El Sol del Bajío, Celaya, Gto.
LAS RAÍCES DEL PEÑERO
(PRIMERA PARTE)
“Con las fiestas los pueblos desahogan sus problemas y
se brindan un momento de diversión y alegría, un paréntesis en la vida
ajetreada. Rincón de Tamayo es un pueblo ciento por ciento fiestero o, como
decían los antepasados, “mitotero”. Sin embargo, muchas fiestas han perdido su
grandiosidad y se han convertido en simples nombres. Las fiestas siguen, pero de
distintos modos. Hablar de fiestas en Rincón de Tamayo es hablar de todo el
año. Es una manera propia de ser del tamayense, de tener un espíritu festivo,
además de que siempre se ha caracterizado por su amor a la vida, su
hospitalidad y su forma de encarar la vida.”
*Tomado
de la monografía “Rincón de Tamayo: El municipio perdido”, página 82,
8.1.-Fiestas tradicionales.
Y
sí, la palabra también es una fiesta que nunca cesa; un intenso y demoledor
golpe directo al corazón de quienes amamos el olor a insomnio y tinta. En esta
ocasión se han reunido cuatro magnificas voces a declarar su vivo y enverdecido
amor hacia su pueblo: Rincón de Tamayo. Tenemos a Josefina Martínez Acosta que
nos obsequia, gota a gota, la melancolía convertida en dolor, lluvia y ese
ímpetu que caracteriza a las mujeres de altos vuelos. Alejandra Medina Morales,
maestra entregada a sus quehaceres didácticos, nos deja un doloroso mensaje: el
recuerdo de aquel que se marchó robándole la luz a su existencia. Moisés
Martínez Camargo, nos sorprende con esa clara advertencia: debemos de cuidar la
vida antes de que alguien venga a cobrarnos (muy caro) la factura. Y Luis
Emilio Luna Tamayo, quien no sólo es técnico en computación, sino que también
escribe buenas letras llenas de intensidad y reclamos amorosos con una voz que
promete crecer hasta llegar a la cúspide del peñero. Disfrutemos, pues, de este
festín de poetas tamayenses.
Martín
Campa Martínez
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EL
SEGUNDO DESTIERRO
Moisés
Martínez Camargo
Da
inicio el ritual milenario.
El
vendaval alerta a los árboles;
cae
la lluvia
y un
relámpago ilumina el patio del cielo.
El
temporal escurre entre las piernas del monte
mientras
los ángeles siembran sus lamentos
al
ver el fruto del hombre.
Nubes
de luto
nacidas
de la plaga tecnológica.
Ríos
con sus venas rancias
en
donde los mortales abandonan su inconsciencia.
Úlceras
de basura que exhiben las ciudades
en
señal de progreso.
Ésta,
hijo de Dios, es tu firma,
ojalá
estés preparado
cuando
veas cómo acabaste con su obra.
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ENTRE
MIS SUEÑOS
Luis
Emilio Luna Tamayo
Entre
mis sueños te paseas,
bailas
sobre las flores refrescando el ambiente.
No
sé si será tu ausencia
o
esas sombras reclamando tu nombre
quienes
perfuman mi vida con su peculiar olor.
La
tenue luz de la luna
me
enreda en su acuífero vaivén.
¿A
dónde ibas tan apresurada?
¿En
qué precipicio del mundo
abandonaste
tus ojos, tu sonrisa?
Ahora
continúo gritando como loco enamorado,
en
este instante donde el silencio y tu recuerdo
escurren
de entre mis dedos.
NO
TEMAS DISPARAR
Luis
Emilio Luna Tamayo
Abrázame,
apriétame
hasta
que me falte el aire
y
mis pupilas enmudezcan en mi rostro.
Succióname,
estrangúlame
hasta
que los recuerdos
cuelguen
su dolencia en mis oídos.
Desgárrame.
Destrózame.
Ahoga
mis letras en los frascos donde guardas
la
esencia de tus perfumes
y
vístete, allá donde andas, con mi aroma.
Apúntame
con tu indiferencia,
jala
del gatillo, no temas disparar;
de
cualquier forma me quedo con tu sombra,
esa
que sabe que nunca te olvidaré.
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LLANTO
Alejandra
Medina Morales
Yo
no canto canciones de júbilo
porque
siento en mis labios la tristeza
de
un amor que fue toda mi alegría
y
ahora es llanto y desesperanza.
Ya
no veo el color de las flores
ni
el cielo brilla para mí,
sólo
veo el titilar de las estrellas
y
necesito decir que todas las noches
eres
mi llanto.
Cuando
veo que los días pasan
y no
te veo siento que muero.
Cuando
escucho el cantar de los grillos
recuerdo
cuando estábamos juntos
y
reíamos y ahora…. ¿qué hago?
Sólo
me queda decirte que cada día que pasa
no
puedo olvidarte,
¡por
cada beso y caricia que me diste!
MELANCÓLICA
SINFONÍA
Josefina
Martínez Acosta
Me
he pasado el día intentando escribir,
pero
siempre hay algo que me lo impide:
primero
ese grupo de niños en plena guerra
detrás
de los pajarillos aún en sus nidos,
después
el cartero me trajo noticias,
un
estado de cuenta y un saldo bancario,
más
tarde mi madre me llamó al comedor
y yo
regresé a continuar la rutina.
Hace
unos momentos,
tomé
papel y lápiz y me dispuse a empezar,
entonces
la lluvia se hizo presente
y me
pregunté qué importaba más:
escuchar
esa sinfonía
que
nota a nota bajaba del cielo
o
dar rienda suelta a estas ansias
tremendas
de
volver a estar triste.
Manchas
en mi libreta ahora
me
impiden seguir,
son
lágrimas mezcladas con tinta,
mientras
nuevos elementos se suman
a
esta sinfonía,
es
la rana o las ranas que empiezan a murmurar
no
sé si lloren o canten,
o
simplemente afirman que su tiempo ha llegado.
Hojas
traídas de no sé qué árboles cercanos
son
arrojadas con furia sobre mi ventana
por
ese viento incesante,
entonces
me doy por vencida:
buscaré
el momento más oportuno
para
escribirle a mi nostalgia.
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SESENTA
VECES POR MINUTO
Josefina
Martínez Acosta
Llamándote
sesenta veces por minuto,
como
por inercia.
Hoy
tampoco te pude encontrar,
mis
pasos retornan su marcha
y
mis mensajes se fueron
con
el amanecer.
A
estas horas debes estar durmiendo,
horas
en que el recuerdo llega difícil
y
sin embargo se hace presente otra vez.
Cómo
no recordar esas horas tan nuestras,
cuando
tú dormías y yo te veía,
qué
bueno que le robé a la vida esas horas,
porque
a nadie más le robé tu amor,
porque
nunca fuiste ni serás de ella,
un
amor como el tuyo no sabe ser fiel,
por
eso nunca lo entregas completo.
Cómo
no recordar esas horas tan nuestras,
cuando
tú dormías y yo escribía
los
poemas que nunca quisiste escuchar,
que
tal vez tus hijos un día conocerán
sin
saber que fue su padre el causante de tanto amor
y
por ellos fue que nos dijimos adiós
aunque
te hayas quedado grabado en mi mente,
en
mi cuerpo y encada cosa de mi casa.
Nunca
sabrás cuánto te he buscado
queriendo
encontrar por lo menos tu rastro
de
esas tardes rondando tu casa
sólo
por verte de lejos.
Tampoco
sabrás de esta angustia en mi pecho
que
ahora me impide la voz.
Nunca
sabrás que han pasado los años
y
sigo añorando el hijo que juntos quisimos.
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FIN
DE JORNADA
Josefina
Martínez Acosta
En
la puerta de esta casa me reciben
las
noticias que imagino,
los
grillos y las arañas dicen secretos
mientras
regresan al rincón.
He
llenado este día con recados,
con
cuentas y llamadas inoportunas,
es
hora de disfrutar del silencio,
de
remarcar la marca sobre el sillón de siempre.
Impulso
todo el aire hacia adentro,
como
queriendo llenar todo el espacio
y
que el pensamiento no tenga pretextos
para
correr hacia ti.
Me
quito los últimos restos del maquillaje
y
pretendo limpiar de recuerdos mi mente;
los
últimos rayos del sol como en fila
proyectan
las sombras
de
un agigantado cansancio.
Más
adentro me espera la intimidad del hogar,
un
espejo donde no quiero ver reflejada mi imagen
porque
los espejos siempre disminuyen la luz
y
multiplican la tristeza y las tempestades;
tal
vez agrande este tiempo en que aún espero
y
una tristeza más en esta tarde,
sería
demasiado para una noche.
En
estos momentos melancólicos,
casi
pesimistas del recuerdo del día,
aligero
los minutos contando los instantes
y me
duelen en la manos
las
letras de tu nombre
por
no poder escribirlo.
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LUZ
DE LÁGRIMA
María
Guadalupe Maldonado Pérez
La
persona que yo quiero es alegre
y
algunas veces triste.
Cuando
sus ojos me descubren
mi
corazón tiembla como una mariposa
y mi
vida, esta vida llena de tinta y poemas,
se
me aclara al igual que la luz de una lágrima.
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ASOMBRO
María
Guadalupe Maldonado Pérez
Sigo
sin creerlo:
en
el patio de mi corazón
ha
caído,
para
lavar mi tristeza,
una
lágrima del sol.
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LA
NOCHE
María
Guadalupe Aguirre Pérez
I
La
noche:
almohada
humedecida
con
melancolía.
II
El
ahorcado intenta decirnos algo,
nadie
lo adivina, yo sí:
el
polvo le está mordiendo la lengua.
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ASTRO
REY
Aurora
Rodríguez Vega
Cuando
te asomas a mis sueños
el
nuevo día resplandece en mis pupilas.
Puedo
sentir la calidez de tus manos
acariciándome
la piel,
rozándome
los años.
Entonces
despierto
y
abro la ventana de mi vida
para
observar cómo mi corazón
se
agita mientras se baña
en
el inmenso destello de tu oro.
Felicidades a todos los Escritores y Poetas de Celaya.
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