domingo, 15 de febrero de 2015

LA NOCHE LLOVÍA LUCIÉRNAGAS

El Sol del Bajío, Celaya, Gto. 15 de febrero de 2015

LA NOCHE LLOVÍA LUCIÉRNAGAS

“Y sus dulces labios rojos en estos labios míos
ardieron como fuego de rubíes engarzados
en el móvil candil de la capilla grana
o en sangrantes heridas de granadas,
o en el corazón del loto anegado
en la sangre vertida del vino rojo.”
Oscar Wilde

Cada noche de este mes de febrero, algunos se preguntan por qué se encuentran solos y otros no entienden por qué se encuentran acompañados. La relación de pareja rara vez es pareja. En el Taller Literario Diezmo de Palabras recopilamos los esfuerzos literarios de todos los compañeros, cada miércoles que nos reunimos en La Casa de la Cultura de Celaya. Se corrigen, se comentan, se critican y, a veces, se dejan guardados en el cajón de los pendientes. Hoy traemos esos “guardaditos” para compartir con nuestros amables lectores, quienes seguramente también tienen sus propios pendientes –esa persona-  a quien les gustaría leerle al oído lo que han guardado durante tanto tiempo en el cajón de las emociones, besar sus expectativas con poesía o narrarle muy despacio una historia de “eso” a lo que algunos llaman amor: ese momento (nuestro compañero Rafael Aguilera dixit) cuando en la noche llueven luciérnagas.
Julio Edgar Méndez



DE SUEÑOS Y HUMEDADES

Paola Juárez

Esta noche quisiera
vestirme de lluvia,
derramarme completa en tu cuerpo,
empaparte de ganas el alma,
humedecerte los labios,
mojarte los sueños.
Esta noche quisiera ser Agua
en tus brazos,
vertir sobre ti lo que siento,
apagar la sed con que viajas y
quema por dentro.
Quisiera ser líquido claro,
llovizna, ola de mar,
refrescarte y grabar en los poros
la esencia que dejo al amar.



LA NOCHE LLOVÍA LUCIÉRNAGAS

Rafael Aguilera M.

La noche llovía luciérnagas,
era verano, hacía calor.
No aguantamos tanta ropa
sobre nosotros y el amor.
Colgaste en el tendedero tu falda
tu blusa y tu apasionado corazón,
tu corazón bueno de muchacha.
Lo hicimos en la azotea,
con luciérnagas encima.
O tal vez, dime tú, ¿eran estrellas?
El conejo de la luna
nos miraba, nos miraba.
Nuestro deseo y la ropa
gloriosamente ondeaba
como bandera en asta.
Hasta que el conejo blanco
saltó desde la luna
resbaló sobre tu desnuda piel.
Muchacha loca, locamente te amo.
La madrugada nos llovió de luciérnagas.


HOY, A MI RITMO

María Soledad Popper

Hoy,
yo soy la diosa
y tú el humano primitivo.
Te presentas ante mí,
semidesnudo,
tan sólo con tu arma,
tu escudo
y sin más reclamo
que el deseo contenido.
El sol en el levante
ha iluminado mis contornos
y encendido en  tizones
los cúmulos cargados
de lluvia de mi cielo.
Ahora sí…
¡Atrápame en el vuelo!
¡Acóplate a mi ritmo!

¡Avivemos juntos
la llama divina!
No vaya a ser que,
por imponer tu capricho
y adelantar tus rutinas,
mi espíritu alado
se escape por la ventana
y regrese despavorido
al olimpo de donde vino.


DANZA HORIZONTAL

 Patricia Ruiz Hernández

A media luz los amantes se encuentran. Retozan en los blancos prados ya despojados de toda ornamenta textil. En la interacción lúdica forman una entidad bicéfala y con los sentidos exaltados palpan el mapamundi corpóreo, donde norte y sur son explorados con el tacto como brújula. Agasajan al oído con frases hechas en el momento, mientras los olores y sabores se entremezclan en el vaivén de una danza horizontal.

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CERTERO

Eduardo Zuria

Quiero llegar
al fondo de mi corazón,
puntual, certero.
En ese instante
explotará el Universo.
Mi corazón es tu corazón.
Tu Universo es el mío.

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ECLIPSE

Rosaura Tamayo

Ha llovido toda la noche, la luna está triste y parece que no detendrá el llanto. Se ha enamorado del sol y con pena lo ve tan lejano. Ella no sabe que él en las noches la espía y le manda regalos de luz. Es su amante invisible que la adorna con estrellas, la cobija con cometas. Se la robará y llevará en nupcias en un eclipse, donde todo quede a la luz nocturna del  amor.


DE LO ONÍRICO A LO TANGIBLE

Diana Alejandra Aboytes Martinez

Ella dormía con el cabello derramado en la almohada. A su encuentro acudían fielmente los sueños de la noche, a traducir con imágenes del mundo los deseos que la vigilia oculta. En ellos se encontró desnuda, observando un río en crecida que humedecía las rocas. Instintivamente los impulsos que nacieron en sus manos cobraron vida y en forma de caricias la cubrieron toda. A mitad del sueño despertó, con la inmediatez física que ofrece la pareja a su lado… una sola cama, misma oscuridad. Con su femenina pierna cruzó el límite hasta quedar uno contra otro, oyéndose respirar. Su mano viajó con delicadeza de exploración, agitó lo que encontró en el recorrido y apoyó la punta de la lengua sobre su hombría. El plasma subía y bajaba por sus cuerpos. Todo era sabor de jugos esenciales corriendo entre sus labios.
Él, recobrando el sentido, la recostó y, boca arriba, espiaba los rumores que su cuerpo emitía mientras su mano hurgaba entre los gajos de su jugoso fruto, que parecía tener vida por sí solo al succionarle el dedo cada vez que lo introducía. Mientras, su boca dibujaba besos sobre ese par de volcanes que se ofrecían con una ligera llama rosa en la punta. Su varonil crecimiento, tenso y tibio, imploró sumergirse en el cosmos liquido con movimientos lentos ,y en instantes, a velocidad vertiginosa contra la piel. En sus vientres estallaron cometas fulgurantes, culminando en algo como el último vaivén del mar. Colmada totalmente retornó al sueño profundo.  Pasaron unas horas y el amanecer se desbordó en su ventana, sus entreabiertos ojos permitieron recibir la luz. El recuerdo de la agitada nocturnidad le hizo abrir por completo la mirada. Y la inmensidad de su cama pareció tragársela… pues ella, desde hace muchas lunas, duerme sola.


PURITANA CUERDA INVISIBLE

Julio Edgar Méndez

Creo en el sexo a primera vista.
Avasallante,
abrumador,
lúdico.
Sexo sin prisa, sin nombres.
Besos amargos, profundos.
Tocamos las manos, se asfixian,
se abisman las emociones.
Todo se sabe y se miente.
Soltamos la puritana cuerda invisible.
El mundo es un cuarto pequeño sin cama,
la puerta es sólo un espejo,
-voyerismo desenfrenado-
posturas extremas insospechadas,
amorfa sirena en mares sin agua.

El tiempo se vuelve un largo adjetivo
cuando navego tu vientre,
tus senos respiran entre mis labios,
mojas con rabia el firme deseo;
mordidas que son mórbidos sueños de ser libres.

Te doblo.
Asumes tu debilidad premeditada,
pasiva,
impaciente,
te mueves como si movieras tu propio destino.

Desde tu derriere hasta los tacones de aguja
deseo poseerte completa.
Así como has dicho: ‘tómame ahora, éste es el momento’,
hoy es un largo proceso de espera,
no hay un futuro, no somos parte del mismo hemisferio.
Las bocas afinan las cuerdas de nuestras ganas,
la pauta nos marca in crescendo;
gimes, te ahogas, suspiras, tiemblan tus dientes.
Recibe mi almohada tu último aliento,
morimos,
y yo, desbastado,
rompo las anclas a millones de peces que no vivirán para contarlo.

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PARTITURA DEL CORAZÓN

Brenda E. García Valencia

Unión infinita de acordes que vienen del alma
y un deseo subyugante que intransige la mente
ornamentan de dulzura el corazón.
Es lo único que poseo en mi mundo de música,
que resuena en vibrato exacto de tu plexo solar
y latente, quiebra la secuencia de mis notas.
Porque tú eres el instrumento donde el tacto

Se convierte en melodía.

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