra y la respeta en todas sus acepciones. Juan
Manuel no es ajeno al quehacer literario en Celaya; hace algunos años participó
activamente en el taller Alfonso Sierra Madrigal, junto con otros jóvenes que
hoy son escritores ya con oficio y trayectoria. Fue alumno del maestro Herminio
Martínez, en la etapa preparatoria, en aquellas clases muy al estilo Herminio,
quien siempre motivaba a la lectura de la buena letra. Actualmente ha retornado
a Celaya a trabajar en el Sistema Municipal de Arte y Cultura desde donde
coordinará distintas acciones que involucren a la palabra. Bienvenido.
Julio
Edgar Méndez
SOBRE
ESTA PUBLICACIÓN
La
presente es una selección de textos publicados entre 1988 y 2013, en los
libros: La pesadumbre, el olor de la fruta;
Aire en vendaval; La historia del día; Estampas; Saltimbanquis y Crónicas Postales.
Fueron
leídos en una reunión del Taller Literario Diezmo de palabras a manera de
presentación personal y de integración al desempeño que este Taller Literario realiza
dentro del SISMACC desde hace más de 20 años.
También
como una manera de señalar mi retorno al trabajo de Promoción Cultural en la
ciudad en donde crecieron los sueños, nacieron los hijos y florece la
esperanza.
Juan
Manuel Ramírez Palomares
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POÉTICA
He
venido al papel a dar cuenta de mis actos, para hacer público mi vicio de
vivir, mi oficio. Porque creo y dudo ¿De qué? Perduro en la letra como una
mariposa hipnotizada de luz, y quiero hundirme más en ella con obsesión de
amante, con la sinrazón del adicto.
Contemporáneo
de mi muerte defiendo a diente y garra el polvo que me cubre desde ahora, lo
dejo por ahí, en el camino. En la silla del bar, en la flama sexual, en el
hastío…
Se
me da, no sé por qué azar, el refugio en el vértice de la noche arropado con
mis años asomado a la suerte de la vida callejera, donde todo va como sin
rumbo, como en fuga infinita. Extranjero en mi ciudad desde los ojos intento
traducir los hechos de gente que puebla espacios y actitudes.
No
aspiro a lo breve de los siglos, espero apenas, con gran espera, lo profundo
del momento.
Porque
en un abrir y cerrar de ojos se sufre el placer, se llora cantando; eso es
también lo verdadero
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LA
ESCRITURA
es
madre que asesina
amante
infiel
dura
arpía
mágico
organismo en que se vive entero
donde
palpita un ritmo
de
alas secretas
donde
un bosque
crece
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CUENTA
TU CIEGA AMISTAD CON LAS SOMBRAS
con
los ovillos de lana
con
los caramelos y la fruta
Tu temor por el demonio agazapado bajo la
almohada
oloroso
a fiebre y doctrina
habla
de los extravíos de tus ojos
ante
las formas del mundo
animales
acróbatas
adultos
Di
la rebeldía por los horarios
los
deberes
la
religión
Puesto
en la sinceridad
toca
de nuevo por primera vez
tu
sexo
lubrica
y juega al amor tras una valla
en
la vereda
oculto
en un patio lejano
Nombra
héroes
enemigos
amantes
y tragos
dolores
Deshilvana
el saco de la culpa
escupe
de fuego y maldice
No
te calles
repite
la canción con que bendices a la vida
ésa
será tu carta de suicida
una
biografía.
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RELÁMPAGO
Quien
sepa mirar la luz quebradiza del relámpago
puede
encontrar en sus ojos la semilla de un árbol
el
país diluido de los muertos.
Porque
es una estatua de lluvia que promete
un
alarido de mar bajado de los cielos.
Porque
construye y corta imágenes;
aterra
y sugiere palabras intactas
como
una oración o el propósito de un beso.
Violeta
en un campo de grisura
llaga
y dolor recientes
manto
que desnuda a la noche y une cuerpos
bajo
su piadosa mirada de ángel expulsado
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ALABA
Alma
a la luz
Canta
con su voz
no
te refugies en ella
contempla
funde
tu ala
en su halo
Sé
luz
Sé
alba
Fuga
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UN
POCO DE TU MURMULLO
Deseo
una sábana canora
no
de mortaja
no
de velamen
Sí
para
revolar
entre
tu cuerpo
solar
y
vertedero.
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LA
HISTORIA DEL DÍA
es
la luz
la
sombra
el
sonido
y
los seres que la lloran
La
historia de la luz es el día
los
seres que la olvidan
en
medio de la sombra
sordos
ateridos
con
el corazón vuelto una lágrima
con
la distancia y su lastre a cuestas
con
la imposibilidad de dar palabra
a la
historia de la historia
el
hombre
falaz
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HE
RECORRIDO EL DÍA Y CASI NADA
a
menos que un tren lejano
como
el patio lejano de la infancia
a
menos que la esperanza raída por incierta
a
menos que la sordidez
el
cinismo
la
alegría
a
menos que la noche y casi nada
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LA
NOCHE
más
profunda que su aparente sombra
más
abandonada que sus descastados ángeles
más
enloquecida que su burdel de humo
menos
poblada que la garganta rota
La
noche siempre antigua y joven
La
noche, un hombre en cada páramo
callada
como tu espalda
La
noche ladra en sus esquinas
nos
une
me
separa
Loca
cigarra eriza la noche
vientre
de agua.
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JINETE
AZUL
De
luz la espada
sobre
la frente oscura
De
luz la sangre
las
alas
la
montura
De
sombra el corazón
de
pesadumbre pura
Por
la ausencia
con
su mortal dulzura
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CORCEL
DE AGUA
Un
caballo atado al cuerpo de un mezquite, anuncia que la lluvia está más cerca
que el propio aliento. Lo sé porque huele a madrugada sorpresiva. Porque es un
ángel quien se anuncia en los resoplidos del corcel; en su mirada claraboya,
mandala, lunar.
Un
caballo húmedo como el río es más que la montaña, porque conoce los secretos
del relámpago y de la madera calcinada antes que su crin, que su calcio.
Una
osamenta rota en astillas es un collar, un arete, un anillo. Circular como las
pupilas de un caballo atado en la lluvia
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RANA
Un
corazón oculto en la maleza
reverbera
y abate lo callado
si
lo escuchas se da por bien mirado
si
lo piensas se tornará promesa
Reúne
en si toda la voz del prado
el
zigzag de la lluvia, la certeza
de
lo que hubo o habrá, de lo que empieza
del
mañana que es hoy y será pasado
Se
transporta en el pecho, es luna
sola,
vuelta multitud en pos del eco
se
repite la magia, la fortuna
Roca
sonora en el árbol hueco
Agua
dormida, pálida de bruma
Cantar
que aviva al corazón reseco
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VERSO
Como
un fuego que inició la yesca
adjudicando
luz a lo sombrío
fustigado
por tanto amor baldío
augur
del día cuando amanezca
Sonido,
palabra, verbo mío
toca
la puerta ,abre mi labio, llega
puntual,
oportuno como la siega
agua
en matiz; pero el mismo río
Casa
que me abandona y recupero
Solar
espejo, brocal del sueño
donde
la luna es pastor, es cordero
En
pos de tu savia queda el empeño
cuerpo
de la razón sin testamento
portento
audaz de lo pequeño
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SALTIMBANQUIS
En
medio óvalo cabe la dicha
y el
caballo blanco con su bailarina
Los
sueños de tul y su confeti
La
gracia misteriosa de la pirueta
La
risa misericordiosa del payaso
En
esa mitad de luz, aserrín y confitura
la
selva tiene reja y el valiente usa bigote
Alguna
vez ya de noche
feliz
viví
en un paraíso de gitanos
el
sax tenor y los tambores
daban
ritmo a la torpeza de los elefantes
decoraban
con su retumbar el corazón de un niño distraído
Le
daban ala y vuelo de ángel
en
ese planeta vagabundo
de
nombre curvado:
Circo.
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PAQUIDERMO
Con
un poco más de suerte
el
elefante hubiera sido
una
pequeña montaña
o
una nube pesada
Con
un poco más de gracia
un
bailarín eterno sobre la caja de música
Pero
su suerte y su gracia
son
tener esa mirada
de
muchacha enamorada
Son
tener un corazón suave
bajo
su piel de coraza
Bailar
sin perder el ritmo
“en
la tela de una araña”
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FOCAS
Gotas
azules de tinta
con
cuerpo de garabato
deslizan
sobre una tarima
su
voz
¿ o
será un llanto?
Juegan
a estar alegres
aplauden
lanzan
la pelota
mientras
recuerdan el mar
su
casa lejana
su
pasado de sirenas
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CELAYA
Mirando
desde el norte de la ciudad, caminando de la estación del ferrocarril al
centro, se pueden ver la “Bola del agua”, las torres de los templos, un obelisco.
En
este espacio de historias en la Historia, destaca de manera singular, como un
barco varado en tierra llana, El Templo del Carmen. Es una plegaria que se
eleva portentosa y breve.
En
medio de un barullo ajeno, perviven rituales y costumbres nuestros. Resisten la
avalancha de lo moderno. Aún los parroquianos celebran devociones y
diversiones.
El
16 de julio, día de la Virgen del Carmen, algunos grupos familiares, cofrades y
seglares, turistas y curiosos, se reúnen en el at rio a probar suerte en la
tómbola, a comer pacharelas y gorditas
de queso; también buñuelos y fruta cubierta.
Suena
la música de banda que se lleva el viento, aquí la pólvora guarda silencio y
luto. Austera la Kermés en su forma de
paseo sabatino de otro tiempo. La iglesia ofrece indulgencia plenaria a quien
cruce el umbral de lo profano y se una al regocijo del alma.
En
el interior del monumento se dan a la contemplación, escenas del juicio final,
pintadas por el artista Francisco Eduardo Tresguerras. La majestuosidad en este
caso no son las volutas, ni el dorado. Es el ritmo sosegado y parvo de lo
perfecto, como la aguja que se extiende a lo eterno.
El
templo de Nuestra Señora del Carmen en el centro de esta ciudad, es la
referencia para que el viajero sepa que este lugar es conocido como “Puerta de
Oro del Bajío”, no por el metal, sino por ser el lugar en donde el sol acrisola
y la dulzura es del fuerte, como la sencillez, de lo bello.
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*Juan
Manuel Ramírez Palomares (León, Gto., 1957) es autor de más de diez libros de
poesía, entre ellos: Hábitos de humano, Historia del día, Aldebarán y Mezcal.
En parte traducido al inglés y al francés, ha sido becario de INBA y del
Instituto Estatal de la Cultura guanajuatense y participado en encuentros
literarios nacionales e internacionales. Durante treinta años se ha desempeñado
como promotor del libro, la lectura y los escritores de su estado.
**La
obra que acompaña los textos es de artistas plásticos cuya trayectoria está
ligada a Celaya desde hace muchos años:
Luis
Garcidueñas, Y te veo partir. / Mario
Reyes, Bodegón.
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